VI Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Introducción a la semana
En la mesa de la Palabra del Domingo VI del Tiempo Ordinario se nos informa,
por una parte, de cómo se entendía y valoraba lo que entonces llamaban lepra
en la cultura judía y, por otra, de cómo la aborda Jesús de Nazaret, que en vez
de quedarse paralizado ante el añadido religioso de tal enfermedad, derrocha
humanidad y compasión acercándose al leproso y ayudándole a vivir por el
poder de Dios. Una ocasión más en la que el evangelio nos manifiesta cómo las
entrañas de misericordia son capaces de abatir las barreras excluyentes que los
humanos nos inventamos para distanciarnos unos de otros. Y Pablo no se
muerde la lengua para decirnos que hagamos lo que él hizo como gesto de
libertad: seguir lo que hizo el Maestro.
La Carta de Santiago nos servirá los argumentos de la I lectura a lo largo de
toda la semana; buena ocasión para acoger sugerencias y ánimos en nuestra
prueba diaria de la fe, para intentar traducir la Palabra recibida en gestos de
verdadera religión, es decir, en hechos de misericordia y compasión fraternas
que, a la postre, son los mejores exponentes de nuestra fe.
En el evangelio Marcos nos guía por los caminos de Galilea hasta la suave loma
de la Transfiguración: en el recorrido han quedado los hitos del signo que se
pide a Jesús (no otro que el de Jonás), sus advertencias frente a la intención
farisaica, la curación en Betsaida del ciego, la escena de Cesarea de Felipe
acerca de quién es Jesús de Nazaret.
Con permiso de dominicos.org