II Domingo de Cuaresma, Ciclo A
“LA PATRIA AL HOMBRO”
Esta expresión genial y profética que pronunciara nuestro actual Papa Francisco,
siendo Cardenal arzobispo de Buenos Aires, ha de ser la voz de orden que hemos
de escuchar gobernantes y gobernados. La sociedad argentina se está hundiendo
en un salvajismo brutal. En las calles se mata a seres humanos como se matan
moscas . La persona que molesta o entorpece lo que se intenta lograr, se elimina
como un simple objeto material. Se ha perdido el valor de la vida humana . La
muerte violenta se reduce a la noticia policial en forma puntual y mediática. No solo
es alarmante el número de hechos de violencia criminal sino que lo más grave es
la generalizada pasividad y hasta indiferencia ante la noticia de una
muerte más . El hecho inhumano, acontecido recientemente, de tirar a un ser
humano desde un puente, como se tira un residuo, es un crimen de lesa humanidad
para una sociedad elementalmente civilizada. Para los que creemos en el Dios de
Jesucristo es un cruel fratricidio y una gravísima ofensa al Padre Común de la
humanidad. Dios nuestro PADRE. Lo más preocupante es que este hecho no es un
caso más de los lamentables homicidios tal cual pareciera que ha sido interpretado
por el pueblo argentino. Este hecho criminal, no fue uno más. Reviste carácter
simbólico . Es un claro signo que la violencia criminal ha calado muy hondo en el
corazón del pueblo argentino . Los que tiraron como basura a un ser humano, fue
un grupo humano que -vaya ironía- se reunían reclamando sus derechos. Ante lo
que consideraron un objeto que entorpecía sus planes, usaron la violencia brotada
de sus corazones enardecidos por el odio egoísta y criminal. Se llega al crimen
social después de un largo proceso de deterioro social. Nuestra Patria hace décadas
que se viene deteriorando . A tal punto ha sido invadida por elementos ideológicos
foráneos, que el mismo ser de nuestra Patria agoniza . La Argentina no tiene
vocación de violencia y de Patria fratricida. Su vocación es de Patria constructora de
la Paz que cobija hijas e hijos de Dios. Patria de hermanas y hermanos con muchas
y muchos discípulos de Jesucristo que junto a Gente de buena voluntad están
llamados a construir una gran Nación justa, próspera, acogedora, reconociendo
al Dios de Jesucristo fuente de toda justicia y razón, según lo declara nuestra
Constitución.
En esta Cuaresma procuremos la conversión propia y de muchos a cuidar más que
l a abstinencia de carne , la carne de los seres humanos según expresión de
Francisco. Entablemos relaciones humanas que humanicen y abran espacios de
amor projimal en la familia, el trabajo y la diversión con sana alegría. Volvamos a la
cultura popular de la amistad y la generosidad social . La festividad de la
Transfiguración para los católicos es un signo que Jesús ha muerto y resucitado
(Pascua) para darnos la posibilidad de transformar la triste muerte en vida radiante
de alegría y bienestar ya con signos en esta historia. De suerte que creer en Jesús
y su Evangelio no sea una religión alienante o espiritualista de tristes y vencidos.
Por lo contrario el “ser cristiano” vuelva a ser sinónimo de ser persona buena .
Vivamos el tiempo de Cuaresma recreando espacios de humanidad por donde
pasemos. Trabajemos nuestras reacciones temperamentales dejando entrar a Dios
en nuestro corazón de suerte que como nos pide la Biblia, lleguemos a la Pascua
estrenando un corazón lleno de amor de Dios proyectado en el amor a nuestros
semejantes con los cuales convivimos de una u otra forma. Un cristiano es
reflejo terrenal de bondad divina . Este es el proyecto de Dios al nacer de
mujer, María de Nazaret. Con coraje y esperanza puesta en Jesucristo
asumamos el desafío de ponernos la “Patria al hombro” viviendo el
proyecto de Dios que nos ama y quiere vida feliz para sus hijas e hijos.
Miguel Esteban Hesayne
Obispo