IV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Jueves
David se despide dando como consejo seguir la palabra de Dios. Jesús, la
Palabra encarnada, nos pide que anunciemos el Evangelio por todo el
mundo
Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles
poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para
el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; que
fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas. Les
dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el
momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los
escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en
testimonio contra ellos". Entonces fueron a predicar, exhortando a
la conversión; expulsaron a muchos demonios y curaron a
numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo” (Marcos 6,7-13) .
1. Hoy vemos el envío de los apóstoles a una misión evangelizadora,
de dos en dos: Jesús llama a los "doce" y, por primera vez, los "envía"...
Esta es la primera vez que van a encontrarse solos, sin Jesús... lejos de Él.
Es el "tiempo de la Iglesia" que empieza con este envío. Hemos visto estos
días a " Jesús con sus discípulos "... y también que " Jesús estableció a
doce para estar con Él y para enviarlos ..." Es el movimiento del
corazón: la sangre viene al corazón y de allí es enviada al organismo... Es el
mismo movimiento del apostolado: vivir con Cristo, ir al mundo a llevarle
este Cristo... intimidad con Dios, presencia en el mundo...
-“ Los envía de dos en dos ”... Trabajo en equipo. El individualismo
tiene formas sutiles, temibles… además, mejor ir acompañado.
-“ Dándoles poder sobre los espíritus impuros... Partieron, y
predicaron que se arrepintiesen. Y echaron muchos demonios, y
ungían a muchos enfermos con óleo y los curaban ”. Vemos aquí el
carisma de la "palabra" que proclama la necesidad de un cambio de vida; el
carisma de "echar los demonios", potencia de acción contra el mal; el
carisma de "curar a los enfermos", mejorar la vida humana.
-“ Y les encargó que no tomasen para el camino nada más que
un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinturón... y que se
calzasen con sandalias y no llevasen túnica de recambio...
Dondequiera que entréis en una casa quedaos en ella, hasta que
salgáis de aquel lugar..." Ligeros de equipaje, sin bagajes embarazosos,
siempre dispuestos a partir donde sea... caminantes, gentes disponibles,
desprendidos. " Lo hemos dejado todo para seguirte: casa, hermanos,
hermanas, madre, padre, niños, campos ..." (Mc 10,29-30).
-“ Y si una localidad no os recibe ni os escucha, partid”. Como
Jesús, se encontrarán ante el rechazo, ante la incredulidad. La misión de la
Iglesia es cosa difícil: Jesús les ha advertido (Noel Quesson).
Es la Iglesia, o sea, los cristianos, los que continúan y visibilizan la
obra salvadora de Cristo, como dice el último Concilio: «La vocación
cristiana implica como tal la vocación al apostolado. Ningún miembro tiene
una función pasiva. Por tanto, quien no se esforzara por el crecimiento del
cuerpo sería, por ello mismo, inútil para toda la Iglesia como también para
sí mismo».
Como los doce apóstoles, que «estaban con Jesús», luego fueron a
dar testimonio de Jesús, así nosotros, que celebramos con fe la Eucaristía,
luego somos invitados a dar testimonio en la vida. También para nosotros
vale la invitación a la pobreza evangélica, para que vayamos a la misión
más ligeros de equipaje, sin gran preocupación por llevar repuestos, no
apoyándonos demasiado en los medios humanos -que no habrá que
descuidar, por otra parte- sino en la fe en Dios. Es Dios el que hace crecer,
el que da vida a todo lo que hagamos nosotros. La austeridad y sencillez en
hacer el bien es una buena manera de dar testimonio, viviendo esa misión
de llevar el Reino de Dios en las vidas de los que nos rodean (J. Aldazábal).
Así, en medio del mundo, de las estructuras temporales para
vivificarlas y ordenarlas hacia el Creador, procuraremos «que el mundo, por
la predicación de la Iglesia, escuchando pueda creer, creyendo pueda
esperar, y esperando pueda amar» (san Agustín). El cristiano no puede huir
de este mundo. Tal como escribía Bernanos: «Nos has lanzado en medio de
la masa, en medio de la multitud como levadura; reconquistaremos, palmo
a palmo, el universo que el pecado nos ha arrebatado; Señor, te lo
devolveremos tal como lo recibimos aquella primera mañana de los días, en
todo su orden y en toda su santidad».
Uno de los secretos está en amar al mundo con toda el alma y vivir
con amor la misión encomendada por Cristo a los Apóstoles y a todos
nosotros. Con palabras de san Josemaría, «el apostolado es amor de Dios,
que se desborda, con entrega de uno mismo a los otros (...). Y el afán de
apostolado es la manifestación exacta, adecuada, necesaria, de la vida
interior». Éste ha de ser nuestro testimonio cotidiano en medio de los
hombres y a lo largo de todas las épocas (Josep Vall i Mundó).
2. Estando ya próximo a su muerte, David hizo estas
recomendaciones a su hijo Salomón: " Yo me voy por el camino de
todos”. Es una preciosa despedida, parecida a otras de patriarcas; y así
comienza el primer libro de los Reyes, que continúa la historia del pueblo a
partir de la muerte de David. Leeremos ahora una parte, para seguir luego
(semanas 10-12) . El "camino de todos". Fórmula de humildad y de
solidaridad con el conjunto de la humanidad. Tampoco yo me escaparé de
ello. Un día tomaré ese camino por el que pasan todos los hombres. En
silencio puedo detenerme considerando esto... Ayúdame, Señor, a morir en
paz y a preparar ese momento durante toda mi vida.
“Sé fuerte y compórtate como un hombre”. -«Ten valor.»
Consejo de valentía. No dejarse abatir. Permanecer de pie en la adversidad.
Guarda las observaciones del Señor, tu Dios, yendo por su
camino... observando sus preceptos... sus órdenes, sus leyes y sus
instrucciones ...» Fidelidad a Dios. Estar atento a Dios. Seguir sus
caminos. Estar en comunión con la voluntad de Dios. ¿Estoy a su escucha?
La oración cotidiana es un momento privilegiado de escuchar el querer de
Dios... y de nuestras responsabilidades humanas. No vivir superficialmente.
Vivir en profundidad. Encontrarnos con Dios que está ahí en el corazón de
nuestra vida.
Para que tengas éxito en cuanto hagas o emprendas ...»
Seguir la voluntad de Dios conduce a ese éxito de la vida. No será, quizá,
un éxito brillante, aparente, externo. Pero es el único éxito esencial. El que
corresponde a lo que Dios esperaba de nosotros: llegar al máximo de
humanidad... llegar al máximo de amor... llegar al máximo de santidad...
« La gloria de Dios es el hombre vivo .» La alegría de Dios es «un hombre
logrado», «una vida lograda». Esto no se hace sin obstáculos y dificultades
-como se ha visto en la vida de David-. Pero ese éxito sigue siendo el fin, la
esperanza. ¿Me esfuerzo en ello? «Sed perfectos como vuestro Padre
celestial es perfecto.» ¿Tengo sed de perfección? (Noel Quesson).
El trono de Salomón se consolida al precio de eliminar al hermano y a
grandes héroes del pueblo que habían sostenido a David en horas difíciles.
Estos episodios y otros que seguirán en los libros de los Reyes nos hacen
comprender mejor el valor de la doctrina de Jesús, el verdadero sucesor de
David. Contra la tentación de Israel, que había querido un rey como los de
los demás pueblos, Jesús nos enseña a no valorar los primeros lugares
como los valoran los reyes paganos, sino como lo hace el Hijo del hombre,
que da su vida al servicio de todos (Mc 10,42-45). Sólo este principio nos
permitirá festejar sin sombras las misiones que Dios nos ha confiado (G.
Camps).
3. « Tú eres Señor del universo, en tu mano está el poder y la
fuerza... tuyos son, Señor, la grandeza y el poder ». Los valores que
más les van a servir en la vida de las personas, por ejemplo lo que pueden
transmitir unos padres a sus hijos, más que las riquezas o los títulos o las
cualidades humanas, son los valores profundos humanos y cristianos.
Valores que, en un tiempo de tanta corrupción y superficialidad, les darán
consistencia humana y les atraerán la bendición de Dios y la de los
hombres. David invita al pueblo a aportar lo que deseen para engrandecer
el Templo que construirá su hijo Salomón. Y el pueblo se desborda en
donativos… devolviendo al Señor lo que es suyo…
Llucià Pou Sabaté