IV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Martes
Lecturas bíblicas
a.-2Sam.18,9-10.14.24-25-30;19,3: Hijomío Absalón, ojalá hubiera muerto
yo en vez de ti.
b.- Mc. 5, 21-43: La hemorroísa y la hija de Jairo.
Este evangelio, nos muestra el poder sanador de Jesucristo, que resucita una niña y
sana una mujer enferma. Tenemos dos milagros, a dos mujeres, una joven, otra
persona mayor, una sufría flujos de sangre y la joven es resucitada. La petición del
padre, jefe de la sinagoga, Jairo, es que Jesús ponga sus manos sobre su hija para
que sane. Mientras va de camino a la casa de la niña, se produce otro milagro, una
mujer toca a Cristo Jesús, quedó sana de su hemorragia. Mientras tanto, la hija del
jefe de la sinagoga, le avisan ha muerto, y cuando Jesús ingresa a la casa, hay
lamentos de dolor y muerte. Vemos cómo se pasa de la curación de una
enfermedad a una resurrección, lo que hace de este momento de la actividad
evangelizadora de Jesús, como dador de vida. La expresión de Jairo: “para que se
salve y viva” (v. 24), busca la salud corporal y espiritual. Encontramos que el dar
vida Jesús, se encuentra la vida perdurable, vida eterna, si resucita a una muerta,
no hace más que llevar al extremo esa primera donación de vida. En la resurrección
de esta niña, encontramos el don de vida perdurable. La mujer del flujo, es impura
ella misma y todo lo que se ponga en contacto con ella (cfr. Lv. 15, 22ss); no le
preocupa el haber tocado a Jesús, algo prohibido, sino que la secreta fuerza que
salió de Jesús, la sanó. Si bien puede verse una actitud mágica de parte de la
mujer, Jesús la corrige inmediatamente: es su fe la que la ha salvado (v. 34); con
ello confirma su curación. Su fe le ha proporcionado la salud, no cómo resultado de
un acto mágico, sino por la confianza creyente en Dios, manifestación de la
salvación para el hombre que la acepta. Las palabras de Jesús a Jairo: “No temas,
sólo ten fe” (v. 36); la fe no se rinde, ni siquiera ante el poder de la muerte. Jesús,
lleva a tres de sus apóstoles, anuncio de su resurrección (cfr. Mc. 9,2; 14, 33; 9,9);
el regreso a la vida de la niña se contempla con una luz nueva. El sueño de la niña,
no es una muerte aparente, sino que esta muerte es transitoria; a la luz de la fe, la
muerte es un sueño, que con el poder de Dios puede despertar. La resurrección de
la hija de Jairo, es signo, como la de Lázaro, de la resurrección de Cristo (cfr. Jn.
11, 25). La palabra de Jesús es soberana (v.41), todos quedan admirados de
aquello que contemplan. La orden de Jesús de que no se sepa o acontecido, parece,
innecesaria, pero la intención de Marco, es ocultar el misterio de Jesús a los
incrédulos hasta que llegue su hora: comprender el misterio del Hijo de Dios en su
Resurrección. Desde la resurrección personal de Jesús, se confirmará lo acontecido
en este relato; les revela y confirma el poder de ÉL, que vence a la muerte. A todos
nosotros también nos dice hoy: “No temas, sólo ten fe” (v. 36).
Teresa de Jesús, como Jairo fue movido por la fe para ir a Jesucristo y pedirle por
su hija; Teresa movida su fe descubre en la oración un camino de verdades que
transforman la vida del orante. “Tengo por muy cierto que el demonio no engañará,
ni lo permitirá Dios, a alma que de ninguna cosa se fía de sí y está fortalecida en la
fe, que entienda ella de sí que por un punto de ella morirá mil muertes. Y con este
amor a la fe, que infunde luego Dios, que es una fe viva, fuerte, siempre procura ir
conforme a lo que tiene la Iglesia, preguntando a unos y a otros, como quien tiene
ya hecho asiento fuerte en estas verdades, que no la moverían cuantas
revelaciones puedan imaginar, aunque viese abiertos los cielos, un punto de lo que
tiene la Iglesia.” (V 25,12)
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD