EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
miércoles 12 Febrero 2014
Miércoles de la quinta semana del tiempo ordinario
Primer Libro de los Reyes 10,1-10.
La reina de Sabá oyó hablar de la fama de Salomón, y fue a ponerlo a prueba,
proponiéndole unos enigmas.
Llegó a Jerusalén con un séquito imponente, con camellos cargados de perfumes,
de muchísimo oro y de piedras preciosas. Cuando se presentó ante Salomón, le
expuso todo lo que tenía pensado decirle.
Salomón respondió a todas sus preguntas: no hubo para el rey ninguna cuestión
tan oscura que no se la pudiera explicar.
Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, la casa que había
construido,
los manjares de su mesa, los aposentos de sus servidores, el porte y las libreas de
sus camareros, sus coperos y los holocaustos que ofrecía en la Casa del Señor, se
quedó sin aliento
y dijo al rey: "¡Realmente era verdad lo que había oído decir en mi país acerca de ti
y de tu sabiduría!
Yo no lo quería creer, sin venir antes a verlo con mis propios ojos. Pero ahora
compruebo que no me habían contado ni siquiera la mitad: tu sabiduría y tus
riquezas superan la fama que llegó a mis oídos.
¡Felices tus mujeres, felices también estos servidores tuyos, que están
constantemente delante de ti, escuchando tu sabiduría!
¡Y bendito sea el Señor, tu Dios, que te ha mostrado su favor poniéndote sobre el
trono de Israel! Sí, por su amor eterno a Israel, el Señor te estableció como rey
para que ejercieras el derecho y la justicia".
La reina regaló al rey ciento veinte talentos de oro, una enorme cantidad de
perfumes y piedras preciosas; nunca más se recibieron tantos perfumes como los
que la reina de Sabá dio al rey Salomón.
Salmo 37(36),5-6.30-31.39-40.
Encomienda al Señor tus empresas,
confía en él que lo hará bien.
Hará brillar tus méritos como la luz
y tus derechos como el sol del mediodía.
Medita el justo los dichos de los sabios
y si habla, expresa lo que es justo.
Con la ley del Señor en su corazón,
sus pasos no vacilan.
La salvación de los justos viene del Señor,
él es su refugio en tiempos de angustia.
El Señor los ayuda y los libera,
salva a cuantos confiaron en él.
Evangelio según San Marcos 7,14-23.
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo
bien.
Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace
impuro es aquello que sale del hombre.
¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!".
Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron
por el sentido de esa parábola.
El les dijo: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada
de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo,
porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares
retirados?". Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos.
Luego agregó: "Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro.
Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas
intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios,
los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia,
la difamación, el orgullo, el desatino.
Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".
Comentario del Evangelio por :
San Rafael Arnáiz Barón (1911-1938), monje trapense español
Escritos Espirituales, 04/03/1938
“Se￱or, crea en mi un coraz￳n puro” (Sal. 50,12)
Que vengan los sabios preguntando dónde está Dios. Dios está donde el sabio con
la ciencia soberbia no puede llegar... Dios está en el corazón desprendido…, en el
silencio de la oración, en el sacrificio voluntario al dolor, en el vacío del mundo y
sus criaturas...
Dios está en la Cruz, y mientras no amemos la Cruz, no le veremos, no le
sentiremos...
Callen los hombres, que no hacen más que meter ruido.
¡Ah!, Señor, qué feliz soy en mi retiro... Cuánto te amo en mi soledad... Cuánto
quisiera ofrecerte que no tengo, pues ya te lo he dado todo... Pídeme, Señor...,
mas ¿qué he de darte?
¿Mi cuerpo?, ya lo tienes; es tuyo. ¿Mi alma?... Señor, ¿en quién suspira sino en Ti,
para que de una vez la acabes de tomar? ¿Mí corazón? está a los pies de María,
llorando de amor..., sin ya nada querer, más que a Ti.
¿Mi voluntad? ¿Acaso, Señor, deseo lo que Tú no deseas? Dímelo... dime, Señor,
cuál es tu voluntad, y pondré la mía a tu lado... Amo todo lo que Tú me envíes y
me mandes, tanto salud como enfermedad, tanto estar aquí como allí, tanto ser
una cosa como otra.
¿Mi vida? tómala, Señor Dios mío, cuando Tú quieras.
¡Cómo no ser feliz así!
Si el mundo y los hombres supieran. Pero no sabrán; están muy ocupados en sus
intereses; tienen el corazón muy lleno de cosas que no son Dios.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”