Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Ciclo A, Tiempo de Cuaresma,
Domingo de la Semana No. 4
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: David es ungido rey de Israel * El señor es mi pastor,
nada me falta. * Levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz * Fue, se lavó,
y volvió con vista
Textos para este día:
1 Samuel 16,1b.6-7.10-13a:
En aquellos días, el Señor le dijo a Samuel: "Llena la cuerna de aceite y vete, por
encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey."
Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: "Seguro, el Señor tiene delante a su ungido."
Pero el Señor le dijo: "No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo
rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el
corazón." Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo:
"Tampoco a éstos los ha elegido el Señor." Luego preguntó a Jesé: "¿Se acabaron
los muchachos?" Jesé respondió: "Queda el pequeño, que precisamente está
cuidando las ovejas." Samuel dijo: "Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa
mientras no llegue." Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de
hermosos ojos y buen tipo. Entonces el Señor dijo a Samuel: "Anda, úngelo, porque
es éste." Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos.
En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en
adelante.
Salmo 22:
El Señor es mi pastor, nada me falta: / en verdes praderas me hace recostar, / me
conduce hacia fuentes tranquilas / y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el sendero justo, / por el honor de su nombre. / Aunque camine por
cañadas oscuras, / nada temo, porque tú vas conmigo: / tu vara y tu cayado me
sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí, / enfrente de mis enemigos; / me unges la cabeza con
perfume, / y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan / todos los días de mi vida, / y habitaré
en la casa del Señor / por los años sin término. R.
Efesios 5,8-14:
Hermanos: En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad
como hijos de la luz -toda bondad, justicia y verdad son fruto de luz-, buscando lo
que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino
más bien denunciadlas. Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos
hacen a escondidas. Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo
descubierto es luz. Pero eso dice: "Despierta, tú que duermes, levántate de entre
los muertos, y Cristo será tu luz."
Juan 9,1-41:
En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. [Y sus
discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quien pecó, éste o sus padres, para que
naciera ciego?" Jesús contestó: "Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se
manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las
obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras
estoy en el mundo, soy la luz del mundo."
Dicho esto,] escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al
ciego y le dijo: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado." Él fue, se
lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna
preguntaban: "¿No es ése el que se sentaba a pedir?" Unos decían: "El mismo."
Otros decían: "No es él, pero se le parece." Él respondía: "Soy yo."
[Y le preguntaban: "¿Y cómo se te han abierto los ojos?" Él contestó: "Ese hombre
que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y
que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver." Le preguntaron: "¿Dónde
está él?" Contestó: "No sé."]
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo
barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido
la vista. Él les contestó: "Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo." Algunos de los
fariseos comentaban: "Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado."
Otros replicaban: ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?" Y estaban
divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto
los ojos?" Él contestó: "Que es un profeta."
[Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista,
hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: "¿Es éste vuestro hijo, de quien
decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?" Sus padres contestaron:
"Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo
sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos.
Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse." Sus padres respondieron así
porque tenían miedo los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la
sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: "Ya es
mayor, preguntádselo a él."
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: "Confiésalo ante
Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador." Contestó él: "Si es un
pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo." Le preguntan de nuevo:
¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?" Les contestó: "Os lo he dicho ya, y no me
habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis
haceros discípulos suyos?" Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: "Discípulo
de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a
Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene." Replicó él: "Pues eso
es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto
los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y
hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de
nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder."]
Le replicaron: "Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones
a nosotros?" Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le
dijo: "¿Crees tú en el Hijo del hombre?" Él contestó: "¿Y quién es, Señor, para que
crea en él?" Jesús les dijo: "Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es." Él
dijo: "Creo, señor." Y se postró ante él.
[Jesús añadió: "Para un juicio he venido ya a este mundo; para que los que no ve
vean, y los que ven queden ciegos." Los fariseos que estaban con él oyeron esto y
le preguntaron: "¿También nosotros estamos ciegos?" Jesús les contestó: "Si
estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado
persiste."]
