ᄀAmen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores”
Mt 5,38-48
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE
“Ustedes han oído que se dijo…”. Pero yo les digo… Jesús, nos reafirma su
autoridad divina, por sobre la ley, por sobre los profetas, por encima de los
legisladores, es una afirmación clara de su divinidad.
Ojo por ojo y diente por diente. La llamada ley del talión toma su nombre de su
incorporación a la ley romana Las frases con que aparece citada eran las primeras
con las que aparece formulada en la Ley (Ex 21:24.25v; Dt 19:18.21v). Era la ley
vigente en el Oriente bíblico. Esta legislación, tan chocante con la mentalidad que
hoy tenemos, nacía precisamente de un espíritu de justicia y moderación. Si la
injusticia privada fácilmente degenera en reyerta y ésta en abuso, ley del talión
tendía a prevenir y evitar éstas trifulcas. Era la justicia tasada materialmente: Ojo
por ojo, pero no más que el equivalente material de la ofensa hecha. Aunque
también se admitía en la antigüedad la sustitución de esta tasación material por
una equivalencia en especie o dinero (Ex 21:26-35). Sin embargo, no es seguro si
en la época de Jesús regía la sustitución pecuniaria o equivalente de la ley del
talión, En la literatura rabínica hay indicios de estar vigente estrictamente esta ley,
al menos en casos concretos. El historiador Judío Flavio Josefo dice que era
practicada si el agredido no aceptaba la compensación económica. Y este principio
es el que Jesús toma en su primitiva formulación para preceptuar a sus discípulos
un amplio espíritu de justicia, y aún más, desbordada por la caridad.
2. JESÚS NO EXPONE LA ABOLICIÓN DE LA JUSTICIA PÚBLICA
Pero es bueno aclarar que esta justicia que va a exponer Jesús, no es la abolición
de la justicia pública, la que es necesaria para la existencia misma de la sociedad.
Recordemos que el mismo Jesús dijo: Dad al César. Ni tampoco trata de que sus
discípulos renuncien a sus derechos ante la justicia pública, pues se haría la vida
humana imposible en multitud de casos. El mismo hará ver esto con su ejemplo en
san Juan 18:22.23. Al oír esto, uno de los guardias que estaba allí le dio a Jesús
una bofetada en la cara, diciendo: ¿Así contestas al sumo sacerdote? Jesús le dijo:
Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero si he hablado
correctamente, ¿por qué me golpeas?
3. EL ESPÍRITU GENEROSO DE CARIDAD QUE HAN DE TENER LOS
DISCÍPULOS
Lo que Jesús enseña, en una forma oriental, concreta, extremista y paradójica, es
cuál ha de ser el espíritu generoso de caridad que han de tener sus discípulos en la
práctica misma de sus derechos de justicia. Por eso, al ojo por ojo, dirá como
temática paradójica de este espíritu de caridad, dice Jesús: Pero yo les digo que no
hagan frente al que les hace mal, es decir, no resistáis al mal, por el contexto, al
hombre malo, al que le hace mal. Y Jesús ilustra aún este principio con cuatro
casos, que harán ver con grafismo su pensamiento. Al final de ellos se sintetizará
su intento.
4. SI ALGUIEN TE DA UNA BOFETADA EN LA MEJILLA DERECHA,
PRESÉNTALE TAMBIÉN LA OTRA
Jesús nos dice en el primer caso; “Si alguien te da una bofetada en la mejilla
derecha, preséntale también la otra.” La paradoja es clara. El citar
concretamente una mejilla es debido a que el detalle agrada al pueblo y fija la
atención. El que sea la derecha no tiene ningún valor especial, aunque algunos lo
pensaron basándose en sutilezas. Lucas, 6; 9 en el lugar paralelo, dice: Al que te
hiera en una mejilla, ofrécele la otra. Es una expresión tomada del lenguaje
popular. En la literatura rabínica se lee: Cuando alguno te abofetee en la mejilla
izquierda, preséntale aún la derecha. Es matiz característico de san Mateo.
5. AL QUE QUIERE HACERTE UN JUICIO PARA QUITARTE LA TÚNICA, DÉJALE
TAMBIÉN EL MANTO
Jesús nos dice en segundo caso; “Al que quiere hacerte un juicio para quitarte
la túnica, déjale también el manto” ; La túnica y el manto eran las dos piezas
usuales del vestido palestino de la época. La escena parecería evocar un caso de
reclamación ante un tribunal. Ante este pleito, Jesús diría, paradójicamente, que le
diese también el manto, sobre el que no había cuestión. La Ley exigía que el que
tomase en prenda el manto del prójimo se lo devolviese antes de la puesta del sol,
pues tan necesario le era (Ex 22:25.26).
