IV Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Sábado
Salomón pide tener sabiduría, aunque la mejor ciencia es el buen
corazón y el servicio que nos muestra Jesús
Reunidos los apóstoles con Jesús le contaron todo lo que habían
hecho y enseñado. Y les dice: Venid vosotros solos a un lugar
apartado, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y
venían, y ni siquiera tenían tiempo para comer. Se marcharon, pues,
en la barca a un lugar apartado ellos solos. Pero los vieron marchar
y muchos los reconocieron; fueron allá a pie desde todas las
ciudades, y llegaron antes que ellos. Al desembarcar vio Jesús una
gran multitud, y se llenó de compasión, porque estaban como ovejas
sin pastor y se puso a enseñarles muchas cosas (Marcos 6,30-34).
1. Después de su primera "misión" volvieron los apóstoles a reunirse
con Jesús... Es la hora del "informe"... Se actúa y luego se "revisa" la acción
para mejor comprenderla en la Fe, y mejorar las próximas intervenciones
apostólicas. Hoy también se hacen muchas "reuniones", puesto que somos
relación y participación. La Asamblea eucarística del domingo es también
esto: después de su misión durante la semana, los cristianos se reúnen
junto a Jesús... ¿Considero yo así mi participación en la misa? Pero es
preciso que muchos cristianos se decidan a hacer más, aceptando otras
"reuniones" donde participen con otros en una reflexión y una acción
colectiva... en la que la Fe sea el fermento de la reflexión y de la acción.
-“ Le contaron cuanto habían hecho y enseñado...” Una gracia a
pedir al Señor: la revisión de vida apostólica. Esta revisión de nuestra vida
con Jesús, es una de las formas más útiles de oración. Cada noche debería
darnos ocasión para "relatar" a Jesús "lo que hemos hecho". Si así lo
hiciéramos cada día, podríamos dar un contenido mucho más rico a la
"ofrenda" de nuestras misas y a nuestras puestas en común de equipos
apostólicos. Ayúdanos, Señor, a revisar contigo nuestras vidas.
-“ El les dijo: "Venid, retirémonos a un lugar desierto para que
descanséis un poco." Pues eran muchos los que iban y venían y ni
espacio les dejaban para comer. Fuéronse en la barca a un lugar
desierto ”... Jesús, te das cuenta de que están cansados y programas un
descanso con ellos.
-“ Las gentes ven alejarse a Jesús y a sus discípulos...” De todas
partes corren hacia allá y ¡llegan antes que ellos! “ Al desembarcar, Jesús
ve una gran muchedumbre. Se compadece de ellos porque son como
"ovejas sin pastor". Y se pone a enseñarles detenidamente”. Señor,
consérvanos disponibles, aun en el seno mismo de nuestros planes muy
bien previstos (Noel Quesson). Te encuentras con gente que viene a verte,
y movido por compasión os perdéis el descanso: te dio lástima de ellos, y
te pusiste a atenderles .
Todos necesitamos un poco de paz en la vida, momentos de oración,
de silencio, de retiro físico y espiritual, con el Maestro. Además de que cada
semana, el domingo está pensado para que sea un reencuentro serenante
con Dios, con nosotros mismos, con la naturaleza, con los demás. El
activismo nos agota y empobrece. El stress no es bueno, aunque sea el
espiritual.
Hay un grado de sobrecarga, de tensión nerviosa, que resulta nefasto
para el apostolado como para todo equilibrio simplemente humano.
¡Gracias, Señor, por recordárnoslo! Y por ocuparte del "descanso" y de la
distensión de tus apóstoles, después de un pesado período de misión.
Necesidad de silencio, de recogimiento, de soledad. Esencial al hombre de
todas las épocas... pero especialmente indispensable al hombre moderno,
en la agitación de la vida de hoy. ¿Qué parte de mis jornadas o de mis
semanas dedico voluntariamente al "desierto"?
Los apóstoles estaban llenos de « todo lo que hablan hecho y
enseñado ». A veces dice el evangelio que « no tenían tiempo ni para
comer ». Necesitamos paz y serenidad. Cuando no hay equilibrio interior,
todo son nervios y disminuye la eficacia humana y la evangelizadora. A la
vez, hay otro factor importante en nuestra vida: la caridad fraterna, la
entrega a la misión que tengamos encomendada. A veces esta caridad se
antepone al deseo del descanso o del retiro, como en el caso de Jesús y los
suyos. Jesús conjuga bien el trabajo y la oración. Se dedica prioritariamente
a la evangelización. Pero sabe buscar momentos de silencio y oración para
sí y para los suyos, aunque en esta ocasión no haya sido con éxito. Otra
lección que nos da Jesús es que no parece tener prisa. No hace ver que le
han estropeado el plan. « Se puso a enseñarles con calma ». Porque vio
que iban desorientados, como ovejas sin pastor. Tener tiempo para los
demás, a pesar de que todos andamos escasos de tiempo y con mil cosas
que hacer, es una finura espiritual que Jesús nos enseña con su ejemplo:
tratar a cada persona que sale a nuestro encuentro como si tuviéramos
todo el tiempo del mundo (J. Aldazábal).
