LA CARIDAD HUMANIZA Y EVANGELIZA
Homilía monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el 2º domingo de cuaresma
(16 de marzo 2014)
En toda fundamentación bíblica sobre el amor, aparecen como inseparables el amor de Dios y el amor al
prójimo: “Si alguno dice amo a Dios y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su
hermano, a quién ve, no puede amar a Dios, a quién no ve” (1Jn. 4,20). De alguna manera podemos decir
que el amor al prójimo es un camino necesario para encontrarnos más plenamente con el amor a Dios.
En esta reflexión cuaresmal recomiendo la lectura, oración y práctica de dos textos que nos ayudarán
seguramente a comprender más profundamente el amor a Dios y a los hermanos, escritos en parábolas. El
texto de la parábola del hijo pródigo (Lc. 15,11-32), y la parábola del buen Samaritano (Lc. 10,29-37).
La cuaresma es un tiempo para realizar un buen examen de conciencia, y siempre será necesario que para
ello nos dispongamos desde la humildad, pequeñez y sencillamente como el hijo pródigo a la conversión.
El hijo reconoció sus pecados y fragilidad, y volvió a la casa del Padre confiando en su amor y
misericordia. También la parábola del buen Samaritano nos permitirá revisar si amo al prójimo, a todos,
pero especialmente a aquellos que están excluidos y marginados. Para un buen examen de conciencia
necesitamos no teorizar demasiado sobre el problema de la pobreza, sino ser bien concretos en relación a
nuestras actitudes que dañan y omiten a los más pobres y se parecen demasiados a aquellos de la parábola
que pasan y ven al hermano herido y abandonado del camino, y pasan de largo. En este tiempo cuaresmal
deberemos revisar tanto nuestras actitudes personales, como eclesiales en relación al buen samaritano,
teniendo la certeza que solo seremos fieles al Evangelio y creíbles si nos acercamos a ayudar a los tantos
heridos y excluidos del camino…
Esta carta cuaresmal no tiene como objetivo realizar un diagnóstico analítico de nuestra realidad, solo
quiero señalar que nuestra época como en toda la historia humana tiene nuevos desafíos que tenemos que
considerar para dar respuestas concretas que sirvan a nuestra gente, y sobre todo nos permitan un buen
examen de conciencia cuaresmal. El secularismo creciente que omite a Dios junto a un rapidísimo
crecimiento sobre todo de la tecnología de las comunicaciones en un mundo globalizado, tiende a
uniformar una mirada “sólo” consumista que hasta la misma persona humana termina siendo tratada como
un objeto de consumo sin ningún sentido ético… todo parece que se compra y se vende…
lamentablemente los niños, adolescentes, jóvenes, ancianos y pobres en general son objeto de
consumo…o de desecho… son usados o descartados por un consumismo a veces salvaje. Sabemos que un
planteo secularista y “sólo” consumista termina deshumanizando la sociedad y la cultura. A la gente que
queda sometida a este tipo de vida, víctima de un poder que excluye y no sirve, los deja en una profunda
insatisfacción, a veces frustración, depresión o suicidio, pobreza, desocupación, trabajo esclavo,
alcoholismo, el flagelo de las drogas, o bien el abandono de los ancianos. La pregunta que podemos
hacernos: “¿es utópico hablar de caridad y amor, de valores como la vida, la familia, justicia, solidaridad,
honestidad en este contexto secularista y consumista en este inicio del siglo XXI?”. Queremos responder
que estamos convencidos y con la certeza de la esperanza, que “el amor” como donación y respeto al otro,
que sirva, será el que reconstruirá la dignidad humana y salvará las tantas situaciones que deshumanizan.
Un saludo cercano y hasta el próximo domingo.
Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas.-