6. SI TE EXIGE QUE LO ACOMPAÑES UN KILÓMETRO, CAMINA DOS CON ÉL
Jesús nos dice en tercer caso: “si te exige que lo acompa￱es un kil￳metro,
camina dos con él.” Esta sentencia es propia del evangelio de san Mateo. Esta
exigencia, equivale a la palabra requisar, que es de origen persa. Los oficiales y
servidores del rey, para poder cumplir mejor su oficio de mensajeros, estaban
autorizados a requisar a personas o medios de transporte que encontrasen a mano.
Los romanos tomaron de los persas la misma palabra y la institución.
Naturalmente, este derecho se prestaba en la práctica a toda clase de abusos. En
labios de Jesús tiene la palabra mayor amplitud, pues se refiere al espíritu que ha
de informar la conducta de sus discípulos. El mismo término cualquiera que te
requise acusa el propósito genérico de la lección de Jesús en la vida cotidiana, si te
exige que lo acompañes un kilómetro, Jesús propone responderle con dos.
7. DA AL QUE TE PIDE, Y NO LE VUELVAS LA ESPALDA AL QUE QUIERE
PEDIRTE ALGO PRESTADO.
En el cuarto caso, Jesús dice; “Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al
que quiere pedirte algo prestado.” Este cuarto ejemplo con el que Jesús expone
su doctrina parecería tratarse, en la primera parte, del ejercicio de la limosna, y en
la segunda, de dar facilidades materiales en la vida del prójimo. Pero ateniéndose al
tono general de este contexto, en el que se acusan exigencia o insolencia por abuso
— la bofetada, el despojo del manto, la requisa —, probablemente este último
punto ha de ser situado en el plano de lo exigente. Puede ser el caso de una
petición de préstamo en condiciones de exigencia o insolencia. A esto lleva la
sentencia paralela de Lucas: Da a todo el que te pida y no reclames a quien toma lo
tuyo (Lc 6:30). Según el Antiguo Testamento, el préstamo al pobre debía ser hecho
sin beneficios. Expresión aún con más amplificación.
8. EL CRISTIANO DEBE TENER UNA ACENTUADA CARIDAD
La doctrina de Jesús, que se desprende de estos casos concretos en que la expone,
es que el cristiano debe tener su caridad al prójimo tan acentuada, que en los casos
mismos de ofensa o abuso, como en la bofetada, o en los que tiene la justicia a su
favor, la túnica, requisa, préstamo, debe tener su disposición de ánimo en tal
estado que, por su parte, esté dispuesto al perdón y a la generosidad con su
adversario. Por lo que no quiere decir, en verdad, que ponga la otra mejilla para
recibir otra bofetada, lo que era provocar al enemigo a una nueva injuria, y
análogamente hay que decir lo mismo de los otros casos, pues sería provocador de
nuevas injurias el que así hiciese.
Es, por el contrario, con esa forma un tanto paradójica de hablar, un modo de
exponer la actitud de caridad y perdón que se ha de tener con el adversario; no
sólo perdonar a la primera injuria, sino estar preparado a perdonar nuevas ofensas,
ofreciéndole así, con la otra mejilla, toda la generosidad de su perdón. Cuando a
Jesús, en el sanedrín, un soldado le dio una bofetada, Jesús no le ofreció la otra
mejilla, sino que le dijo: Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero
si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas? Acaso esté también en la
perspectiva de san Mateo la persecución por Jesús
9. JESÚS PREFIERE LA MISERICORDIA
Las leyes, favorecían más a la Justicia que la misericordia, Jesús prefiere la
misericordia, El ennoblece los sentimientos profundos, los corazones sinceros y
compasivos, ante la práctica del rigor de la ley, la ley del Talión responde al espíritu
de la justicia, pero no al del Evangelio, que es el espíritu de caridad. Dice el Señor;
“Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo
prestado.” Es decir seamos benevolentes, piadosos, clementes, compasivos,
tengamos caridad por nuestros hermanos, no le neguemos lo que necesiten,
tengamos disposición de ayudar y no de volver las espaldas. Jesús, nos vuelve a
pedir, que amemos al prójimos, como a nosotros mismos.
10. AMARÁS A TU PRÓJIMO Y ODIARÁS A TU ENEMIGO
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: “Amarás a tu pr￳jimo y
odiarás a tu enemigo.” Nuevamente Jesús cita lo que oyeron en las lecturas y
explicaciones sinagogales. La primera parte de esta sentencia se encuentra
formulada así en la Ley, -No te Vengarás ni Guardarás rencor a los hijos de tu
pueblo. Más bien, Amarás a tu Prójimo como a ti mismo - (Lev 19:18).
En la Ley se preceptúa el amor al prójimo; pero éste prójimo es sólo el judío. En
algunos pasajes se recomienda y manda amar también al peregrino pero el
contexto hace ver que no es el transeúnte, sino el advenedizo establecido
habitualmente entre el pueblo judío e incorporado a él. - Cuando un extranjero
resida con vosotros en vuestra tierra, no lo oprimiréis- (Lev 19:34),
11. JESÚS DA SU ENSEÑANZA PROPIA, “AMEN A SUS ENEMIGOS, RUEGUEN
POR SUS PERSEGUIDORES”
Así es como del precepto positivo de amor al prójimo, pero solo entre los judíos,
sumado al silencio del amor universal al prójimo, y que la ley respaldaba el
exterminio de ciertas gentes que no eran judías, se vino a concluir dentro del
pueblo la ilógica, pero práctica para ellos, la no obligación de amar a los no eran
judíos.
Este era el ambiente que existía en tiempo de Jesús, con una interpretación muchas
veces exagerada de la Ley, sin embargo Jesús da su enseñanza propia; “Pero yo
les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores” , es decir el
amor al prójimo llega hasta amar a nuestros enemigos, que, en contraposición al
judío de aquel tiempo, son todos los no judíos, todos los hombres. Y al mismo
tiempo se extiende a perdonar las ofensas personales con verdadera amplitud, pues
manda; rueguen por sus perseguidores, en otras palabras a orar por los mismos
que los persiguen.
12. ASÍ SERÁN HIJOS DEL PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO
Nunca el judaísmo llegó a esta moral. EL motivo que Jesús cita para exigir este
amor al enemigo es doble: así serán hijos del Padre que está en el cielo. La bondad
es esencial a Dios y se desborda, benéfica y protectora sobre todos los hombres,
buenos y malos; “porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace
caer la lluvia sobre justos e injustos.” . No priva a éstos ni del beneficio del sol
ni de la lluvia, destacado este último por su valor incalculable en la seca tierra
oriental.
Por eso, cuando los seres humanos, en lugar de odiar a sus enemigos, los aman por
caridad, imitan y participan de esta bondad indistinta y universal de Dios. Y esta
imitación y participación establece en ellos una nueva y especial relación con El. Lo
que se expresa en semita por el concepto de filiación: hijos de Dios, como se es,
hijo de la luz. Así son los hombres, hijos de vuestro Padre, que está en los cielos.
13. SI USTEDES AMAN SOLAMENTE A QUIENES LOS AMAN, ¿QUÉ
RECOMPENSA MERECEN?
Dice Jesús: “Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ﾿qué
recompensa merecen?” El amor natural es practicado espontáneamente por
todos. Pero aquí se destacará la necesidad de una conducta nueva de amor, que
llega a los publícanos y gentiles, a quienes los judíos abominaban. ¿No hacen lo
mismo los publicanos? y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de
extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? El amor aquí a los hermanos se
debe de referir a los miembros de la comunidad eclesial a la que pertenecen. El
motivo es este amor a Dios, a quien hay que imitar en la anchura del mismo.
14. POR LO TANTO, SEAN PERFECTOS COMO ES PERFECTO EL PADRE QUE
ESTÁ EN EL CIELO
Jesús, luego añade la siguiente sentencia; “Por lo tanto, sean perfectos como
es perfecto el Padre que está en el cielo” . La perfección que se pide aquí es la
benevolencia y el amor a los enemigos, pero por sobre todo, la misericordia.
Esta es la gran lección que hoy nos enseña Jesús, eso debe ser parte del cristiano,
en su obrar, ha de imitar, en el modo de conducirse, al Padre celestial, norma
cristiana de toda perfección. Ser grandes de corazón, supone el amor por los que
consideramos enemigos, manifestación clara de que somos hijos de Dios y por esa
forma de ser, reconocerán en nosotros la filiación divina. Dios es todo bondad y
ama a todos los hombres, al imitar en eso al Padre, participamos todos de su
bondad infinita.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
VII Domingo Ciclo “A”