DOMINGO VIII DEL TIEMPO ORDINARIO (A)
Homilía del P. Sergi de Asís Gelpí, monje de Montserrat
2 de marzo de 2013
Mt 6, 24-34
Con motivo del último Debate de Política General en el Parlamento, algunos medios
han analizado el discurso del presidente Mas contando si había dicho más veces unas
palabras u otras: que si Estado Propio, consulta, derecho a decidir, o derechos
sociales, o crisis, etc. Y lo hicieron así porque creyeron que, si había dicho una palabra
muchas veces, sería significativo de lo que quería destacar.
Pues leyendo este Evangelio de hoy, a mí me ha pasado algo parecido, sin haberlo
previsto. Y es que me he encontrado con una palabra que se repite de manera algo
exagerada. Y tengo que pensar que es por alguna razón que se repite tanto. Según las
versiones de la Biblia en catalán que leamos, lo veremos más claro o menos, porque a
veces se traduce con palabras diferentes. Pero en el texto original griego es clarísimo:
es la palabra " μεριμνάω”.
Esta palabra puede tener varias traducciones, pero en el texto de hoy significa
preocuparse, inquietarse, y de una manera negativa o innecesaria. En la lengua
griega, el significado original de esta palabra era "estar dividido”. Es decir, que cuando
ellos decían que alguien se preocupaba, al mismo tiempo estaban diciendo que estaba
dividido. ¿Qué quiere decir esto?
Pues que cuando alguien está preocupado, no tiene unidad en su interior. Está
pendiente de algo que le descentra, que no lo deja estar tranquilo. Y el Evangelio de
hoy nos dice insistentemente: no os agobiéis, no estéis divididos en vosotros mismos.
Nos habla de las cosas de la vida de cada día que nos pueden inquietar. Por tanto,
podríamos deducir que el Evangelio nos dice que no tenemos que preocuparnos de
las cosas pequeñas.
Ahora bien, el Evangelio de Mateo, más adelante, utiliza la misma palabra "μεριμνάω"
para decir que no se preocupen los cristianos cuando los lleven ante los tribunales por
el hecho de ser cristianos o cuando los azoten. Aquí ya no estamos hablando de cosas
pequeñas, sino de cosas muy serias.
¿Qué nos quiere decir Jesús? ¿Que en situaciones pequeñas o grandes no hay que
preocuparse? Una cosa es cuando hablamos de tonterías, pero si pensamos en cosas
más serias (la muerte de un ser querido, la enfermedad, la ruptura con alguien, el
sufrimiento por un hijo, alguien que no llega a fin de mes...), ¿de esto no hay que
preocuparse?
Quizás esté equivocado, pero me parece entender que nos hace la llamada o
invitación siguiente: que, en cualquier situación de la vida, hemos de ocuparnos en
ello, pero no preocuparnos. Por tanto, por ejemplo: un enfermo debe hacer todo lo que
pueda por curarse; una persona que está pasando un momento difícil deberá ocuparse
tratando de trabajar, quizás dejándose ayudar, seguramente teniendo paciencia..., y
así podríamos ir recorriendo dificultades muy diferentes. Pero una cosa sería ocuparse
de lo que sea y otra preocuparse por ello.
¿Cómo hacer para estar ocupados, y no preocupados? Aquí van algunos ejemplos:
- Intentar coger muchas cosas con un cierto sentido del humor. Sin dramatizar más de
lo necesario.
- Darnos cuenta de que, por más que nos preocupemos por algo (por más importante
que sea), no servirá de nada. Lo único que puede ayudar es que nos ocupemos.
- Pensar en la inmensidad del universo, y en relación con ello, constatar la magnitud (o
ridiculez) de algunas preocupaciones.
Seguro que se podrían decir muchas más. Pero bueno: no hay alargarlo. Eso sí:
fijémonos que Jesús, además de insistir en que no nos preocupemos (porque no
quiere que vivamos infelices), nos da una alternativa, un camino de felicidad en este
mismo Evangelio que hemos oído: buscar el Reino de Dios y hacer la voluntad de
Dios.
Este es un camino de felicidad: intentar vivir amando a los demás, siendo conscientes
de todo lo que hemos recibido. Y ante situaciones más difíciles, confiar en el Amor de
Dios. Hace un tiempo alguien me decía que sentía odio en su interior. A veces hay
heridas tan profundas, que uno puede necesitar años para curarlas. Pero cuando uno
ve que no sale adelante, puede poner toda su confianza en Dios, y pedirle ayuda para
ir avanzando en el Amor, siquiera paulatinamente.
No somos supermanes. Somos frágiles. Pero Dios lo sabe, y nos ama. Pongamos
ahora sobre el altar todo lo que somos y tenemos, y que Él lo convierta en Paz y Bien
para todos los que se nos acerquen. Que así sea.