Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 5, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Sobre este templo quisiste que residiera tu nombre.
Escucha la súplica de tu pueblo, Israel * ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de
los ejércitos! * Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la
tradición de los hombres
Textos para este día:
1 Reyes 8,22-23.27-30:
En aquellos días, Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la
asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo: "¡Señor, Dios de Israel! Ni
arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a la alianza con tus
vasallos, si caminan de todo corazón en tu presencia. Aunque ¿es posible que Dios
habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y en lo más alto del cielo, ¡cuánto menos
en este templo que he construido! Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu
siervo, Señor, Dios mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu siervo.
Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste
que residiera tu nombre. ¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio!
Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio;
escucha tú, desde tu morada del cielo, y perdona."
Salmo 83:
Mi alma se consume y anhela / los atrios del Señor, / mi corazón y mi carne /
retozan por el Dios vivo. R.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa; / la golondrina, un nido / donde colocar
sus polluelos: / tus altares, Señor de los ejércitos, / Rey mío y Dios mío. R.
Dichosos los que viven en tu casa, / alabándote siempre. / Fíjate, oh Dios, en
nuestro Escudo, / mira el rostro de tu Ungido. R.
Vale más un día en tus atrios / que mil en mi casa, / y prefiero el umbral de la casa
de Dios / a vivir con los malvados.
Marcos 7,1-13:
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de
Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con las manos impuras, es decir,
sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse
antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al
volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas
tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué comen tus
discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?" Él les
contestó: "Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este
pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me
dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a
un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres."
Y añadió: "Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés
dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre
tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su
madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le
permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios
con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas."
Homilía
Temas de las lecturas: Sobre este templo quisiste que residiera tu nombre.
Escucha la súplica de tu pueblo, Israel * ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de
los ejércitos! * Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la
tradición de los hombres
1. Oración en el templo
1.1 Salomón ora en el templo, el grandioso templo que será durante siglos el
corazón de la vida de la fe del pueblo de Dios. Sus palabras destacan la grandeza
de Dios que hace ver pequeño al templo mismo; y piden compasión y perdón. Hay
pues, un juego maravilloso de contrastes entre lo grande del momento y de la
construcción, y lo pequeñas que son nuestras vidas y nuestras obras frente a la
santidad y la inmensidad del Señor.
1.2 Hay varios modos de aprovechar para nuestra vida las enseñanzas de la
primera lectura de hoy. Ante todo, es bello que Salomón es tan humilde cuando era
más grande a los ojos de su pueblo. Esto me hace acordar de lo que leí una vez
sobre la práctica de la fe en las familias. Para un niño, su papá es "dios;" es alguien
muy grande, en todo caso. Ver al papá arrodillarse frente a Jesús y adorarle es un
modo muy concreto de inculcar en el niño cómo es de grande el Señor. El niño no
puede sino pensar: "Si mi papá que es TAN grande reconoce que Dios es inmenso,
¡cómo será de grande Dios!" La catequesis hecha a base de estos gestos sencillos
cala profundamente en las mentes infantiles.
1.3 Otro aspecto interesante es aquello de no idolatrar las obras de nuestras
manos. Se dice que los constructores del Titanic dijeron que ni Dios podría hundirlo.
Es un caso extremo de orgullo y vanidad. Pero puede tentarnos. Lo más sano es ver
todo lo que hacemos como Salomón vio su templo. Él sabía que no iba a hacer nada
más grande en su vida y sin embargo comprendió que el Dios que rebasa los cielos
sobrepasa también el breve espacio de unos ladrillos. Los verdaderos santos no han
idolatrado sus obras. Vicente de Paúl sentía dolor por todos a los que no había
podido servir, eso que él hizo más por los pobres que muchísima gente. Tomás de
Aquino consideraba que era "paja" lo que había escrito. No es falsa modestia: es la
sincera conciencia de que Dios es de veras grande, muy grande.
2. El mal viene de dentro
2.1 ¿Has visto con cuánta facilidad los niños buscan disculpas a sus equivocaciones
o errores? La palabra "disculpa" alude a quitarse una culpa, pero eso en realidad no
sucede así. La mayor parte de las dis-culpas lo que pretenden es disolver, diluir,
ocultar la culpa, pero no la admiten, ni la reconocen, ni la sanan.
2.2 Estas reflexiones nacen del evangelio de hoy. Jesús se opone a una visión
simple e irresponsable que quiere encontrar las causas de la impureza afuera del
hombre, causando un grave engaño implícito: "por fuera me ensucian pero por
dentro soy limpio". Lo grave, en efecto, de la postura de los fariseos es eso:
mientras miran lo sucio como algo "exterior", se están declarando interiormente
limpios. Y el que se cree limpio no se limpia.
2.3 Eso explica la actitud fuerte, casi punzante, de Jesucristo. Él ha venido
precisamente a traer salud, pureza, verdad. Aquel que ya se considera sano, puro y
verdadero no tiene qué recibir de Jesús. Esto significa que lo que nos puede parecer
simple disgusto o ira de Cristo en realidad es fruto de un amor que no quiere que
nos engañemos ni quiere que perdamos los dones y bendiciones que él ha venido a
traernos y por los que ciertamente entregó hasta su propia sangre.