Comentario al evangelio del Lunes 17 de Marzo del 2014
Queridos amigos y amigas:
En el museo del holocausto que se encuentra en la zona oeste de Jerusalén hay una inscripción que reza
así: “We forgive but we do not forget” (es decir: “Perdonamos, pero no olvidamos”). Quiero entender
la sentencia en el mejor sentido: perdonamos a nuestros verdugos, pero no queremos olvidar sus
acciones para que esta memoria impida que se repitan en el futuro. Hoy se habla mucho de “recuperar
la memoria”, tanto en el plano personal como en el colectivo. Me merece mucho respeto este
tratamiento terapéutico de la memoria. Pero, a menudo, no llega a su meta: se detiene en la peligrosa
fase del resentimiento y de la venganza. Y esto explica una buena parte de nuestros sinsabores, de
nuestras amarguras, de la agresividad con la que a menudo nos conducimos en la vida.
Lo que Jesús nos propone es ser como Dios, que perdona “olvidando”. Esta es una manera muy
humana de hablar, pero anclada en la sabiduría de la Escritura. Perdonar significa creer en la capacidad
que los seres humanos tenemos de empezar de nuevo. El perdón no es un simple armisticio para hacer
tolerable la vida sino una nueva creación que nos aproxima al plan de Dios. Creo que nuestro gran
desafío es llegar a entender que toda la existencia cristiana la vivimos en la dinámica del perdón, que
es como decir la dinámica del comienzo permanente.
Vuestro hermano en la fe:
Fernando González
Fernando González