Tercera semana de Cuaresma
LUNES
Resistencias de corazón para la conversión
Lucas 4,24-30
“Ningún profeta es bien recibido en su patria”
Al comenzar esta tercera semana de Cuaresma, la Palabra de Dios nos introduce
delicadamente en el misterio Pascual de Jesús, que de alguna forma estuvo siempre
presente durante su vida y particularmente durante su misión.
El evangelio de hoy nos sitúa en el comienzo de la predicación de Jesús en Galilea y
particularmente en Nazaret. Jesús predica en las sinagogas con la fuerza del
espíritu santo quien lo escucha recibe la salvación prometida en los profetas: “ Esta
escritura que acaban de oír se ha cumplido hoy ” (4,21) y todos se admiran de
las palabras de gracia que salían de su boca (4,22).
Pero a la admiración sigue inmediatamente el escándalo. Desde el comienzo hasta
el final de su vida Jesús será ocasión de escándalo para la mentalidad de sus
contemporáneos: “ ¿No es éste el hijo de José?” (4,22).
La sencillez, la humildad y la pobreza de Jesús “ que no haciendo alarde de su
categoría de Dios se vacío de sí mismo y asumió la condición de esclavo
(Filipenses 2,6), colocándose entre los últimos es motivo de escándalo para su
pueblo.
Ellos creen conocer todo de Jesús porque conocen su familia humilde de Nazaret,
mientras Jesús conoce sus pensamientos y desenmascara su realidad:
seguramente me van a decir el refrán: médico cúrate a ti mismo. Todo lo
que hemos oído que has hecho en Cafarnaún, hazlo también aquí en tu
tierra ” (4,23).
Los paisanos de Jesús en lugar de convertirse con “ las palabras de gracia que
salen de su boca ” (4,22) se niegan a creer en Él y pretenden que haga para ellos
los mismos milagros que ha hecho en Cafarnaúm.
El conocimiento que creen tener de Jesús y la pretensión de verlo realizar milagros
no les permite creer en Él. Y Jesús viendo su incredulidad les dice con autoridad:
ningún profeta es bien acogido en su tierra.
El rechazo que es dado a Jesús es el mismo que fue dado a los profetas. Elías y
Eliseo no pudieron hacer milagros en Israel sólo en Sarepta de Sidón y en Siria (25-
27) donde encontraron corazones abiertos para acoger la palabra de Dios (ver
1ªReyes 17,7.16; 2ªReyes 5,1.14).
En cuanto Jesús está lleno del Espíritu Santo en su predicación, sus paisanos están
llenos de rabia y quieren matarlo (4,28-29). “ Pero Jesús pasando en medio de
ellos se marchó ” (4,30).
Lucas deja intuir algo extraordinario que no permite a los nazarenos acabar con
Jesús: el Maestro se les sale de las manos, pasa por en medio de la rabia y el
rechazo de su pueblo, no se deja atrapar ni afectar, sale libre de sus manos. En
esta increíble libertad de Jesús se preanuncia su resurrección, su victoria sobre las
garras de la muerte.
Encaminándonos ya hacia el final de la Cuaresma el Evangelio de hoy cuestiona
fuertemente nuestra fe y la autenticidad de nuestra conversión. ¿Habrá algo que a
este punto, nos está impidiendo una verdadera conversión?
Cultivemos la semilla de la Palabra en el corazón.
1. ¿Qué quiere decir que Jesús predica con la fuerza del Espíritu Santo?
2. ¿En qué forma concreta me estoy acercando diariamente a la Palabra de Dios y
qué efectos de cambio constato en mí?
3. ¿Cómo manifestamos que creemos en Jesús, no sólo a nivel individual sino como
familia o comunidad? ¿No será que nuestra fe se reduce a unos cortos momentos
diarios o semanales que después no tienen que ver nada con nuestra vida?
“Practicando la abstinencia en el beber y en el comer, debemos pues seguir la
misma ley con las demás debilidades que deben ser también controladas. Es ahora
el tiempo favorable para ejercer la dulzura y la paciencia
(San León Magno, “Sobre la Cuaresma”)
Padre Fidel Oñoro CJM