Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Par,
Semana No. 7, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Mucho puede hacer la oración intensa del justo * Suba mi
oración como incienso en tu presencia, Señor. * El que no acepte el reino de Dios
como un niño, no entrará en él
Textos para este día:
Santiago 5,13-20:
Queridos hermanos: ¿Sufre alguno de vosotros? Rece. ¿Está alegre alguno? Cante
cánticos. ¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, y
que recen sobre él, después de ungirlo con óleo, en el nombre del Señor. Y la
oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo curará, y, si ha cometido pecado, lo
perdonará. Así, pues, confesaos los pecados unos a otros, y rezad unos por otros,
para que os curéis.
Mucho puede hacer la oración intensa del justo. Elías, que era un hombre de la
misma condición que nosotros, oró fervorosamente para que no lloviese; y no llovió
sobre la tierra durante tres años y seis meses. Luego volvió a orar, y el cielo
derramó lluvia y la tierra produjo sus frutos.
Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro lo encamina,
sabed que uno que convierte al pecador de su extravío se salvará de la muerte y
sepultará un sinfín de pecados.
Salmo 140:
Señor, te estoy llamando, ven deprisa, / escucha mi voz cuando te llamo. / Suba mi
oración como incienso en tu presencia, / el alzar de mis manos como ofrenda de la
tarde. R.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca, / un centinela a la puerta de mis labios. /
Señor, mis ojos están vueltos a ti, / en ti me refugio, no me dejes indefenso. R.
Marcos 10,13-16:
En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos
les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: "Dejad que los niños se
acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os
aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él." Y
los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
Homilía
Temas de las lecturas: Mucho puede hacer la oración intensa del justo * Suba mi
oración como incienso en tu presencia, Señor. * El que no acepte el reino de Dios
como un niño, no entrará en él
1. Llamado a la oración
1.1 La expresión que más se repite en la primera lectura de hoy es: "¡Oren!"
Estamos ante un texto que nos invita a orar, un texto que toma en serio el lugar de
la oración en nuestra vida diaria, es decir, allí donde suceden las enfermedades, las
alegrías, los pecados, las curaciones.
1.2 Tomar en serio la oración no es un asunto de gustos. No se trata de si eres una
persona que le "gusta" orar, más o menos como uno suele pensar de la gente que
es devota. Nosotros oramos porque nuestra vida llega a múltiples circunstancias en
que la única puerta abierta es la que mira al cielo. Un cristiano es alguien que sabe
dos cosas: que su vida es incompleta y que sólo puede completarse en Dios.
1.3 Pero el cristiano no está solo. Él no se predicó a sí mismo para convertirse a sí
mismo. Por eso sabe que su fe ha brotado de la fe de otros. Sabe que su fe y su
oración son un árbol de vida que hunde sus ramas en los que han llegado antes a la
vida que no muere. Por eso el recurso a los presbíteros (literalmente: los ancianos,
los mayores) es recurso a la fuente. El que recibe la unción de los enfermos de
manos del sacerdote está simplemente reconociendo de un modo público y real que
su fe nunca fue un invento suyo sino que siempre es un don que viene de la
comunidad creyente.
2. "Dejad que vengan a mí"
2.1 Cuando miramos a los apóstoles en su improvisada tarea de niñeros
exasperados la escena resulta cómica ante nuestros ojos. Menos gracioso es pensar
todo lo que el mundo, nuestro mundo contemporáneo, hace para que los niños NO
se acerquen a Jesús. Y por eso, como mensajeros de la santa indignación que sufrió
Nuestro Señor en aquel momento, es deber nuestro hacer todo para que el deseo
de su corazón se cumpla y los niños le puedan conocer, y recibir su abrazo y su
bendición.
2.2 Para que los niños NO se acerquen a Jesús el mundo intenta borrar toda
frontera entre el bien y el mal, de modo que la palabra "pecado" nunca aparezca, la
noción de culpa no exista y el único motor de la vida sean los propios intereses,
gustos o beneficios personales. Un niño así malformado en su alma jamás
descubrirá su propia responsabilidad ante Dios y ante los hermanos, y por
consiguiente jamás sentirá que necesita de la gracia divina para alcanzar su
genuino y pleno ser. Como nos ha enseñado el Papa Juan Pablo II: desaparecida la
noción de pecado, desaparece la noción de la gracia.
2.3 Para que los niños NO se acerquen a Jesús nuestro mundo los vuelve
supersensibles a sus placeres y super insensibles al dolor del prójimo.
Obsesionados por sus demandas de disfrute sin límites no tienen ojos para aquellos
a quienes Jesucristo dedicó lo mejor de su tiempo, su amor y sus fuerzas.
2.4 Pero lo más importante de lo que venimos diciendo es que semejante estado de
cosas NO es definitivo ni estamos condenados simplemente a ver desmoronarse
primero la niñez y luego la juventud. El mismo Jesús que con su amor se abrió paso
hasta abrazar y bendecir los niños, está vivo y actuante entre nosotros. Su mismo
celo por la gloria de Dios y por la salvación de los hombres hará maravillas en todos
los que nos pongamos a su servicio y nos dejemos cobijar en su corazón.