V Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Sabado
Lecturas bíblicas
a.- 1Re. 12,26-32; 13,34: Jeroboán hizo dos becerros de oro.
b.- Mc. 8, 1-10: La gente comió hasta quedar satisfecha. Segunda
multiplicación de los panes.
Nos encontramos con la segunda multiplicación de los panes, esta vez para los
paganos, la primera fue a favor de los judíos (cfr. Mc. 6, 31-34). ¿Qué sentido tiene
este doble milagro? La intención del evangelista es comunicarnos, que al banquete
eucarístico ya no sólo se sentarán judíos, sino también los gentiles. Marcos, recoge
una tradición griega o pagana. El motivo de este milagro es la iniciativa de Jesús:
“Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen
conmigo y no tienen qué comer. Si les despido en ayunas a sus casas, desfallecerán
en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos” (vv. 2-3). En la primera
multiplicación, la motivación la dan los discípulos, que mandan a Jesús despedir a la
gente (cfr. Mc. 6,36). En “aquellos días”, evoca las profecías que anunciaron la
entrada de los gentiles y la nueva alianza que Cristo sellará con su sangre. El
número de los panes, siete y no cinco, como la primera multiplicación, nos hace
pensar en las Setenta naciones (cfr. Gn. 10-11) y en los siete diáconos de la
primitiva Iglesia. Teniendo en sus manos el pan, Jesús, pronuncia la bendición,
como en el primer milagro (cfr. Mc. 6, 41), la gente se sienta sobre la tierra, evoca
la universalidad, y no sobre la hierba (cfr. Mc. 6, 39) que remite a la primavera, es
decir, la pascua judía. La comunión con Jesús es plenitud de vida, lo único que
sacia de verdad. Las sobras ya no fueron doce cestas (cfr. Mc. 6, 43), como en el
primer milagro, una por cada apóstol, sino siete, los siete días de la Creación, las
setenta naciones, los siete diáconos (cfr. Gn.1; 10-11; Hch. 6, 1-7), mientras que
los que asisten a esta multiplicación son alrededor de cuatro mil. Este nuevo pueblo
ahora puede pertenecer al pueblo de Dios, sin tener necesidad de abrazar las
categorías de la religión judía. Caen las barreras que separaban a judíos y gentiles,
han llegado los días esperados por los profetas. La nueva familia de Jesús, se reúne
en torno a la Eucaristía, sin división alguna entre los pueblos. La palabra, el pan, la
fraternidad y la oración, son sus elementos esenciales en toda la Iglesia universal.
Toda la humanidad queda invitada desde hoy, al Banquete Eucarístico que Jesús
prepara domingo a domingo, para crecer en nuestra condición de ser partes de su
familia, crecer en fraternidad y en oración perenne al Padre por este pan de vida
que nos regaló en su Hijo muy amado.
Santa Teresa de Jesús, tiene la experiencia contemplativa de este Pan celestial,
que satisface el hambre espiritual de todo cristiano. “¿Pensáis que no es
mantenimiento aun para estos cuerpos este santísimo Manjar y gran medicina aun
para los males corporales? Yo sé que los es, y conozco una persona de grandes
enfermedades, que estando muchas veces con graves dolores, como con la mano
se le quitaban y quedaba buena del todo. Esto muy ordinario, y de males muy
conocidos que no se podían fingir, a mi parecer. Y porque de las maravillas que
hace este santísimo Pan en los que dignamente le reciben son muy notorias” (CV
34,6).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD