Domingo 23 de Febrero de 2014
Santoral: Policarpo, Bartolomé
Levítico 19,1-2.17-18 Amarás a tu prójimo como a ti mismo
El Señor habló a Moisés: "Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: "Seréis
santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tú
hermano. Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado. No te
vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a
ti mismo. Yo soy el Señor.""
Salmo responsorial: 102
El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice, alma mía, al Señor, / y todo mi ser a su santo nombre. / Bendice, alma mía,
al Señor, / y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas / y cura todas tus enfermedades; / él rescata tu vida de
la fosa / y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor es compasivo y misericordioso, / lento a la ira y rico en clemencia; / no nos
trata como merecen nuestros pecados / ni nos paga según nuestras culpas. R.
Como dista el oriente del ocaso, / así aleja de nosotros nuestros delitos. / Como un
padre siente ternura por sus hijos, / siente el Señor ternura por sus fieles. R.
1Corintios 3,16-23 Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios
Hermanos: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en
vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el
templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros. Que nadie se engañe. Si alguno
de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio.
Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: "Él
caza a los sabios en su astucia." Y también: "El señor penetra los pensamientos de
los sabios y conoce que son vanos." Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres,
pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente,
lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
Mateo 5,38-48 Amad a vuestros enemigos
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo,
diente por diente. Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al
contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera
ponerte pleito para quitarte la túnica; dale también la capa; a quien te requiera para
caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado,
no lo rehúyas.
Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en
cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así
seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos
y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman,
¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis
sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo
también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial
Pensemos…
Hemos gastado mucho tiempo en odios y en venganzas. Venezuela vive en
estos momentos una de sus peores luchas. Es tan peor que nos encontramos con
un país dividido y separado en dos toletes. Enfrentados, desconocidos y de forma
triste separados por un oído político que no llevará a feliz término.
Entonces…
La rabia y el odio nunca le han hecho a nadie bien. Todos perdemos en esa
violencia y sufren los de arriba y los de abajo. Jesús en este evangelio nos invita a
perdonarnos. Pero debe ser un perdón de corazón. No como muchos que decimos:
te perdono, peor no olvido. Algún día me la pagas.
Permítanme contarles. Dos agricultores vecinos y buenos amigos. Pero un
día el perro de uno de ellos se soltó y a dentelladas mató al niño de dos años de su
vecino. El padre del niño muerto cortó toda comunicación. Pero un día su terreno,
casa y herramientas fueron destruidos por un fuerte incendio. Ya no podía labrar
sus tierras ni mucho menos sembrarlas. Un día despertó y encontró sus tierras
labradas y listas para la siembra.
Al saber que había sido su vecino. Le preguntó: ¿Por qué? La respuesta fue: Labré
tus tierras para que Dios siga vivo. El amor de Dios es mucho más que afecto y
amistad, es perdón y reconciliación, es gracia y resurrección.
Padre Marcelo
@padrerivas