SE VALE RASGUÑAR PERO NO CLAVAR LAS UÑAS
Primer domingo de cuaresma A
Cuaresma ha llegado, pero no para quedarse, sino para devolvernos al camino de
salvación del que nos hemos apartado en nuestra vida. Y comenzamos intentando
vivir con Cristo las tentaciones del desierto, que por cierto no fueron las únicas ni
siquiera las más importantes, porque en el trayecto, Cristo fue experimentando las
tentaciones de los más lejanos, pero también de los más cercanos a su persona, a
su corazón y a su misión.
Todo ocurre en el desierto, lugar árido, agreste, seco y frío donde pasa Jesús un
largo tiempo, tonificando su cuerpo y su espíritu para prepararse a la gran misión a
la que lo había enviado su Padre Dios. Y es al final cuando el demonio tiene el
atrevimiento de acercarse a Jesús con tres tentaciones que llevaban la finalidad de
apartarle del camino de entrega, de dolor y de sacrificio que se le había asignado.
Tal parece que se despliega un gran conocimiento de la Sagrada Escritura, pues
ambos personajes citan con gran conociendo el mensaje divino, pero uno
aceptando y el otro y el otro arguyendo. En el fondo, Cristo actúa como cabeza de
la humanidad, y si triunfa, lo hace para mostrarnos la fuerza de la oración y el
ayuno para vencer las tentaciones que de una y otra forma nos llegan a los
hombres, en todas las épocas de nuestra vida. No tendremos que pedir que cesen
las tentaciones, sino que tengamos la luz y la fuerza necesarias para vencerlas.
Pero entremos un poquito en detalle. El demonio se acerca por primera vez a Cristo
incitando sus apetitos, pretendiendo que él pudiera convertir las piedras en panes.
El venció recordando que el hombre tiene que ser alimentado con otra cosa y no
solo con el pan de cada día. Los hombres nos hemos creído de la tentación y
pretendemos convertirlo todo en pan, en satisfacción, en uso personal, olvidando a
los demás, y muchas naciones comen y comen en abundancia y tiran al bote de la
basura lo que ellos no necesitan, además de que usando con exceso y con
derroche, han hecho de nuestro mundo, por lo menos en algunos lugares, parajes
donde es cada vez más difícil vivir, pues los climas los han alterado los hombres y
ahora nos quejamos de las inundaciones, los terremotos, el frío que congela e
impide la comunicación terrestre y aérea, y un calor que asfixia y mata.
La segunda tentación ocurre con la sugerencia del demonio de lanzarse al vacío
con la convicción de que Dios no le dejaría caer y vendrían ángeles en su ayuda.
Jesucristo asegura al demonio que de ninguna manera podemos tentar al Señor
nuestro Dios. Sin embargo es una tentación muy cercana a nosotros que
pretendemos arreglar nuestra vida sin el contacto con Dios, y así el borracho afirma
que puede detenerse en cualquier momento, el que roba piensa que podrá hacerlo
impunemente y el que es deshonesto supone que no tendrá problema para ser
aceptado por los demás. Pero el borracho no puede detenerse, el que roba es
descubierto y el deshonesto, a pesar de la admiración que causa a primera vista, se
gana la repulsa de sus conciudadanos. Pensemos en estos días en el Chapo
Guzmán, admirado por su astucia pero repudiado por su vida deshonesta como
corruptor de las mentes y de los cuerpos.
La última tentación fue la más burda y la que dejó al demonio en evidencia de sus
verdaderas intenciones, mostrarle a Cristo toda la riqueza del mundo como su fuera
de él e invitándolo a postrarse ante él. Pienso en este momento en el mundo de
internet que le muestra al hombre las riquezas del mundo, invitándolo a poseerlas.
Pienso en las jovencitas y también en ellos que aprovechando esos medios quieren
lanzarse a la fama, desnudándose ante la cámara de su computadora y haciendo
las peores aberraciones, y lo único que consiguen es la corrupción y la
autodestrucci￳n. Está bien entonces recordar con Cristo: “Adorarás al Se￱or tu Dios
y a él solo servirás”.
El Padre Alberto Ramírez Mozqueda espera sus comentarios en
alberami@prodigy.net.mx