Cuarta semana de Cuaresma
MARTES
Dejar que acontezca en nosotros la salvación de Jesús
Juan 5, 1-3a.5-16
“¿Quieres curarte?
En su evangelio, Juan continúa presentándonos los signos de Jesús para fortalecer
nuestra fe en el misterio del Hijo de Dios quien entregó su vida para comunicarnos
la vida del Padre (20,31).
Nuestro texto de hoy comienza con una ambientación precisa: una fiesta en
Jerusalén; y nos ubica concretamente en la piscina que allí se encontraba, a la cual
daban el nombre de Betesda -que quiere decir “casa de la misericordia”- donde
yacían una gran cantidad de enfermos (5,1-3). Estaba también allí un hombre que
llevaba treinta y ocho años enfermo (5,5).
1. Las actitudes de Jesús despiertan la vida
Jesús, viéndolo tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo le dice:
“¿Quieres curarte? ” (5,6c).
El evangelista repara en que Jesús estaba viéndolo ” (5,6a), es decir, fijándose en
él, interesándose por su situación, dirigiéndose a él con amor. Podría decirse que
la mirada de Jesús lo saca del anonimato en medio de la “ multitud de enfermos,
ciegos, cojos, paralíticos ” (5,3).
Y no sólo lo ve, sino que sabe de su situación: “ Y sabiendo que llevaba ya
mucho tiempo ” (5,6b). Tanto este como los otros evangelios nos dicen que el que
Jesús conociera a fondo las situación de las personas es un característica suya (ver
Juan 1,48; 2,25; Lucas 11, 17; Mateo 16,8 y muchos otros).
A partir de esta cercanía de Jesús descrita por el evangelista, captamos mejor la
fuerza de la pregunta: “ ¿Quieres curarte? ”. Jesús provoca en el enfermo la
confesión de su situación de impotencia, de imposibilidad, de desesperanza:
Señor no tengo a nadie ” (5,7). Este reconocimiento sencillo y humilde ante un
interlocutor que no aún no conoce, le abre a este enfermo el corazón para acoger
la salvación.
2. La Palabra de Jesús es transformadora
Veamos la intervención salvífica de Jesús: “ Le dijo: levántate, toma tu camilla y
anda” (5,8). Notemos que hay tres imperativos, tres palabras creadoras que
generan la transformación:
(1) “ Levántate” , es decir, ¡estás curado!
(2) “ Toma tu camilla ”, o sea, eres libre, puedes valerte por ti mismo.
(3) “ Anda ”, es decir, ponte en camino, empieza a vivir.
Entonces se constata la transformación del enfermo: “ Y al instante el hombre
quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar (5,9).
La Palabra de Jesús lo transforma. Más adelante vemos que lo único que el enfermo
recuerda es precisamente la palabra que Jesús pronunció sobre él: “ el que me
sanó me dijo: toma tu camilla y anda (5,11). Él no sabe quién es Jesús, pero
recuerda claramente su Palabra creadora.
En todo el texto Juan subraya fuertemente esta transformación, repitiendo varias
veces, ya sea en boca de los judíos - dijeron al que había sido curado (5,10)-
como en boca del mismo enfermo -“ él respondió: el que me sanó... (11)- o en
boca del mismo Jesús has sido curado (14)-.
3. En la casa del Padre se reconoce a Jesús
Más tarde, Jesús lo encuentra en el templo le dice mira, estás curado, no
peques más para que note suceda algo peor ” (5,14).
Este segundo encuentro es también, iniciativa de Jesús, pero el lugar ya no es la
piscina sino el Templo, “ la casa de mi Padre ” (2,16). Es allí donde Jesús se deja
reconocer y donde lo reta para que tome una decisión: “ ¡No peques más! ”. Es
decir, “ahora que estás sano, ¡vive sin pecado!”. Has nacido de nuevo, vive como
hombre nuevo (ver 1Juan 3,9).
Después del encuentro con Jesús en el templo, ya vemos a este hombre tomar la
primera iniciativa. La parálisis se supera en todos los sentidos. Su respuesta no es
una palabra sino una acción que indica testimonio (5,15).
Pero este anuncio de Jesús traerá también terribles consecuencias para el Maestro:
Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en
sábado ” (5,16).
Un signo, que para quienes tienen el corazón abierto es provocación de la fe y
manifestación de la acción salvadora de Dios, para quienes cierran en su
incredulidad es motivo de odio y persecución. Aunque faltan muchos capítulos para
llegar allá, ya se sienten las notas graves de la melodía de la Pasión de Jesús.
Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
1. ¿Por qué podemos decir que la Palabra de Jesús es transformadora?
2. ¿En qué forma concreta me acerco a las personas necesitadas y me intereso por
ayudarlas?
3. ¿Durante esta cuaresma cómo ha sido mi camino de conversión? ¿Lo siento
como algo estable o ya ni me acuerdo a qué me comprometí al iniciar?
Padre Fidel Oñoro CJM