EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
sábado 15 Febrero 2014
Sábado de la quinta semana del tiempo ordinario
Primer Libro de los Reyes 12,26-32.13,33-34.
Pero Jeroboám pensó: "Tal como se presentan las cosas, el reino podría volver a la
casa de David.
Si este pueblo sube a ofrecer sacrificios a la Casa de Dios en Jerusalén, terminarán
por ponerse de parte de Roboám, rey de Judá, su señor; entonces me matarán a mí
y se volverán a Roboám, rey de Judá".
Y después de haber reflexionado, el rey fabricó dos terneros de oro y dijo al pueblo:
"¡Basta ya de subir a Jerusalén! Aquí está tu Dios, Israel, el que te hizo subir del
país de Egipto".
Luego puso un ternero en Betel y el otro en Dan.
Aquello fue una ocasión de pecado, y el pueblo iba delante de uno de ellos hasta
Dan.
Jeroboám erigió templetes en los lugares altos, e instituyó sacerdotes de entre el
común de la gente, que no eran hijos de Leví.
Además, celebró una fiesta el día quince del octavo mes, como la fiesta que se
celebraba en Judá, y subió al altar. Esto lo hizo en Betel, donde ofreció sacrificios a
los terneros que había fabricado. En Betel estableció a los sacerdotes de los lugares
altos que había erigido.
Después que sucedió esto, Jeroboám no se convirtió de su mala conducta. Volvió a
instituir como sacerdotes de los lugares altos a personas tomadas del común de la
gente; todo el que lo deseaba era investido por él y se convertía en sacerdote de
los lugares altos.
Esto fue una ocasión de pecado para la casa de Jeroboám, y provocó su destrucción
y su exterminio de la faz de la tierra.
Salmo 106(105),6-7a.19-20.21-22.
Junto con nuestros padres hemos pecado,
cometimos una falta, somos culpables.
Nuestros padres en Egipto no entendieron nada de tus milagros,
se olvidaron de tus favores sin cuento,
se rebelaron contra el Altísimo junto al Mar Rojo.
Luego, en Horeb se hicieron un ternero
y se postraron ante un metal fundido,
cambiaron su Gloria
por la imagen de un buey que come pasto.
¡Se olvidaron de Dios que los había salvado,
del que hizo grandes cosas en Egipto,
milagros en el país de Cam,
y un prodigio asombroso en el Mar Rojo!
Evangelio según San Marcos 8,1-10.
En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer,
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
"Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen
qué comer.
Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han
venido de lejos".
Los discípulos le preguntaron: "¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar
desierto para darles de comer?".
El les dijo: "¿Cuántos panes tienen ustedes?". Ellos respondieron: "Siete".
Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete
panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los
distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud.
Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la
bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran.
Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había
sobrado.
Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió.
En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.
Comentario del Evangelio por :
San Juan Crisóstomo (c.345-407), presbítero en Antioquía, después obispo
de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías sobre el Evangelio de Mateo, 82; PG 87,737
Nuestro pastor se nos da como alimento
“¿Quién proclamará las proezas del Señor, quién cantará sus alabanzas?” (Sal
106,2) ¿Qué pastor ha alimentado jamás a su rebaño con su propio cuerpo? A
menudo, las madres confían a sus hijos a una nodriza. Pero Jesucristo no puede
aceptar esto para sus ovejas. Él mismo nos alimenta con su propia sangre y así nos
convierte en un solo cuerpo con Él.
Considerad, hermanos míos, que Cristo nació de nuestra sustancia humana. Pero,
me diréis ¿qué importa? Esto no tiene que ver con todos los hombres. ¡Perdón,
hermano! Es para todos una gran ventaja. El hecho que haya venido y haya tomado
la condición humana concierne a toda la humanidad. Y si ha venido por todos,
también ha venido por cada uno en particular. Talvez me diréis: -¿Porqué,
entonces, no todos los hombres han recibido el fruto que les debía llegar con esta
venida?- ¡No acuséis a Jesús que ha escogido este medio para la salvación de
todos! El fallo está en los que rechazan este beneficio. Porque en la eucaristía,
Jesús se une a cada uno de sus fieles, los hace renacer, los alimenta de si mismo,
no los abandona a otro y así los convence una vez más de que realmente tomó
nuestra carne.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”