BAUTISMO DEL SEÑOR
Mt 3, 13-17
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. JESÚS PRESENTÓ A JUAN PARA SER BAUTIZADO POR ÉL”.
Este relato evangélico nos describe el bautismo de Jesús en el Jordán por obra de
Juan Bautista. Sabemos que la llamada vida oculta de Jesús, se desarrolló
normalmente en Galilea, y seguramente la mayor parte en Nazaret. Después que
Jesús fue anunciado en la predicación de su precursor, El quiso manifestarse a los
hombres ya que por tanto tiempo había vivido en forma reservada. Deducimos esto
del mismo Evangelio, porque dice: "Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y
se presentó a Juan para ser bautizado por él”.
El sitio en que tuvo lugar el bautismo de Jesús, es señalado desde el siglo IV, por el
“Peregrino de Burdeos” y lo sitúa en la ribera occidental del Jordán, lo mismo que
en el siglo VI lo señala la Carta de Madaba. Corresponde al lugar que hoy se señala,
cerca de Jericó, no lejos del convento ortodoxo de San Juan Bautista, allí fácilmente
se siente una sensación térmica sobre los 40º C de temperatura.
2. BAUTISMO DE CONVERSIÓN PARA PERDÓN DE LOS PECADOS
Es bautismo, como rito de penitencia para el perdón de los pecados causó polémica
entre los primeros cristianos, ellos pensaban que Jesús no tenía necesidad de
semejante bautismo. Por otra parte este hecho preocupaba que pareciera que Juan
Bautista fuese superior a Jesús. Sin embargo, el plan de Dios preveía también esto,
y Jesús, Hijo obediente, se somete dócilmente a la voluntad del Padre, haciéndose
solidario con los hombres y cargando con sus pecados
El bautismo de Jesús por Juan, es un hecho que tiene un gran misterio, los
evangelistas Marcos, Mateo y Lucas se refieren a este hecho, pero con diferentes
matices, no obstante dicen lo mismo, confesar y obtener perdón por los pecados.
“Acudía a él gente de toda la regi￳n de Judea y todos los de Jerusalén, y eran
bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados”. (Marcos 1,5), Acudía
entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados
por él en el río Jordán, confesando sus pecados. (Mateo 3,5), Y se fue por toda la
región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los
pecados, (Lucas 3,3)
3. ¿CÓMO ES POSIBLE ENTONCES QUE JESÚS SE ACERQUE A ESTE
“BAUTISMO”?
Una pregunta interesante es: ¿Cómo es posible que Jesús se acerque a este
“bautismo” que, aunque de suyo no perdonaba los pecados, y es lo que sugiere el
mismo texto, al decir que el Bautista s￳lo bautizaba con “agua” pero Jesús
bautizaba “en Espíritu Santo y fuego” (Mt 3:11) estaba encuadrado en un ambiente
de arrepentimiento de pecados?
San Ignacio de Antioquía decía que lo hacía para “purificar el agua bautismal.” Si
pudo subir a la cruz, por los hombres pecadores, haciéndose “maldici￳n por
nosotros” (Gal 3:13), algo parecido podía hacer al comenzar su vida pública de
Redentor, con valor “vicario,” autorizando el bautismo de Juan, y conectando con
su predicaci￳n “preparatoria,” precisamente para que el pueblo recibiese al Mesías.
4. PORQUE JESÚS QUISO BAUTIZARSE?
¿Por qué Jesús quiso bautizarse?, este es otro de los misterios de este relato. Los
padres de la iglesia, nos resuelven este misterio de la siguiente forma:
Pseudo-Crisóstomo comenta: "Para que fuese bautizado por él". No para que él
mismo recibiese el perdón de sus pecados por medio del bautismo, sino para dejar
santificadas las aguas a los que se bautizasen después”.
San Agustín: “El Salvador quiso bautizarse no para adquirir limpieza para sí, sino
para dejarnos una fuente de limpieza. Desde el momento en que bajó Cristo a las
aguas, el agua limpia los pecados de todos. Dicen a demás que quiso bautizarse,
porque quiso hacer lo que nos manda hacer, para que como buen maestro no sólo
nos enseñase con su doctrina, sino también con su ejemplo. Por esta razón quiso
ser bautizado por San Juan: para que sepan sus siervos con cuánta alegría deben
correr al bautismo del Señor, al ver como El no ha desdeñado recibir el bautismo
del siervo.”
5. “SOY YO EL QUE TIENE NECESIDAD DE SER BAUTIZADO POR TI, ¡Y ERES
TÚ EL QUE VIENE A MI ENCUENTRO!”.
San Juan Cris￳stomo comenta: “Porque el bautismo de Juan era de
arrepentimiento, y llevaba consigo la confesión de las culpas, pero para que no
hubiese alguien que creyese que Cristo había venido a bautizarse por esta causa, el
Bautista dijo al que venía: “Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y
eres tú el que viene a mi encuentro!”. Como si dijese: Está bien que tú me
bautices, esta razón es idónea (para que yo también sea justo, y me haga digno del
cielo). Pero ¿qué razón hay para que yo te bautice? Todo lo bueno baja del cielo a
la tierra y no sube de la tierra al cielo.”
6. “AHORA DÉJAME HACER ESTO, PORQUE CONVIENE QUE ASÍ CUMPLAMOS
TODO LO QUE ES JUSTO”
San Hilario, se￱ala; “Por último, el Se￱or no pudo ser bautizado por Juan como
Dios, pero enseña que debe bautizarse como hombre. De donde se sigue que
respondiéndole Jesús, le dice: “Ahora déjame hacer esto” y San Jer￳nimo
hermosamente responde: "Déjame ahora", para manifestar que Cristo debía ser
bautizado por San Juan en el agua, y San Juan ser bautizado por Cristo en espíritu.
