Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 1, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El Señor se acordó de Ana, y dio a luz a Samuel * Mi
corazón se regocija por el Señor, mi salvador. * Les enseñaba con autoridad
Textos para este día:
1 Samuel 1, 9-20:
En aquellos días, después de la comida en Siló, mientras el sacerdote Elí estaba
sentado en su silla junto a la puerta del templo del Señor, Ana se levantó y,
desconsolada, rezó al Señor deshaciéndose en lágrimas e hizo este voto: "Señor de
los ejércitos, si te dignas mirar la aflicción de tu esclava, si te acuerdas de mí y no
me olvidas, si concedes a tu esclava un hijo varón, se lo ofreceré al Señor para
toda la vida y la navaja no pasará por su cabeza". Mientras repetía su oración al
Señor, Elí la observaba. Ana hablaba para sus adentros: movía los labios, sin que
se oyera su voz. Elí, creyendo que estaba borracha, le dijo: "¿Hasta cuándo vas a
seguir borracha? Devuelve el vino que has bebido". Ana respondió: "No es eso,
señor; no he bebido vino ni licores; lo que pasa es que estoy afligida y me
desahogo con el Señor. No me tengas por una mujer perdida, que hasta ahora he
hablado movida por mi gran desazón y pesadumbre".
Entonces dijo Elí: "Vete en paz. Que el Señor de Israel te conceda lo que le has
pedido". Y ella respondió: "Que tu sierva halle gracia ante ti".
La mujer se marchó, comió, y se transformó su semblante. A la mañana siguiente
madrugaron, adoraron al señor y se volvieron. Llegados a su casa de Ramá, Elcaná
se unió a su mujer, Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió, dio a luz un
hijo y le puso de nombre Samuel, diciendo: "¡Al Señor se lo pedí!"
1Samuel 2:
Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de
mis enemigos, porque gozo con tu salvación. R.
Se rompen los arcos de los valientes, mientras los cobardes se ciñen de valor; los
hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan; la mujer estéril
da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía. R.
El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la
riqueza, humilla y enaltece. R.
El levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se
siente entre príncipes y que herede un trono de gloria. R.
Marcos 1, 21-28:
Llego Jesús a Cafarnaúm y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar,
se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados,
sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un
espíritu inmundo, y se puso a gritar: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno?
¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios". Jesús lo
increpó: "Cállate y sal de él". El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy
fuerte, salió.
Todos se preguntaron estupefactos: "¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es
nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen". Su fama se
extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.
Homilía
Temas de las lecturas: El Señor se acordó de Ana, y dio a luz a Samuel * Mi
corazón se regocija por el Señor, mi salvador. * Les enseñaba con autoridad
1. El Canto de los Humildes
1.1 Es oportuno preguntarnos por qué leemos el primer libro de Samuel. Cuando
conocemos por qué la Iglesia nos invita a escuchar un texto lo valoramos más y lo
aplicamos mejor a nuestra vida.
1.2 Como hemos dicho ya, el tiempo ordinario es una espaciosa contemplación del
misterio de Cristo a lo largo de los evangelios. Ahora bien, como los evangelios son
la culminación de cuanto fue anunciado en el Antiguo Testamento, es natural que la
primera lectura de la mayor parte del tiempo ordinario venga del Antiguo
Testamento para que veamos de modo más completo quién es este Jesús, que fue
anunciado y esperado desde tiempos tan antiguos.
1.3 En este año en que nos encontramos, que es año par, la primera lectura
empieza en los orígenes de la dinastía del rey David, porque precisamente Jesús
será el verdadero "David." Y para entender de dónde sale el rey David hay que ir a
los orígenes de la monarquía misma, que arranca de los tiempos del profeta
Samuel. Y no deja de ser conmovedor ver que en la esterilidad vencida de esta
pobre Ana hay una señal del amor divino que finalmente conduce a la designación
de David como rey de Israel y de Judá.
1.4 A lo largo de ese camino iremos descubriendo que hay ciertas "constantes,"
como, por ejemplo, la alegría de los humildes. Desde el cántico de Ana, madre de
Samuel, hasta el cántico de María, madre de Jesús, hay una continuidad en la
alegría de todos los que se han sentido abandonados y humillados por el mundo
pero han descubierto en Dios su fortaleza y su victoria.
2. Primero los Hechos
2.1 El ministerio de Jesús, según lo describe el comienzo del Evangelio según san
Marcos, está lleno de obras de poder. Jesucristo no es una idea. No es tampoco un
personaje de fantasía al que podamos ponerle las características, cualidades o
defectos que a nosotros nos parezcan. Conocer a Jesús no es enterarse de un grupo
de ideas, de una colección de anécdotas o de las aventuras de algún personaje
extraño y más o menos simpático.
2.2 Conocer a Jesús es acercarnos a una vida. Él pertenece a nuestra historia. Mira
cómo empieza Lucas su testimonio sobre Jesús y su Evangelio: "Puesto que muchos
han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre
nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos
oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber
investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden,
ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido"
(Lucas 1,1-4).
2.3 Aquí se nos habla de "testigos oculares", de una "narración ordenada" y sobre
todo de un propósito: "para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has
recibido". La imaginación puede ser bella, pero no es sólida. Tratándose de Jesús,
los hechos tienen la primera y definitiva palabra.
2.4 Y de esos hechos nace una autoridad incomparable. El que enseña con
autoridad y exorciza autoridad primero ha mostrado esa autoridad sobre la historia
nuestra, que en sus manos se reconstruye, limpia y florece.