V Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Miercoles
Lecturas bíblicas
a.- 1Re.10,1-10: La reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón.
b.- Mc. 7, 14-23: Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
Este Evangelio es esencial para comprender la nueva moralidad que Jesús quiere
enseñar. Lo que quiere dejar en claro, en una primera parte, es cómo conjugar esta
novedad con la doctrina esencial judía acerca de lo que es puro y que es impuro
(v.14). Son tan originales estas palabras, que no es extraño que Jesús sea
incomprendido. En casa les explica a los apóstoles, que ningún alimento que come
el hombre lo separa de Dios, en cambio, lo que produce la separación se encuentra
en lo interior, lo que sale del corazón del hombre (vv.15-16). Sólo quien opta, en
contra de los designios de Dios, ese está lejos de Yahvé; Jesús para hablar de la
fuente de la moralidad, se refiere a lo interior, al corazón como sede de todo acto
moral. Con estas palabras y actitudes que propone, cuestiona algunos aspectos de
la Ley mosaica, en particular lo referente a la pureza legal (vv. 19-20; cfr. Lev.11-
15; Dt. 14,3ss; Gn.1-3). En cambio, Jesús se abre al mundo y su afirmación de las
cosas creadas, punto de vista que asume la Iglesia primitiva: se elimina la
distinción entre animales puros e impuros y las prescripciones en las comidas
(v.19; cfr. Hch.10,11-15.28). Se quita el obstáculo que los separaba del mundo
pagano. Del interior del hombre sale lo que verdaderamente contamina al hombre,
las malas acciones y los vicios (vv.21-23). Con ello establece Jesús el principio de la
moralidad: ancla la moral en la constante decisión del hombre, inserta la vida
religiosa en el campo de la moral dándole mayor interioridad. Jesús conoce el
corazón del hombre y sabe que tiene una tendencia hacia al mal, la concupiscencia,
fuente de inmoralidad, vicios y pecados, aunque somos conscientes de la bondad de
la Creación y la alta estima de ser hechos a imagen de su Creador (cfr. Gn. 9,6;
8,21). Marcos señala el catálogo de vicios pensando en sus lectores cristianos
venidos del paganismo (vv. 21-22); si bien, no nos trasmite el Sermón de las
Bienaventuranzas, nos comunica un mensaje esencial de la doctrina moral de
Jesús. Con ello, sabemos el profundo conocimiento del corazón del hombre que
tiene Jesús, el corazón, como afirma, es fuente primera de la conducta buena o
mala. Si el corazón es puro, germinan las obras buenas, como de un manantial
purísimo. La libertad interior, que nos da la Ley de Cristo, ley del Espíritu, es una
exigencia de mayor fidelidad personal con un corazón habitado por Dios e inflamado
en amor a ÉL y su prójimo. Darle el corazón a Jesús, es tarea de trabajar la
salvación en nuestra vida de cada día; no dejar que los ídolos lo desplacen.
Teresa de Jesús, Madre de los espirituales, propone como objeto de una vida de
oración de calidad, las buenas obras, fruto de ese diálogo con Dios y los hombres.
“Pues hagamos cuenta que dentro de nosotras está un palacio de grandísima
riqueza, todo su edificio de oro y piedras preciosas, en fin, como para tal señor; y
que sois vos parte para que este edificio sea tal, como a la verdad es así que no
hay edificio de tanta hermosura como un alma limpia y llena de virtudes, y
mientras mayores, más resplandecen las piedras y que en este palacio está este
gran Rey que ha tenido por bien ser vuestro Padre, y que está en un trono de
grandísimo precio, que es vuestro corazón.” (CV 28,9).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD