Domingo de Resurrección
La buena noticia para todos
La Palabra: Con Pedro entró el otro discípulo: “vio y creyó” (evangelio).
1. Estamos sufriendo muchos fracasos y sobre todo nos atemoriza tanto la muerte
que no conseguimos dominar con nuestros deslumbrantes progresos, por eso la
resurrección es entendida como victoria sobre tanto dolor y tantas lágrimas, como
noticia nueva y consoladora. Según la carta a los hebreos, Jesucristo nos ha
liberado “a cuantos por miedo a la muerte estábamos sometidos a la esclavitud”.
2. Posiblemente fue una mujer, María Magdalena, la que se encontró con el
Resucitado, y animó a los mismos discípulos desconcertados por la muerte
ignominiosa del Maestro. En los discípulos de Emaús vemos el desánimo, los otros
creen ver un fantasma y alguno como Tomás se aferra en su racionalismo
pesimista. El evangelio habla del discípulo amado, discípulo ideal que confía
plenamente. Enseguida “corriendo más que Pedro”, que ya era la autoridad oficial
de la Iglesia, experimenta que Jesús vive. Pero la resurrección de Jesús es artículo
central de la comunidad cristina cuya fe confiesa Pedro.
3. Al entrar Pedro en el sepulcro, ve cómo el sudario y las vendas están apartadas
en un rincón. Cosa bien distinta a lo que, según el mismo evangelio de san Juan
sucedió en la resurrección de Lázaro que salió del sepulcro envuelto en el sudario y
las vendas. Lo de Lázaro fue una vuelta a la vida, pero con las marcas de la
muerte. En cambio, la resurrección de Jesús es la entrada en la vida plena donde
no hay muerte ni dolor. Esa resurrección es primicia de una gran cosecha que
somos los demás mortales cuyo destino es la vida sin sombras ni miedos.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net