Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 6, Martes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas : Dios no tienta a nadie * Dichoso el hombre a quien tú
educas, Señor. * Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes
Textos para este día:
Santiago 1,12-18:
Queridos hermanos: Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque, una vez
aquilatado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo
aman. Cuando alguien se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; Dios no conoce la
tentación al mal y él no tienta a nadie. A cada uno le viene la tentación cuando su
propio deseo lo arrastra y seduce; el deseo concibe y da a luz el pecado, y el
pecado, cuando se comete, engendra muerte. Mis queridos hermanos, no os
engañéis.
Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el
cual no hay fases ni períodos de sombra. Por propia iniciativa, con la palabra de la
verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.
Salmo 93:
Dichoso el hombre a quien tú educas, / al que enseñas tu ley, / dándole descanso
tras los años duros. R.
Porque el Señor no rechaza a su pueblo, / ni abandona su heredad: / el justo
obtendrá su derecho, / y un porvenir los rectos de corazón. R.
Cuando me parece que voy a tropezar, / tu misericordia, Señor, me sostiene; /
cuando se multiplican mis preocupaciones, / tus consuelos son mi delicia. R.
Marcos 8,14-21:
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían más que un
pan en la barca. Jesús les recomendó: "Tened cuidado con la levadura de los
fariseos y con la de Herodes." Ellos comentaban: "Lo dice porque no tenemos pan."
Dándose cuenta, les dijo Jesús: "¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No
acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los
oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco
panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?" Ellos contestaron: "Doce." "¿Y cuántas
canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?" Le
respondieron: "Siete." Él les dijo: "¿Y no acabáis de entender?"
Homilía
Temas de las lecturas: Dios no tienta a nadie * Dichoso el hombre a quien tú
educas, Señor. * Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes
1. La Diatriba
1.1 La pedagogía del apóstol Santiago es bien conocida por su cierta rudeza. Su
estilo de redacción sin embargo no proviene de la rabia contenida o de una actitud
de superioridad; no nace del desprecio ni es un olvido del gran tema
neotestamentario de la gracia.
1.2 Santiago utiliza extensamente un método judío de argumentación, que es la
diatriba. El propósito con este método es desarmar toda posible objeción contraria
a la tesis que se quiere plantear. El que habla usa un estilo demoledor no porque
quiera demoler a sus opositores sino porque quiere mostrar de una vez por todas
que no hay excusas ni impedimentos para asumir con toda el alma lo que se está
predicando.
2. Tentaciones, pruebas, autoengaños...
2.1 Dentro de esa lógica, la lectura de hoy aborda el tema de las tentaciones. Es
fácil buscar excusas y decir cosas como: "Dios me puso una prueba tan difícil que
no la pude soportar." Y entrar luego a quejarnos de la dureza de la vida o
cobijarnos todos en la fragilidad humana.
2.2 Santiago nos quiere ante todo honestos: no le echemos la culpa a Dios; no nos
disculpemos tan fácilmente; vayamos al centro y raíz real de nuestras faltas. Según
este apóstol, esa causa está en lo que deseamos; en nuestros deseos,
concupiscencias o pasiones, pues de todas estas formas se traduce ese término del
griego.
2.3 Reconocer el origen de nuestros males no es suficiente si no atendemos
también al origen de nuestros bienes. Por eso él escribe: "Todo regalo valioso y
todo don perfecto viene de arriba, del Padre de las luces, en quien no hay cambios
ni períodos de sombra." De este modo, el capricho de la concupiscencia queda
vencido por la libre voluntad del que nos rescata de la concupiscencia, y la locura
del pecado con la locura de su amor redentor.
3. Preocupaciones Falsas y Preocupaciones Verdaderas
3.1 El evangelio de hoy nos ayuda a distinguir entre preocupaciones falsas y
preocupaciones verdaderas. Jesús advierte sobre un peligro: la influencia perniciosa
de los fariseos; los discípulos le entienden poco y mal, y creen que se refiere al
hecho de haber olvidado llevar consigo pan para el viaje.
3.2 Detrás de este hecho tan elemental y accidental hay algo más profundo, sin
embargo. Hay riesgos que vemos fácilmente, como aquello de "nos vamos a quedar
sin que comer;" otros riesgos en cambio son menos visibles. Por ejemplo: "nos
están cambiando la mente." Lo primero es lo que alcanzan a ver los discípulos; lo
segundo, lo que ve el Señor.
3.3 Esas distinciones son importantes cuando pensamos por ejemplo en todo lo que
nos preocupamos por el costo de la vida o la tasa de desempleo (cosas reales y
muy visibles), en contraste con lo que nos preocupa el descenso en la moral o el
desinterés generalizado por los problemas políticos (cosas también reales, aunque
menos visibles). Jesús nos advierte y nos apremia a tener los ojos abiertos para lo
invisible.