Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 7, Lunes
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Si tenéis el corazón amargado por la envidia y las
rivalidades, no andéis gloriándoos * Los mandatos del Señor son rectos y alegran el
corazón. * Tengo fe, pero dudo; ayúdame
Textos para este día:
Santiago 3,13-18:
Queridos hermanos: ¿Hay alguno entre vosotros sabio y entendido? Que lo
demuestre con una buena conducta y con la amabilidad propia de la sabiduría.
Pero, si tenéis el corazón amargado por la envidia y las rivalidades, no andéis
gloriándoos, porque sería pura falsedad. Esa sabiduría no viene del cielo, sino que
es terrena, animal, diabólica. Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y
toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además,
es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras,
constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es
la justicia.
Salmo 18:
La ley del Señor es perfecta / y es descanso del alma; / el precepto del Señor es
fiel / e instruye al ignorante. R.
Los mandatos del Señor son rectos / y alegran el corazón; / la norma del Señor es
límpida / y da luz a los ojos. R.
La voluntad del Señor es pura / y eternamente estable; / los mandamientos del
Señor son verdaderos / y enteramente justos. R.
Que te agraden las palabras de mi boca, / y llegue a tu presencia el meditar de mi
corazón, / Señor, roca mía, redentor mío. R.
Marcos 9,14-29:
En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar
adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos
escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a
saludarlo. Él les preguntó: "¿De qué discutís?" Uno le contestó: "Maestro, te he
traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira
al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus
discípulos que lo echen, y no han sido capaces."
Él les contestó: "¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo
os tendré que soportar? Traédmelo." Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a
Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos. Jesús
preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?" Contestó él: "Desde
pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con
él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos." Jesús replicó: "¿Si puedo?
Todo es posible al que tiene fe." Entonces el padre del muchacho gritó: "Tengo fe,
pero dudo; ayúdame." Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo,
diciendo: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él."
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver,
de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó,
cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: "¿Por qué no pudimos
echarlo nosotros?" Él les respondió: "Esta especie sólo puede salir con oración."
Homilía
Temas de las lecturas: Si tenéis el corazón amargado por la envidia y las
rivalidades, no andéis gloriándoos * Los mandatos del Señor son rectos y alegran el
corazón. * Tengo fe, pero dudo; ayúdame
1. No Todo Conocimiento es Sabiduría
1.1 Los acontecimientos científicos que vive nuestro tiempo nos proveen de un
ejemplo elocuente de la diferencia entre conocimiento y sabiduría. Podemos
amontonar conocimientos como para clonar seres humanos, pero ¿es eso sabio?
¿Adónde nos conduce? ¿Qué hará de la especie humana el concepto de utilizar un
embrión para hacer repuestos que curen la enfermedad de otro ser humano?
1.2 Santiago da unos criterios de lo que es verdadera sabiduría: "intachable, pero
además pacífica, tolerante, conciliadora, compasiva, fecunda, imparcial y sincera."
El desenlace de esta sabiduría es vida, paz, salvación. Su raíz no está en la
rivalidad ni en la ambición. Logra lo que quiere y no tiene que quitárselo a nadie,
porque lo produce desde sí misma. Esta es la clase de conocimiento que Cristo trajo
al mundo y que los que son de Cristo saben testificar con sus vidas.
2. Algo más que un enfermo
2.1 En el evangelio de hoy continuamos la lectura continua de Marcos, que nos ha
ocupado desde el principio del tiempo ordinario. Esta vez la escena es patética: un
caso de aparente epilepsia, que es atribuido por la mentalidad de aquella época a la
acción del demonio.
2.2 Hay quienes piensan precisamente que el pasaje de hoy es una muestra
meridiana de la confusión mítica en que vivía la gente de aquella época, y al
parecer Jesús mismo. Según estos, deberíamos aprender del texto de hoy que el
demonio es el nombre que aquellos hombres daban a las enfermedades de causa
desconocida.
2.3 Lo malo de este planteamiento es que presupone que el mal del muchacho
tenía una sola causa. Nada impide que la acción del demonio concurra con otros
malestares, sean ellos físicos, neurológicos o síquicos. Y ese parece ser el caso
aquí. Curiosa esta "epilepsia" que "muchas veces" arroja al enfermo hacia el fuego
o hacia el agua. ¿Ha oído usted de cosa semejante? Interesante esta "epilepsia"
que se dispara en cuanto el muchacho "ve a Jesús".
2.4 No negamos, pues, que haya habido una condición cerebral anómala en este
joven, pero sí afirmamos que los síntomas mismos que la tradición nos ha dado
permiten hablar de un origen más hondo y oscuro. Y lo importante es saber que
también en esa hondonada oscura en que gruñe el demonio sabe desenvolverse
Cristo, y dar salud y vida y alegría a cuantos creen en él.