VIII Semana del Tiempo Ordinario (Año Par)
Miercoles
a.- Eclo. 36,1. 4-5.10-17: Que sepan las naciones que no hay Dios fuera de
ti.
b.- Mc. 10, 32-45: El Hijo del Hombre va a ser entregado.
En este pasaje encontramos tres temas: el tercer anuncio que hace Jesús de su
Pasión (vv.32-34), la petición de los apóstoles Santiago y Juan hijos de Zebedeo
(vv.35-40), y los que son constituidos en autoridad deben servir en la comunidad
del Reino de Jesús (vv.41-45). En este tercer anuncio de su Pasión agrega en
“manos de los gentiles”, en los otros anuncios, era en manos de los sumos
sacerdotes y en manos de los hombres (cfr. Mc. 8, 31; 9, 31), todos ellos
conformarán la maraña de intereses que desembocan en la entrega libre de Jesús,
a la Pasión, en obediencia al Padre. Será en Jerusalén, la ciudad que mata a los
profetas, en donde será humillado, morirá pero además resucitará. Los Doce siguen
a Jesús que sube a Jerusalén entre la sorpresa y el miedo. Sólo a ellos Jesús les
revela detalles de la Pasión, porque sólo ellos son introducidos en el misterio de su
Pasión. Jesús será entregado a los sumos sacerdotes y escribas, se puede referir, a
la traición de Judas, lo que aumenta las tinieblas del Calvario; ser traicionado por
uno de los suyos (cfr. Mc.14,20s). Dios permite esta entrega, impotencia y
humillación del Hijo del Hombre. En un segundo momento, encontramos la petición
de los hermanos Zebedeos, lo que habla de lo poco que entienden a Jesús; quieren
un lugar a la derecha y a la izquierda en su gloria o en su Reino mesiánico. Petición
semejante a la discusión por el primer puesto (cfr.Mc.9, 33-37). Era el pensamiento
de todos los judíos, esperaban un Reino político con Jesús como rey. En su
respuesta les asegura que beberán de la copa y recibirán el mismo bautismo que
ÉL, pero sentarse a la izquierda o derecha no le corresponde decidirlo (vv. 38-40).
Se ve que la gracia obró en ambos, porque participaron efectivamente en la Pasión
de Cristo, pero el puesto a la derecha e izquierda los designa el Padre. Finalmente,
Jesús encuentra la ocasión para instruir a los apóstoles en el tema de la autoridad
en la nueva comunidad. Todos sabían cómo gobernaban los reyes a sus pueblos con
la opresión y la tiranía para mantener el orden y ganancias políticas y económicas.
Nada de eso deberá ocurrir en la comunidad de los discípulos sino que el que quiera
ser grande deberá servir a sus hermanos; lo mismo si quiere ser el primero, será
esclavo, servidor de todos. El cristiano debe propiciar, aumentar y fortalecer el
espíritu de servicio, sin esperar pago ni recompensa. En la comunidad eclesial es el
espacio ideal para servir desde la jerarquía hasta el último miembro de la Iglesia;
es servicio a Jesús y al prójimo, servicio vital por el Reino de Dios. El primer
servidor de la comunidad es el propio Jesús, que dio la vida en rescate de todos;
servir es reinar en el Reino de Dios desde esta vida.
Teresa de Jesús, en su realismo, nos ayuda a concretar el servicio a Dios y al
prójimo; las virtudes o dones recibidos en la oración deben estar al servicio de la
comunidad. “Sí, que no está el amor de Dios en tener lágrimas, ni estos gustos y
ternura que por la mayor parte los deseamos y consolamos con ellos; sino en servir
con justicia y fortaleza de alma y humildad” (V 11,13).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD