Jueves 23 de Enero de 2014
Santoral: Ildefonso, Virginia
1 Samuel 18, 6-9 Mi padre Saúl te busca para matarte
Salmo responsorial: 55 En Dios confío y no temo.
Marcos 3, 7-12 Los espíritus inmundos gritaban: "Tú eres el Hijo de
Dios", pero Jesús les prohibía que lo diesen a conocer
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió
una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha
gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de
Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo
fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de
algo se le echaban encima para tocarlo. Cuando lo veían, hasta los espíritus
inmundos se postraban ante él, gritando: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él les
prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Pensemos…
En la actualidad la vida es sometida a los medios, a las noticias, al qué dirán
y para muchos la era de la tecnología es la única vía para vivir. Hay una fuerza
irresistible de saber, de contar, de estar e incluso se persigue y se busca la fama.
Ese estar en la honda de la moda y la novedad.
Que si el twitter, el internet, la televisión digital en tercera dimensión… Todo
un mundo lanzado a la comunicación y al conocimiento que va más allá de lo
imaginable. Sin negar su importancia debemos estar alertas para poder manejarlos
sin caer en su sometimiento.
Entonces…
La vida cada día más acelerada nos arrastra y nos envuelve e incluso, nos
esclavizan, a tal punto que ya no somos nosotros, sino el celular, el control del
televisor, el remoto que abre y cierra con sensores bien dispuestos, las cámaras
que graban continuamente sin parar por espacios largos… Todo un mundo de la
cibernética que casi nos arrinconan y nos suplantan.
Jesús es el Mesías. El esperado que delante de los grandes mentirosos
“demonios” no se esconde y mucho menos los niega. Sabe que existen y lucha
contra ellos aunque sepan quién es Él. “Tú eres el Hijo de Dios” En Jesús su verdad
divina que no oculta y no necesita ninguna publicidad menos de los malos.
Simplemente los manda a callar porque en ellos hay siempre mentira y de seguro,
nadie les creería.
Padre Marcelo
@padrerivas