Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Febrero 13
Memoria del B. Jordán de Sajonia, OP
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del
mensajero que anuncia la paz! * ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor? *
Lo dejaron todo y se fueron tras él
Textos para este día:
Isaías 52, 7-10:
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz,
que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: «Ya reina tu
Dios!» ¡Una voz! Tus vigías alzan la voz, a una dan gritos de júbilo, porque con sus
propios ojos ven el retorno de Yahveh a Sión. Prorrumpid a una en gritos de júbilo,
soledades de Jerusalén, porque ha consolado Yahveh a su pueblo, ha rescatado a
Jerusalén. Ha desnudado Yahveh su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y
han visto todos los cabos de la tierra la salvación de nuestro Dios.
Salmo 14:
El que procede honradamente / y practica la justicia, / el que tiene intenciones
leales / y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo / ni difama al vecino, / el que considera
despreciable al impío / y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta dinero a usura / ni acepta soborno contra el inocente. / El que así
obra nunca fallará. R.
Marcos 1, 14-20:
Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena
Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos
y creed en la Buena Nueva.» Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el
hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les
dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres.» Al instante,
dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago,
el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las
redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con
los jornaleros, se fueron tras él.
Homilía
Temas de las lecturas: ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del
mensajero que anuncia la paz! * ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor? *
Lo dejaron todo y se fueron tras él
1. Biógrafo y sucesor de Santo Domingo
1.1 No es tarea fácil suceder a un gran hombre, y santo Domingo de Guzmán fue
sin duda uno de los grandes. Gigante en sus virtudes, egregio en su sabiduría,
admirable en su generosidad, paciencia y visión. Siendo aún muy joven Jordán fue
elegido como segundo "Maestro de la Orden," y su tarea no era sólo recibir el
legado de Domingo sino consolidar una obra que apenas nacía: la Orden de
Predicadores, los que a menudo son llamados "Padres Dominicos," en atención al
Fundador.
1.2 Jordán seguramente tuvo sus defectos, como todos los tenemos, pero uno que
creo que no lastimó su alma fue la envidia. Diría uno que era más feliz del bien de
los otros que del suyo propio y por eso, en lugar de competir, hizo de su voz y de
su pluma instrumento que supieran cantar alto y fuerte cómo Dios había onbrado
en la vida de Santo Domingo. A Jordán lo escogieron como sucesor pero él escogió
ser biógrafo. Su testimonio, lleno de un amor contagioso por la virtud y por la
originalidad del carisma dominicano, se convirtió en su propia carta de
presentación. Los resultados fueron maravillosos.
2. Amigo de sus amigos
2.1 La Providencia de algún modo tenía reservada esta tarea a alguien como
Jordán, como se ve por el señalado don que siempre tuvo para cultivar la amistad
con hombres y mujeres. Entre los hombres uno recuerda a Enrique, su compañero
de vivienda en París, a quien quiso como a un hermano, y a quien se propuso
conquistar para el noble ideal de la vida religiosa. Pues tal es el estilo de la amistad
según Jordán: ayudar al otro a crecer; buscar el mayor bien para aquellos a los que
uno quiere.
2.2 Sin embargo, es más conocido Jordán por su amistad con una religiosa, la
Beata Diana. Cuando pensamos que la Iglesia ha reconocido la santidad tanto en
ella como en él pensamos en el significado más profundo de ese cariño que se
expresaron estos dos tan abiertamente en sus cartas. Lejos de toda impureza pero
también lejos de todo temor mojigato, Diana y Jordán saben tratarse con una
libertad llena de prudencia y con un recato en donde no falta la alegría e incluso la
ternura. Su amistad permanece como un faro que disipa muchos de los prejuicios
que suelen tenerse en torno a la supuesta oscuridad de la Edad Media.
3. El gran promotor vocacional
3.1 Dentro de la Orden misma, es decir, entre los frailes, el recuerdo agradecido
hacia Jordán está relacionado con su don para atraer a la juventud hacia Cristo. De
cierto modo es una consecuencia de esperar cuando hablamos de alguien con esa
capacidad para crear y cultivar amistades sanas: el ámbito de la amistad hace
creíble aquella palabra que invita a otros a dar el paso del que uno mismo está
convencido. Se cuenta que Jordán mismo dio el hábito a más de mil novicios. Sus
palabras, pues, eran efectivas y penetrantes, y sin duda sus ojos tenían destello de
la hermosura que Cristo prometió a quienes lo dejan todo por el Evangelio.
3.2 Jordán enseñó no sólo de palabra sino con su ejemplo. No es un simple experto
en marketing, contando a otros cómo es bueno que se dediquen a la evagelización
sino que él mismo entregó su fuerza y su carisma a la obra de la predicación. No es
un administrador desde su despacho u oficina, sino un apóstol que sabe encontrar
tiempo para cuidar el bien del la Orden sin quedarse sólo en ella. Jamás olvidemos
que Jordán murió precisamente en medio de un viaje misionero: murió luchando
por hacer visible el reino y la gloria de Cristo. Su cuerpo exánime sigue gritando
que una vida gastada por Dios vale la pena: ¿hay mejor mensaje vocacional?