O de otro modo: "Déjame ahora", para que quien ha tomado la forma de siervo,
manifieste su humildad. Sé consciente de que tú habrás de ser bautizado con mi
bautismo en el día del juicio. O, "déjame ahora", dice el Señor, porque tengo otro
bautismo con el cual habré de ser bautizado. Tú me bautizas en agua para que yo
te bautice por mí en tu sangre.”
7. SE ABRIERON LOS CIELOS, Y VIO AL ESPÍRITU DE DIOS DESCENDER
COMO UNA PALOMA
Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. “En ese momento, se abrieron los
cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse
hacia él.”
El Señor nos ha concedido el lavado del bautismo con la inmersión de su cuerpo, y
en ello nos ha demostrado que puede abrirnos las puertas del cielo cuando
recibimos el bautismo, y concedernos el Espíritu Santo.
El “se abrieron los cielos” es un elemento escenográfico para dar lugar,
plásticamente, al paso de la “paloma” y a la “voz” del Padre. Al abrirse los cielos, en
el contexto penitencial del Bautista, indica que Dios baja para iniciar el tiempo
salvador prometido.
Como una paloma. Esta forma dé “como” aparece en los tres Evangelios sin￳pticos
e incluso en Jn (1:32). La paloma aparece en la literatura bíblica y extra-bíblica
simbolizando diversas cosas. Pero sugerido por el pasaje de Génesis en el que el
Espíritu de Dios se “cernía” sobre las aguas, la paloma vino a ser símbolo del
Espíritu Santo.
8. Y SE OYÓ UNA VOZ DEL CIELO
La voz del Padre que baja del cielo para proclamar a Jesús, en Mt se dirige al
“pueblo,” en cambio, en san Marco y en san Lucas se dirige a él (Jesús), mientras
que en Juan esta voz no aparece ni se dirige a nadie; solamente se da el descenso
de la “paloma” como “contrase￱a” a Juan de que Jesús es el Mesías.
La voz del Padre. Esta proclama a Jesús “Este es mi Hijo muy querido, en quien
tengo puesta toda mi predilección”. La frase la traen los tres sinópticos. Se dice
que ese Hijo es “el Amado” por excelencia. “El Amado no indica que Jesús sea el
primero entre los iguales, sino que indica una ternura especial; en el Antiguo
Testamento, se dice que no hay gran diferencia entre “amado” y “único”. Es muy
probable que aquí “el Amado” pueda ser equivalente del “Único,” o mejor, del
“Unigénito,” puesto que habla el Padre. En el Nuevo Testamento, ese término se
reserva al Mesías.
9. “ESTE ES MI HIJO MUY QUERIDO, EN QUIEN TENGO PUESTA TODA MI
PREDILECCIÓN”.
“Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección” ,
Es el gozo del Padre en su Hijo encarnado, en su Mesías.
El misterio de la Santísima Trinidad se demuestra en el bautismo. Jesucristo (el
Hijo), es bautizado, el Espíritu Santo baja en forma de paloma y se oye la voz del
Padre, dando testimonio del Hijo. Aunque el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean
una misma naturaleza. El Padre, quien dijo, “Este es mi Hijo muy querido”, el
Hijo, sobre quien se oye la voz del Padre; y el Espíritu Santo, quien aparece en
forma de paloma sobre el Hijo bautizado.
Dice San Agustín: “Esta obra es la de toda la Trinidad. El Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo, existen en una misma esencia, sin diferencias de tiempo ni de lugares. En
estas palabras se distinguen el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y no puede decirse
que se presenten en una misma esencia. En cuanto a lo que se dice visiblemente en
las sagradas letras, aparecieron separadamente en cuanto a los espacios que cada
persona ocupaba. Desde luego se sabe que la Santísima Trinidad se conoce en sí
misma inseparable, pero se puede mostrar separadamente por medio de aspectos
materiales. Que sea sólo la voz propia del Padre, se demuestra por las palabras que
dijo: Este es mi Hijo.”
El Padre, pues, ama al Hijo, como un buen padre, por eso dice; “en quien tengo
puesta toda mi predilecci￳n” Este es mi Hijo, para que se indicase especialmente a
aquellos que oían, que Aquél mismo era el Hijo de Dios.
10. JESUS SE REVELA "SIERVO" MANSO Y HUMILDE
En el gesto de recibir el bautismo, Jesús se revela "Siervo" manso y humilde, que
se entrega en adhesión total a la condición de debilidad humana, sin reservas ni
privilegios de clase (cf. Is 42,1-3). La teofanía del bautismo, además, evidencia
algunos rasgos característicos de la misión de Jesús: la participación celeste en el
mundo humano, la bajada del Espíritu sobre Jesús en forma de “paloma” y la
proclamación del Padre, que se complace en el Hijo y lo inviste como Mesías.
La imagen de la paloma, símbolo de Israel, se convierte también en símbolo de la
generación del nuevo pueblo de Dios, al que Jesús da comienzo y que constituye el
fruto maduro de la venida del Espíritu a los hombres. Con Jesús se inicia la época
de la purificación, del verdadero conocimiento de Dios por el Espíritu Santo, de la
definitiva unión entre Dios y el hombre.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Domingo del Bautismo del Señor