IV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Viernes
David fue fiel a pesar de sus pecados, pues confió en la fidelidad de Dios.
También Juan Bautista fue fiel hasta el martirio, y a nosotros se nos pide
fidelidad
“El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había
extendido por todas partes. Algunos decían: "Juan el Bautista ha
resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos: Otros
afirmaban: "Es Elías". Y otros: "Es un profeta como los antiguos".
Pero Herodes, al oír todo esto, decía: "Este hombre es Juan, a quien
yo mandé decapitar y que ha resucitado". Herodes, en efecto, había
hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de
su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a
Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano". Herodías
odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo
respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía.
Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto. Un
día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su
cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus
oficiales y a los notables de Galilea. La hija de Herodías salió a
bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo
a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré". Y le aseguró bajo
juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la
mitad de mi reino". Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo
pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta. La joven
volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido:
"Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza
de Juan el Bautista". El rey se entristeció mucho, pero a causa de su
juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida
mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a
la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la
entregó a la joven y esta se la dio a su madre. Cuando los discípulos
de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron”
(Marcos 6,14-29).
1. La figura de Juan el Bautista es admirable por su ejemplo de
entereza en la defensa de la verdad y su valentía en la denuncia del mal. De
la muerte del Bautista habla también Flavio Josefo («Antigüedades
judaicas» 18), que la atribuye al miedo que Herodes tenía de que pudiera
haber una revuelta política incontrolable en torno a Juan. Marcos nos
presenta un motivo más concreto: el Bautista fue ejecutado como venganza
de una mujer despechada, porque el profeta había denunciado
públicamente su unión con Herodes: « Juan le decía que no le era lícito
tener la mujer de su hermano ».
Herodes apreciaba a Juan, a pesar de esa denuncia, y le « respetaba,
sabiendo que era un hombre honrado y santo ». Pero la debilidad de
este rey voluble y las intrigas de la mujer y de su hija acabaron con la vida
del último profeta del Antiguo Testamento, el precursor del Mesías, la
persona que Jesús dijo que era el mayor de los nacidos de mujer. Como
Elías había sido perseguido por Ajab, rey débil, instigado por su mujer
Jezabel, así ahora Herodes, débil, se convierte en instrumento de la
venganza de una mujer, Herodías.
Herodes había accedido a la petición que le había hecho la hija de
Herodías, instigada por su madre, cuando, en un banquete —después de la
danza que había complacido al rey— ante los invitados juró a la bailarina
darle aquello que le pidiera. «¿ Qué voy a pedir ?», pregunta a la madre,
que le responde: « La cabeza de Juan el Bautista ». Y el reyezuelo hace
ejecutar al Bautista. Era un juramento que de ninguna manera le obligaba,
ya que era cosa mala, contra la justicia y contra la conciencia. Una vez más,
la experiencia enseña que una virtud ha de ir unida a todas las otras, y
todas han de crecer orgánicamente, como los dedos de una mano. Y
también que cuando se incurre en un vicio, viene después la procesión de
los otros (Ferran Blasi Birbe).
De Juan aprendemos sobre todo su reciedumbre de carácter y la
coherencia de su vida con lo que predicaba. El Bautista había ido siempre
con la verdad por delante, en su predicación al pueblo, a los fariseos, a los
publicanos, a los soldados. Ahora está en la cárcel por lo mismo.
Preparó los caminos del Mesías, Jesús. Predicó incansablemente, y
con brío, la conversión. Mostró claramente al Mesías cuando apareció. No
quiso usurpar ningún papel que no le correspondiera: « él tiene que crecer
y yo menguar », « no soy digno ni de desatarle las sandalias ».
Vivir en la verdad, ser profeta, denunciar el mal, puede llevar consigo
la persecución y la muerte: así también el Bautista, y Jesús mismo, los
apóstoles después de la Pascua, y los profetas de todos los tiempos. Tal vez
nosotros no llegaremos a estar amenazados de muerte. Pero sí somos
invitados a seguir dando un testimonio coherente y profético, a anunciar la
Buena Noticia de la salvación con nuestras palabras y con nuestra vida.
Habrá ocasiones en que también tendremos que denunciar el mal allí donde
existe. Lo haremos con palabras valientes, pero sobre todo con una vida
coherente que, ella misma, sea como un signo profético en medio de un
mundo que persigue valores que no lo son, o que levanta altares a dioses
falsos (J. Aldazábal).
Este ejemplo nos tiene que mostrar que nada ha de ser más
importante que la voluntad de Dios. Agradar a los hombres no sirve para
mucho... Por tanto, con todos los amigos de Dios, muramos a nuestros
pecados y a nuestras preocupaciones, aplastemos nuestro amor propio
desviado y procuremos que crezca en nosotros el amor ardiente a Cristo”
( Lansperge).
Humanamente, aparentemente, es un fracaso; la misión siempre
lleva consigo: " Como trataron al maestro, así también seréis
tratados ." Ha enviado Jesús a los discípulos, por distintos sitios de
Palestina, donde predican el Reino… y en ese momento se nos cuenta que
el rey Herodes oyó hablar de Jesús, pues su nombre iba
adquiriendo celebridad ”.
-“ Y Herodes decía: "Es Juan Bautista que ha resucitado..."
otros decían: "Es Elías".' Y otros: "Es un profeta como uno de
tantos..." ” Los adversarios dirán que está loco o poseso, y el pueblo lo
tiene por alguien grande, es "un profeta". Y yo, ¿qué es lo que digo de
Jesús? Para mí, ¿quién eres Tú, Señor? ¡La pregunta sobre Cristo sigue
siendo actual hoy también! Después de “ Jesucrist superstar ” vemos a
muchos que admiran su figura, pero no abarcan su misterio como Dios.
Señor, danos la Fe. Señor, aun en medio de nuestras dudas; conserva
nuestras mentes disponibles y abiertas a nuevos y más profundos
descubrimientos. ¡Revélate! Arrástranos en tu seguimiento hasta tu abismo,
hasta la región inaccesib1e a nuestras exploraciones humanas, hasta el
misterio de tu ser. Pero para ello se precisa una lenta, frecuente y
perseverante relación. Una enamorada no descubre en un solo día todas las
cualidades de la persona amada. ¿Cuánto tiempo paso cada día con Cristo?
¿Por qué me extraña pues que te conozca tan poco?
-“ Herodes pues habiendo oído hablar de Jesús, decía: "Juan,
aquel a quien hice decapitar, ha resucitado..."” A menudo es a través
de la voz de la conciencia que Dios se insinúa a los hombres. Herodes no
está orgulloso de su conducta: ¡ha matado injustamente! Esto le inquieta.
Jesús despierta su conciencia adormecida: ¿la escuchará? ¿Escucho yo mi
conciencia? (Noel Quesson).
2. El canto de Ben Sira resume lo que representa David para la
historia de este pueblo de Israel, y para nosotros, pues Jesús nació de él:
es «hijo de David». Fue decisiva su obra en la vida política y social de su
pueblo, y también en la vida religiosa. Podemos espejearnos en él, en
cuanto a los aciertos y los fallos, en cuanto a las actitudes cara a Dios y a
los demás. Tenemos alguna de sus cualidades -buen corazón, visión de fe-
y por desgracia también alguno de sus defectos: momentos de debilidad
pasional, métodos no siempre limpios de conseguir lo que pretendemos.
Ojalá, en conjunto, se pueda resumir nuestra vida diciendo que, a pesar de
nuestras debilidades y caídas, hemos tenido buena voluntad, hemos amado
a Dios, le hemos cantado y celebrado, hemos confiado en él y hemos hecho
el bien a nuestro alrededor, perdonando cuando había que perdonar. Que
hemos sido buenas personas y buenos cristianos.
-“ David fue elegido entre los hijos de Israel. Invocó al Señor
Altísimo. Sus victorias humanas son presentadas como un «don de
Dios», como un fruto de la oración. Si abatió la arrogancia de Goliat
no fue por la fuerza de su brazo, al contrario, David era aquel pobre
muchacho que esperaba sólo de Dios la victoria”. ¿Y yo?, ¿invoco al
Señor Altísimo?
-David fue el « escogido » por Dios, el « ungido » del Señor... lo que
en griego se traduce por « christos ». Dios toma la iniciativa, Dios escoge.
¿Sé yo responder, corresponder? Todo cristiano es « otro Cristo ».
-“ En todas sus obras glorificó al Santo, al Altísimo. Con todo su
corazón entonó himnos y amó a su Creador ”. David salmista. David
«cantor» de Dios. Poeta. Lo hemos contemplado exultando y danzando
delante del Arca.
-“ Ante el altar instituyó salmistas y con sus voces dio dulzura
a los cantos. Dio esplendor a las solemnidades, y a las fiestas dio
belleza y perfección ”... La ᆱfiestaᄏ es esencial al hombre. La "alegría" es
esencial al hombre. Por su resurrección, Cristo instituyó una «fiesta» en el
corazón del hombre, al revelarle el sentido de su vida. ¿Tengo dentro de mí
la alegría de la resurrección prometida? ¿Mi vida, es toda ella un canto?
¿Participo en la «liturgia» de la Iglesia? ¿Contribuyo a «dar esplendor a las
solemnidades»?
-“ Para que fuera una alabanza al nombre del Señor, y para
que, desde la aurora, resonara el santuario ”. La palabra ᆱeucaristíaᄏ,
en griego, significa «acción de gracias", «alabanza». ¿Es mi vida entera una
eucaristía? Todo el pueblo de Dios tiene un oficio sacerdotal: ofrecer a Dios
el culto espiritual, la ofrenda de nuestra vida (Noel Quesson).
3. Resume bien la historia de David una de las estrofas del salmo de
hoy: « Tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu
ungido, de David y su linaje por siempre ». Con sus defectos y fallos
David fue un gran hombre y un creyente, y Dios no le retiró su favor. Es
una buena figura precursora del Mestas. «el hijo de David», Cristo Jesús.
Llucià Pou Sabaté