Homilía
Temas de las lecturas: David es ungido rey de Israel * El señor es mi pastor,
nada me falta. * Levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz * Fue, se lavó,
y volvió con vista
1. Rey para nuestro Bien
1.1 Las lecturas de hoy nos presentan a Jesucristo como el ungido, el nuevo David,
el rey colmado tanto de poder como de bondad. Su ministerio es arrancarnos de las
tinieblas, sanar nuestra ceguera, regalarnos nueva luz.
1.2 Las lecturas tienen su aplicación práctica en las consignas que nos da el Apóstol
en la segunda lectura de hoy: "Caminen como hijos de la luz. Toda bondad, justicia
y verdad son frutos de la luz. Busquen lo que agrada al Señor, sin tomar parte en
las obras estériles de las tinieblas." Esto, que es la estrategia central de nuestra
Cuaresma en este ciclo litúrgico, bien merece convertirse en propósito para la vida
entera, porque si lo pensamos bien, la Cuaresma es a la Pascua como esta vida es
a la eternidad junto a Dios.
2. El Señor mira los Corazones
2.1 David fue elegido gracias a la mirada de Samuel que supo ir más allá de las
apariencias. Podemos bien decir que Samuel tenía una "luz" de la que carecía el
común de la gente y que con esa luz pudo ver las cosas un poco a la manera de
Dios. Por eso rechazo lo que parecía evidente y se inclinó por el candidato que
nadie hubiera pensado, el menor de los hijos, David, que ni siquiera era contado
como hijo, porque recibía tratamiento de siervo y cuidador de rebaños.
2.2 Es interesante que la Biblia haga un elogio de la belleza de David. No es cosa
frecuente en la Escritura ensalzar el aspecto físico de nadie y no se ve al principio
qué relación pueda tener esta gallardía con las tareas más bien guerreras y de
gobierno que pronto tendrá que asumir este pastorcillo.
2.3 Pero hay algo ahí: la hermosura, señal de armonía y de salud, habla también de
un corazón que transparenta algo interior, tanto más notable porque no lo
esperaríamos en uno que ha llevado vida de peón y que además ha sido relegado
por su propia familia. Mas David no está lleno de recelo o resentimiento: su corazón
está en otras cosas; al parecer, él sabe remontarse por encima de lo exterior y
también tiene algo de la luz del profeta que mira más allá de las apariencias. Esas
dos miradas se encuentran y Samuel pronuncia el veredicto de parte de Dios:
"¡éste es!"
3. "Yo soy la Luz del Mundo"
3.1 El evangelio de hoy puede leerse en versión abreviada o completa; proviene del
capítulo 9 del evangelio según san Juan. Sinceramente creo que vale la pena mirar
el texto largo que contiene la frase fundamental de Cristo, "Yo soy la Luz del
Mundo," la cual no está en la versión breve.
3.2 El proceso que vive este ciego "de nacimiento" es toda una parábola en sí
mismo; es un camino que nos permite revisar nuestra propia historia porque "de
nacimiento" no nos viene la luz que necesitamos para tener vida eterna. La
analogía es mucho más estrecha si tomamos el elemento de la piscina en que el
hombre se lava y que viene a ser como una imagen entonces del bautismo que nos
ha concedido tener la luz de la fe.
3.3 Es interesante revisar la actitud de los fariseos. Ellos ven con claridad que ha
habido un milagro pero no dan el paso a reconocer que ese milagro signifique algo.
Esto es importante porque nos ayuda a diferenciar el milagro y su significado: bien
se ve que lo segundo es lo fundamental.
3.4 Ahora bien, ellos no quieren reconocer que Cristo revele nada porque están a
gusto con lo que ven y conocen. Sienten que "ven" y por eso, como lo denuncia el
mismo Cristo, permanecen en su ceguera. De donde comprendemos que la
Cuaresma implica ver muchas cosas pero sobre todo ver que no lo vemos todo y
que necesitamos de la Luz de Cristo para ver en realidad.