V Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Jueves
Lecturas bíblicas
a.-1Re.11,4-13: Infidelidad de Salomón a la alianza.
b.- Mc. 7, 24-30: Deja que coman primero los hijos.
Con la libertad interior que acaba de proclamar, Jesús se dirige a los gentiles, a los
que los judíos consideraban pecadores. Llega a Tiro, quiso pasar inadvertido, pero
era conocido por esta gente (cfr. Mc. 3,8), una mujer siro-fenicia le pide saque un
espíritu inmundo de su hija. La respuesta de Jesús, si bien es algo irónica, busca
una reacción de parte de la mujer: “Espera que se sacien los hijos, pues no está
bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos” (v. 27), es decir, a los
paganos. La mujer, sin embargo, tiene fe en Jesús, le llama Señor, propio de
Marcos (cfr. Mt. 8,10; 15, 28; Lc. 7, 9), confesión de fe auténtica y que el
evangelista resalta en un ambiente pagano como ese, así como el centurión le
proclamará Hijo de Dios al pie de la Cruz. La mujer no pide para sí, sino para su
hija, y esos milagros que ha hecho para los judíos, quiere los haga también entre
ellos los paganos, así hay que entender el lenguaje de las migajas caídas de la
mesa de los niños, que ellos también las puedan gustar. Jesús reconoce que la fe
supera los nacionalismos, la mujer tiene fe y eso basta: “Por lo que has dicho, vete;
el demonio ha salido de tu hija” (v. 29), lo que es lo mismo, por tu fe. Este es el
momento en que el pan de los hijos, también será dado ahora a los paganos, los
perritos. El pan representa la realidad de Jesús, el Reino de Dios, las promesas que
llegan para todos los hombres sin exclusión de nadie. El Reino de Dios se abre para
los gentiles. La hija de la mujer viene a representar, si queremos a los gentiles que
viene a la fe y formarán la comunidad cristiana. Jesús, es como el padre que da de
comer primero a los hijos el pan de la vida, y luego, que coman también los
paganos, una vez saciados los hijos, realiza el milagro, y termina dando de comer a
todos (cfr. Jn. 2,4; 4, 48). Cumple Jesús su plan de salvación de liberar al hombre
del poder de Satanás y esa niña fue rescatada, y volvió a la vida. En su sencillez la
madre representa la oración de tantas madres que piden por sus hijos con la misma
fe, confianza y perseverancia. ¡Cuán preciosa es esa plegaria, atraviesa los cielos, y
llega a presencia de Dios! Si esa oración es hermosa, pensemos en la que hace
Jesucristo por todos y cada uno de nosotros al orar al Padre para que mantengamos
la fe que recibimos, nos veamos libres del mal y permanezcamos en el Reino de
Dios, que inauguró con su venida a nosotros. El que ora, es porque tiene fe, si
persevera en ella, Dios la aumenta y purifica hasta hacerla ilustradísima por las
verdades que ella encierra, iluminan la mente, el corazón y la voluntad para
responder al querer de Dios.
S. Teresa de Jesús, en la Eucaristía, encontró a Jesucristo, vivo y Resucitado. “Así
que, hermanas, tenga quien quisiere cuidado de pedir ese pan; nosotras pidamos al
Padre Eterno merezcamos recibir el nuestro pan celestial de manera que, ya que los
ojos del cuerpo no se pueden deleitar en mirarle por estar tan encubierto, se
descubra a los del alma y se le dé a conocer; que es otro mantenimiento de
contentos y regalos y que sustenta la vida.” (CV 34,5).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD