III Domingo de Cuaresma, Ciclo A.
La indiferencia ante la violencia
La Sociedad argentina se está sumiendo, nuevamente, en una
violencia social. Es una observación que salta a la vista. No nos podemos
quedar con el lamento en los labios y el temor o la angustia en el corazón.
Es ya violencia la indiferencia ante una situación de violencia. Al menos lo
es por silenciosa complicidad. La persona humana no es una isla. La
Persona humana es un “adentro”: un “yo”… y un “afuera”: un “nosotros”. Lo
quiera o no lo quiera… Cuando no se acepta esta doble dimensión del ser
humano irrumpe el desorden, desde el conyugal familiar al social político. Es
lo que acontece en la Argentina actual. Por eso, no puede extrañarnos que
la violencia sea “noticia” diaria… Hay mucha indiferencia de muchos , hasta
tanto no se les “toca”… sobre todo el bolsillo… No conozco ningún
cacerolazo por la droga al alcance de la adolescencia y juventud o por papás
y mamás sin trabajo, con la muerte en puerta, para sus chicos por
indigencia y desnutrición. Tampoco hay medidas gubernamentales eficaces
al respecto. Y, en general, en la Argentina crece nuestra niñez y se
desarrolla nuestra juventud, en un mundo de violencia, es decir, falto de
Paz real. Y los adultos hipócritas los culpan o los instrumentalizan para
llevar adelante sus ideologías de izquierda ó de derecha ó de centro,
buscando sus propios intereses de dinero, de poder dominador y hasta de
placer sin límites.
¿Qué tenemos que hacer? Me dirijo, en primer término, a quiénes se
consideran cristianas/os y ofrezco el mensaje cristiano a toda persona que
lo quiera recibir.Los cristianos sabemos o deberíamos saber, que cualquier
tipo de violencia venga de donde venga no la debemos tolerar ¿Por qué?
Porque somos discípulos de Jesús, el “Príncipe de la PAZ”, en cuyo
nacimiento el Cielo cantó “PAZ a los hombres de buena voluntad” y en
todas sus apariciones de Resucitado abre sus labios para saludar
anunciando la PAZ, como consigna del Mundo Nuevo que El inició.
Lo primero que tenemos que hacer, entonces, es recuperar el
verdadero sentido de la palabra Paz, en clave cristiana. El mismísimo Jesús
aclaró que El da “su” PAZ ; es decir, con el sentido anunciado ya por el
profeta Isaías, que, al describir, proféticamente, el Reino del Príncipe de la
Paz, anuncia: “…(Los hombres) edificarán casas y las habitarán y plantarán
viñas y comerán de su fruto. No acontecerá que ellos edifiquen y sea otro el
que habite; ni plantarán para que el otro sea el que coma… no se fatigarán
en vano mis escogidos ni tendrán hijos que los conturben…” 1 Es que la PAZ
de Jesús no es una simple ausencia de conflicto. El contenido real de la
Paz de Jesús es una armoniosa convivencia humana, en un perfecto
juego de derechos y obligaciones De ahí que, S.Pablo, llega a
identificar el Shalom (PAZ) con el mismo Jesús Resucitado: “Pues Él es
1 Isaías 65. 17.21-23
nuestra PAZ (Shalom) el que ha roto el muro de separación, la enemistad”
(Efesios 2, 14-15) En la Argentina, de hoy, en la que se han levantado
muros ideológicos, creando enemistades y exclusiones, el desafío para los
seguidores de Jesús, es buscar caminos de una auténtica Paz social-
política , codo a codo con hombres y mujeres sinceros, honestos, solidarios,
creyentes o no, para que los enemigos se reconcilien y la justicia
social sea realidad con trabajo, educación, salud, techo y Dios .
Que hacer? Terminar con el cristiano meramente “piadoso” y
que incorpore en su moral la afirmación de un economista actual: “
CADA NIÑO QUE MUERE DE HAMBRE ES UN ASESINATO” 2 En Fe
Cristiana un fratricidio porque Jesús murió y resucitó para hacer de
la humanidad una fraternidad universal. CUARESMA ES UN
LLAMADO A CRECER EN AMOR FRATERNAL
Miguel Esteban Hesayne. Obispo
2 Economista Suizo Zlegler