Aprendamos a descansar. Y si podemos evitar el agotamiento,
hagámoslo porque cuando se está postrado se tiene menos facilidades para
hacer las cosas bien y vivir la caridad. “El descanso no es no hacer nada: es
distraernos en actividades que exigen menos esfuerzo” (J. Escrivá, Camino )
El descanso, como el trabajo, nos sirven para amar a Dios y al prójimo, por
lo tanto la elección del lugar de vacaciones, o el descanso deben ser
propicios para un encuentro con Cristo. Hoy veamos si nos preocupamos,
como el Señor lo hacía, por la fatiga y la salud de quienes viven a nuestro
lado (Francisco Fernández Carvajal): Venid vosotros solos a un sitio
tranquilo y descansar un poco .
2.- La oración de Salomón pidiendo sabiduría le gustó a Dios. El joven
rey quiso inaugurar su reinado con un acto religioso, ofreciendo sacrificios a
Dios. En su oración no pidió riquezas ni venganza ni prestigio ni fuerza
militar. Pidió una cosa que no esperaríamos tal vez de un joven: sabiduría
para saber discernir en la vida y gobernar bien. Lo necesitaba: no todos le
aceptaban de corazón y no era fácil gobernar aquel pueblo dividido
anímicamente entre los reinos del Norte y del Sur. A fe que en la Escritura
aparece Salomón como el prototipo del hombre sabio: se le atribuyen libros
sapienciales como el de los Proverbios y una fama universal superior a la de
todos los sabios, que provocará la visita de la reina de Sabá. Es famoso el
juicio de Salomón cuando tuvo que dictaminar sobre el caso de las dos
mujeres y el niño que ambas reclamaban como suyo (I Reyes 3).
Abordamos hoy la vida de Salomón, hijo de David y de Betsabé. Hoy leemos
una «plegaria de Salomón»: Recibió el poder real en circunstancias bastante
trágicas, después de intrigas sangrientas. Su corazón está lleno de
inquietud: ¿sabrá estar a la altura de su tarea abrumadora?
-“ Pídeme lo que quieras, y te lo daré ”. Como su padre, el nuevo
rey está «delante de Dios».
-" Soy muy joven, incapaz de conducirme y estoy aquí en medio
del pueblo que Tú has escogido ”... Este reinado empieza bien: por la
humildad. Sabemos que ésta no durará mucho y que muy pronto Salomón
quedará prendido en los sueños de poder.
-" Concede a tu siervo un corazón atento ..." Un «corazón
atento»... Un «corazón que escucha»... Para la mentalidad semítica,
corazón es equivalente a inteligencia, es la sede del pensamiento. En primer
lugar Salomón pide pues la «sabiduría», «la agudeza de la inteligencia», la
«comprensión»...
Para que sepa gobernar a tu pueblo y discernir el bien y el
mal .» Una «inteligencia práctica» aplicada a la acción y en particular a la
justicia. Hoy diríamos «tener buen juicio», «ser un hombre de buen
consejo». ¿Por qué no repetirla nosotros, por nuestra cuenta esta «plegaria
de Salomón?»... Aplicándola a nuestras situaciones y responsabilidades:
Señor, dame un corazón atento, dame la comprensión inteligente de las
personas con las cuales convivo. Señor, ayúdame a «ver», a "escuchar", a
«interpretar», para que sepa discernir el bien del mal. Señor, en medio de
las evoluciones del mundo y de la Iglesia, dame «un buen criterio», lléname
de «prudente sabiduría» para que no me deje llevar a ningún exceso de
optimismo o de pesimismo. Señor, soy tu servidor, ayúdame a «gobernar»
la partecita de universo que me ha sido confiada, esa familia que me has
dado, ese oficio que es el mío, esa responsabilidad que he aceptado. Es
tarea de cada uno repetir, recomponer, prolongar esa plegaria...
Y le dice el Señor: -“ Porque es esto lo que me has pedido, y no
largos años de vida, ni la riqueza, ni la muerte de tus enemigos...
Porque has pedido el discernimiento, el arte de estar atento y de
gobernar, hago lo que me has pedido: te doy un corazón inteligente
y prudente... Y te concedo también lo que no me has pedido: la
riqueza y la gloria ”. «Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y el
resto se os dará por añadidura.» Señor, no me des riquezas... dame la
inteligencia y el discernimiento de tu Voluntad, dame... tu Espíritu, el
Espíritu de Jesús... (Noel Quesson).
¿Qué buscamos, que pedimos, qué deseamos como lo más
importante en nuestra vida? Ojalá y pidamos la Sabiduría necesaria para ser
rectos, para ayudar a los demás y para saber compartir con ellos los bienes
que Dios nos concede. Junto con la Sabiduría llegará a nosotros todo lo
demás, pero hemos de pedir con intención recta.
3. Yo te busco de todo corazón: no permitas que me aparte de
tus mandamientos. Conservo tu palabra en mi corazón, para no
pecar contra ti. Tú eres bendito, Señor: enséñame tus preceptos. Yo
proclamo con mis labios todos los juicios de tu boca. Me alegro de
cumplir tus prescripciones, más que de todas las riquezas ”. La
sabiduría de Dios: o sea, la visión de las cosas y de las personas y de los
acontecimientos que tiene Dios. Necesitamos tener juicio y sentido común,
saber decidir bien. Sobre todo si tenemos algún cargo de responsabilidad.
¿Y quién no tiene alguno, en el orden que sea, familiar, eclesial, social?
Tendríamos que decir sinceramente con el salmo de hoy: « Enséñame tus
leyes... no consientas que me desvíe de tus mandamientos... mi
alegría es el camino de tus preceptos, más que todas las riquezas ».
Llucià Pou Sabaté