Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Cuaresma,
Semana No. 4, Sábado
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Yo, como cordero manso, llevado al matadero * Señor,
Dios mío, a ti me acojo. * ¿Es que de Galilea va a venir el Mesías?
Textos para este día:
Jeremías 11,18-20:
El Señor me instruyó, y comprendí, me explicó lo que hacían. Yo, como cordero
manso, llevado al matadero, no sabía los planes homicidas que contra mí
planeaban: "Talemos el árbol en su lozanía, arranquémoslo de la tierra vital, que su
nombre no se pronuncie más." Pero tú, Señor de los ejércitos, juzgas rectamente,
pruebas las entrañas y el corazón; veré mi venganza contra ellos, porque a ti he
encomendado mi causa.
Salmo 7:
Señor, Dios mío, a ti me acojo, / líbrame de mis perseguidores y sálvame, / que no
me atrapen como leones / y me desgarren sin remedio. R.
Júzgame, Señor, según mi justicia, / según la inocencia que hay en mí. / Cese la
maldad de los culpables, / y apoya tú al inocente, / tú que sondeas el corazón y las
entrañas, / tú, el Dios justo. R.
Mi escudo es Dios, / que salva a los rectos de corazón. / Dios es un juez justo, /
Dios amenaza cada día. R.
Juan 7,40-53:
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús,
decían: "Éste es de verdad el profeta." Otros decían: "Éste es el Mesías." Pero otros
decían: "¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías
vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?" Y así surgió entre la
gente una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la
mano encima.
Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les
dijeron: "¿Por qué no lo habéis traído?" Los guardias respondieron: "Jamás ha
hablado nadie como ese hombre." Los fariseos les replicaron: "¿También vosotros
os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa
gente que no entiende de la Ley son unos malditos." Nicodemo, el que había ido en
otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: "¿Acaso nuestra ley permite
juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?" Ellos le
replicaron: "¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen
profetas." Y se volvieron cada uno a su casa.
Homilía
Temas de las lecturas: Yo, como cordero manso, llevado al matadero *
Señor, Dios mío, a ti me acojo. * ¿Es que de Galilea va a venir el Mesías?
1. El impacto del odio
1.1 "Talemos el árbol en su lozanía...!" Tal es la consigna del mal descarado,
altanero, prepotente. Nos la transcribe hoy la primera lectura. Embriagado de su
propio poder, el malvado se abalanza sobre el pequeño y cobra fácil victoria. ¿No
habrá quién detenga su iniquidad?
1.2 Jeremías, en medio de su terror, sólo cuenta con Dios. Es el cuadro que
conocemos; la realidad que viven millones de inocentes, cuyas vidas sólo sirven de
espectáculo, de insumo o de mercancía para los fortachones y bribones.
1.3 ¿Quieres ver, quieres oír a Jeremías hoy? Acerca un micrófono al vientre de las
madres que quieren o se sienten obligadas a abortar. Dale un altavoz a los niños de
Iraq. Escucha el lamento de los que mueren de hambre en los desiertos de África o
en los cinturones de miseria de nuestras ciudades. Jeremías está vivo.
2. Poder de la palabra
2.1 El evangelio de hoy abre una luz de consuelo después del lúgubre cuadro que
nos ha dado la primera lectura. Por una vez han fracasado los planes de los
malvados. Los sumos sacerdotes envían la Guardia del Templo para agarrar a
Jesús, pero no logran prenderlo porque... lo escucharon. El maravilloso verbo del
Verbo alcanzó a atrapar con su dulce verdad a los que querían atrapar al que es la
Verdad, y así se detuvo este crimen, por lo menos por ahora.
2.2 "Nadie ha hablado como él", dicen los guardias, y con toda razón. Si ellos,
acostumbrados al lenguaje de la fuerza y a obedecer órdenes ciegamente pudieron
sentir esto, no menos hará Cristo en quienes voluntaria y amorosamente nos
acercamos a él para recibir su enseñanza. Si aquellos esbirros pudieron ser
cautivados, cautivos quedarán nuestros corazones y cautivas serán nuestras almas
del poder de amor que sólo en Jesucristo reside.