Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 6, Miércoles
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Llevad a la práctica la palabra y no os limitéis a
escucharla * ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor? * El ciego estaba
curado y veía todo con claridad
Textos para este día:
Santiago 1,19-27:
Tened esto presente, mis queridos hermanos: sed todos prontos para escuchar,
lentos para hablar y lentos para la ira. Porque la ira del hombre no produce la
justicia que Dios quiere. Por lo tanto, eliminad toda suciedad y esa maldad que os
sobra y aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros.
Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros
mismos, pues quien escucha la palabra y no la pone en práctica se parece a aquel
que se miraba la cara en el espejo y, apenas se miraba, daba media vuelta y se
olvidaba de cómo era. Pero el que se concentra en la ley perfecta, la de la libertad,
y es constante, no para oír y olvidarse, sino para ponerla por obra, éste será
dichoso al practicarla.
Hay quien se cree religioso y no tiene a raya su lengua; pero se engaña, su religión
es vacía. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar
huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.
Salmo 14:
El que procede honradamente / y practica la justicia, / el que tiene intenciones
leales / y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo / ni difama al vecino, / el que considera
despreciable al impío / y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta dinero a usura / ni acepta soborno contra el inocente. / El que así
obra nunca fallará. R.
Marcos 8,22-26:
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida. Le trajeron un ciego,
pidiéndole que lo tocase. Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó
saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: "¿Ves algo?" Empezó a
distinguir y dijo: "Veo hombres; me parecen árboles, pero andan." Le puso otra vez
las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía con toda claridad.
Jesús lo mandó a casa, diciéndole: "No entres siquiera en la aldea."
Homilía
Temas de las lecturas: Llevad a la práctica la palabra y no os limitéis a
escucharla * ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor? * El ciego estaba
curado y veía todo con claridad
1. Cuidado con las palabras
1.1 Sobre la prudencia en el uso de las palabras nos habla el apóstol Santiago el día
de hoy. Puede ser interesante presentar una colección de frases sobre este tema,
porque bien se ve que todo el que ha buscado sabiduría o ha tendido seriamente a
la santidad, ha pasado por la escuela de aprender a callar.
1.2 Nada hay en la tierra más difícil de sostener que la boca. (Edward Balser.);
Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio. (Proverbio
indio.); Tenemos dos orejas y una sola boca, justamente para escuchar más y
hablar menos. (Zenon de Citión.); Se necesitan dos años para aprender a hablar y
sesenta para aprender a callar. (Ernest Hemingway.); Hay predicadores que no
saben hablar, porque no saben callar. (Anónimo); Muchas veces lo que se calla
hace más impresión que lo que se dice. (Píndaro.); A medida que avanza una
discusión, retrocede la verdad. (Anónimo.); El objeto de toda discusión no debe ser
el triunfo sino el progreso. (J. Joubert.); Todos los hombres que no tienen nada
importante que decir, gritan. (Jardiel Poncela.);¡Escucha! O tu lengua te volverá
sordo. (Adagio Cheroqui.); El que sabe hablar, sabe también cuándo.
(Arquímedes.); No es necesario decir todo lo que se sabe, pero es necesario saber
todo lo que se dice. (Anónima); No hables, en manera alguna, hasta que tengas
algo que decir. (Caryle.)
2. Una sanación por pasos
2.1 El pasaje del evangelio de hoy es muy singular: estamos ante una curación
procesual. Uno está acostumbrado a pensar que el poder de Jesús es tan grande
que todo lo que él desea se realiza instantáneamente, mas he aquí una sanación
que sucede como en dos etapas. En un primer momento el que era ciego distingue
algo, pero es borroso; con una segunda dosis de Cristo alcanza la plena salud. ¿Qué
podemos aprender de estos hechos?
2.2 Ante todo: también nuestras vidas Cristo hará muchas cosas procesualmente.
La gracia de Dios no es una cosa mágica que simplemente nos resuelve problemas
o nos abrevia dolores. Tenemos que encariñarnos con la palabra "proceso". Dios
sabe por qué nos lleva a la velocidad que nos lleva y por qué ciertas cosas que a
nosotros nos parecen necesarísimas y obvias no se dan.
2.3 Pero hay un detalle interesante en este pasaje. Cuando el hombre empieza a
recuperar la vista describe lo que ve con estas palabras: "Veo hombres y me
parecen árboles que caminan". Sabía lo que veía y sabía que no lo veía bien. Ello
implica que conocía cómo debía ver y que en otro tiempo había podido ver bien.
Este era un ciego que había tenido vista y la había perdido y por ello podía
comparar su experiencia con lo que antes había conocido.
2.4 Y es importante porque el primer milagro sucedió a petición de otros, que
fueron los que pidieron el milagro al Señor; esta segunda curación sucede ya no
ante otros sino en la intimidad del diálogo y el encuentro con Jesús solo. La primera
vez el ciego se deja llevar por la fe de los otros y es pasivo ante lo que se le quiera
hacer; la segunda vez se apropia de su proceso, admite su realidad y se asincera
con Jesucristo, de modo que la fe que entonces obra es suya, intensamente suya.
Esa es la fe que permite ver las cosas con claridad.