CICLO B
TIEMPO DE NAVIDAD
FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA B
En el contexto de la Navidad celebramos hoy la fiesta de la Sagrada Familia
de Jesús, José y María. El Hijo de Dios se hace verdaderamente hombre: en
la humanidad asumida por la Persona divina del Verbo-Hijo es asumido
todo lo que es humano, en particular también la familia, que fue la primera
dimensión de su existencia en la tierra. Por esta razón están también
asumidas la maternidad y la paternidad humanas de José y de María. Bebé
verdadero, niño verdadero, adolescente verdadero, joven verdadero, Jesús
necesitó ser alimentado, protegido y educado. Y esto en el seno de una
verdadera familia: a la sombra amorosa de la madre-mujer, y del padre-
varón.
La Sagrada Familia estuvo fundada en un verdadero matrimonio. El de José
y María no fue una apariencia para guardar las formas. Fue un matrimonio
virginal: recibieron la gracia de vivir juntos la virginidad y del matrimonio.
“El Espíritu Santo, que había inspirado en María la opci￳n de la virginidad
con miras al misterio de la Encarnación y quería que ésta acaeciese en un
contexto familiar idóneo para el crecimiento del Niño, pudo muy bien
suscitar también en José el ideal de la virginidad” (Juan Pablo II). Así, María
y José también fueron llamados a cooperar en la realización del designio
salvador de Dios.
Fue José verdadero padre de Jesús, excluyendo la generación física. No fue
su padre biológico, no engendró a Jesús, pero en todo lo demás fue un
verdadero padre: todos los problemas y alegrías, todas las
responsabilidades de un padre las vivió José con relación a Jesús. Educar es
engendrar y José, junto con María, fue el primer educador de Jesús. Gozó
de la autoridad paterna a la que Jesús se sometió (Lc 2, 51),
transmitiéndole el oficio de carpintero. El fundamento de la paternidad de
José es su matrimonio con María. Para asegurar la protección paterna a
Jesús y ser el Custodio del Redentor, Dios elige a José como esposo de
María. En virtud del vínculo matrimonial, el hijo de María es también hijo de
José. La liturgia nos recuerda que así fueron confiados “a la fiel custodia de
san José los primeros misterios de la salvaci￳n de los hombres”. En orden a
esta trascendental misi￳n José tuvo hacia Jesús “por don especial del cielo,
todo aquel amor natural, toda aquella afectuosa solicitud que el corazón de
un padre pueda conocer” (Pío XII).
María es verdadera Madre de Dios hecho hombre. Fue concebido en su seno
virginal, le amamantó, le crió, le educó, le enseñó las oraciones. María fue
una experta ama de casa. Dentro de unos días la Iglesia celebra la
solemnidad de Santa María Madre de Dios. Será el momento de reflexionar
en profundidad sobre esta verdad.
Jesús, José y María formaron una verdadera familia, comunidad de vida y
amor fundada en el matrimonio de un hombre y de una mujer. Tal como la
ha querido Dios desde el principio. Es la familia una comunidad de intensas
y profundas relaciones interpersonales, con la totalidad de su ser, entre
esposos y entre padres e hijos.
“Honra a tu padre y a tu madre”. Este cuarto mandamiento, vinculado con
el mandamiento del amor, se refiere a la solidaridad y reciprocidad, que se
da en la familia, en la que la felicidad personal depende de la felicidad de
los otros. Este mandamiento también habla indirectamente de la “honra”
que los padres deben a los hijos. En la Familia de Nazaret existió esta
verdadera honra recíproca. José y María en Jesús estaban honrando a su
hijo y a su Dios; y Jesús, Dios verdadero de Dios verdadero, honraba a
María y a José con todo su ser. Con agradecimiento, piedad filial y
confianza correspondía al amor recibido de sus padres, a cuya santificación
contribuía.
El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la
gracia de Dios lo acompa￱aba” (Evangelio). Es la familia la primera escuela
del ser humano. También la de Nazaret. “La educaci￳n consiste en lograr
que el hombre sea cada vez más hombre” (Juan Pablo II). María y José
acompañaron a Cristo, el Hijo de Dios, en su crecimiento humano y en su
maduración personal. Cristo es el Hombre perfecto (Vaticano II). La
presencia de José y María garantizaba el equilibrio en la acción educativa.
Por el hecho de que en Jesús no hubiera pecado, la orientación de su
educación fue siempre positiva, excluyendo actuaciones encaminadas a
corregir.
La Sagrada Familia es un “maravilloso ejemplo a imitar en sus virtudes
domésticas y su uni￳n en el amor” (oraci￳n colecta). El Papa Pablo VI llam￳
a la Familia de Nazaret “escuela del Evangelio”. Y se￱alaba las lecciones de
Nazaret: lección de silencio (recogimiento, interioridad, escucha); lección de
vida doméstica (comunión en el amor); lección de trabajo (casa del "Hijo
del Carpintero"). En Belén la Sagrada Familia no está aislada, sino rodeada
de los pastores y los magos. Es una comunidad abierta a todos. En su
oraci￳n a la Sagrada Familia decía el Papa Francisco: “Jesús, María y José
en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor”; ceñidor de la
unida consumada: la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión
(segunda lectura).
MARIANO ESTEBAN CARO