DOMINGO SEGUND0. TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.
Jn. 1, 29 -34
En aquel tiempo; al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: -«Éste es
el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien
yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque
existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua,
para que sea manifestado a Israel.»
Y Juan dio testimonio diciendo:
-«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se
posó sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:
"Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que
ha de bautizar con Espíritu Santo. " Y yo lo he visto, y he dado testimonio
de que éste es el Hijo de Dios.»
CUENTO: EL TESTIMONIO DE LA VIDA
Al final de una cena, en un castillo inglés, un famoso actor de teatro,
entretenía a los huéspedes recitando textos de Shakespeare. Luego se
ofreció a que le hicieran peticiones.
Un sacerdote muy tímido preguntó al actor si conocía el Salmo 22.
El actor respondió: sí, lo conozco y estoy dispuesto a recitarlo sólo con una
condición: que después también lo recite usted.
El sacerdote resintió un poco incómodo pero accedió a la propuesta.
El actor hizo una bellísima interpretaci￳n, con una dicci￳n perfecta, de “el
Se￱or es mi pastor, nada me falta…”. Los huéspedes aplaudieron
vivamente.
Luego llegó el turno al sacerdote, que se levantó y recitó las mismas
palabras del Salmo 22. Esta vez, cuando terminó, no hubo aplausos, sólo un
profundo silencio y lágrimas en algún rostro.
El actor se mantuvo en silencio algunos instantes, luego se levantó y dijo:
“Se￱oras y se￱ores, espero que se hayan dado cuenta de lo que ha ocurrido
esta noche. Yo conocía el Salmo, pero este hombre conoce al pastor”.
ENSEÑANZA PARA LA VIDA:
Comenzamos el tiempo Ordinario tras las festividades de la Navidad que
concluyeron el domingo pasado con la fiesta del Bautismo del Señor, y que
hoy se prolonga en el Evangelio con el testimonio de Juan Bautista sobre
Jesús. Es característica del evangelio de Juan la insistencia en el testimonio
para comunicar la fe. Sólo se puede transmitir lo que se vive, lo que se ha
experimentado primero. En una época como la nuestra, tan escéptica en
tantas cosas, tan alérgica a los discursos vacíos, sin embargo, el testimonio
vivo de las personas es todavía y será siempre la mejor herramienta de
evangelización. Se cree al que lo vive, al que los transmite con entusiasmo,
al que es coherente entre lo que dice y lo que hace. No cabe duda, somos el
rostro de Dios en el mundo y su mejor imagen para los hombres y mujeres
de nuestra sociedad. Tendríamos que ser capaces de pasar del “yo lo sé”, al
“Yo lo he visto” de Juan Bautista. Ver es experimentar, vivir, tener
experiencia, haber sentido la presencia real y transformadora de Dios en
nuestras vidas. He aquí el drama de nuestra Iglesia actual, que no es
creíble, que tenemos una historia que arrastramos de tantos discursos
huevos y testimonios anticristianos. Sólo el testimonio transparente y
acogedor será capaz de de hacer interesarse a la gente por el mensaje de
Cristo. Hoy más que nunca sobran los maestros y hacen falta urgente los
testigos, los que no hablen de oías o de libros, sino que transmitan desde el
corazón. A Dios, ya lo dice el propio Juan, sólo se llega por el Amor. Y se
nota mucho a quien habla de memoria y a quien transmite de experiencia.
El cuento de hoy es un ejemplo de ello. Uno sabía recitar el salmo 22, era
un experto en oratoria; el sacerdote era un experto en experiencia, no sólo
sabía recitar, sabía transmitir la profundidad del salmo y la profanidad de su
vida transformada por el Pastor del salmo. ¿Y cómo llegar a esa experiencia
de Dios en nuestras vidas que nos haga ser testigos convincentes, alegres,
humildes, acogedores? Es claro que cultivando y cuidando nuestra vida de
fe, manteniendo encendida su llama a través de la oración, la Eucaristía, la
lectura y meditación de la Palabra de Dios, la pertenencia a una comunidad
parroquial, colegial, de referencia, el compromiso a favor de la justicia, la
paz y la solidaridad. Son caminos seguros que van a abriendo las puertas,
que van acogiendo señales, que van construyendo puentes por donde suele
atravesar el Señor. Sólo así, desde la experiencia de quien ha sentido y
experimentado en su vida que es el “Hijo amado” de Dios, que ha sido
consciente del descenso del Espíritu Santo sobre él, podemos hoy ser
cristianos militantes, convencidos, dispuestos a dar la cara por Cristo, sin
imponer a nadie la fe, pero sin callarnos ni esconder la causa de nuestra
felicidad, proponiéndola con alegría y con humildad a todos. No tengamos
miedo, Cristo va a nuestro lado, ha prometido estar siempre con nosotros, y
nos invita a ser creadores con Él de una Iglesia más evangélica y de un
mundo más justo y fraterno. Y ya que hemos comenzado ayer en el
hemisferio Norte el OCTAVARIO DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS
CRISTIANOS, ojalá que sigamos avanzando en terminar con el escándalo de
la división entre los cristianos que tanto daño hace al Evangelio y la
Voluntad de Cristo y al testimonio misionero de la Iglesia.
OS DESEO UNA SEMANA RENOVADA EN LA EXPERIENCIA DEL AMOR DE
CRISTO Y TESTIMONIADA EN EL AMOR A LOS DEMÁS, ESPECIALMENTE A
QUIENES MÁS NOS NECESITAN, Y ACERCÁNDONOS A QUIENES NO
PIENSAN O NO CREEN COMO NOSOTROS.