Quinta semana de Cuaresma
VIERNES
Jesús nos invita a que creamos en Él para darnos la vida
Juan 10,31-42
“Crean por las obras y así sabrán y conocerán
que el Padre está en mí y Yo en el Padre”
El Evangelio de San Juan que nos ha acompañado en estas últimas dos semanas de
Cuaresma, nos ha hecho participar de algún modo, en la pasión interior de Jesús.
En la medida en que Jesús avanza en la revelación de su misterio: su origen, su
misión, su relación, única y absoluta con el Padre, crece también la incomprensión,
la oposición, el rechazo y la amenaza a muerte.
Jesús se presenta como el enviado, el Hijo de Dios y los judíos lo consideran
blasfemo e intentan matarlo.
En nuestro texto de hoy, mientras los adversarios toman piedras para tirarle
(10,31), Jesús les dice: “Muchas obras buenas que vienen del Padre les he
mostrado, ¿por cuál de ellas quieren apedrearme? (10,34). Ellos le responden
encarándole la supuesta blasfemia: “Tu siendo hombre, te haces a ti mismo
Dios” (10,33).
1. Jesús es uno con el Padre
Jesús, se defiende de los ataques de los judíos haciendo referencia a la Escritura
que ellos conocen muy bien: “¿No está escrito en su ley, yo he dicho: dioses
son? (10,34; ver Salmo 82,6).
Si, según la Escritura, la divinidad puede ser atribuida a quienes escuchan la
Palabra de Dios, cuanto más a aquel que es la Palabra misma de Dios.
2. Jesús es realmente el Hijo de Dios
Con esta alusión a la Escritura, Jesús introduce su última afirmación sobre su
condición absoluta de Hijo de Dios: “ ¿Cómo dicen ustedes que aquel a quien el
Padre ha santificado y enviado al mundo blasfema por haber dicho: Yo soy
Hijo de Dios? (8,36).
Jesús mantiene firme su posición. Realmente el es el Hijo de Dios, el Padre lo ha
consagrado para realizar su obra, sobre Él reposa el Espíritu de Dios (ver 6,27;
también en Lucas 4,18). El Padre lo ha elegido y lo ha enviado para devolverle al
mundo la luz y la vida que habitan en Él.
3. En las obras de Jesús reconocemos al Hijo del Padre
Jesús realizó las obras de Dios. La vida que devolvió al hijo del funcionario real
(4,50), la curación del enfermo de la piscina (5,8-10) y del ciego de nacimiento
(9,6-5), demuestran que Él es el Hijo, y el enviado de Dios al mundo (5,36).
Todos lo han visto y pueden constarlo. Talvez pueden rechazar sus palabras, pero
no pueden negar sus obras. Ellas por sí mismas siguen gritando que, Jesús es el
Hijo, el camino que lleva al verdadero conocimiento de Dios.
3. Jesús nos suplica que creamos en EL para darnos la vida
Por eso Jesús, les replica con fuerza: “Si no hago las obras de mi Padre, no me
crean, pero si las hago, crean por las obras” (10,37-38).
Lo que suplica Jesús, en el fondo, es la fe en su profunda unidad con el Padre.
Sólo una mirada de fe puede llevarnos a descubrir en las obras de Jesús su relación
en el Padre: “El Padre está en mi y yo estoy en Él” .
Toda esta auto-revelación de Jesús quiere llevarnos a esta certeza de fe: el Padre
y Jesús están el uno en el otro (ver 14,10-11; 17,21).
Nuestro itinerario Cuaresmal está ya casi en el final. En la escucha del Maestro
hemos aprendido a vivir como personas nuevas, como hijos de Dios y como
hermanos.
Hemos también aprendido, contemplando a Jesús, que la fuerza de Dios y el poder
de su Espíritu es más fuerte que todas las dificultades, persecuciones y
sufrimientos. “No tengan miedo, yo he vencido al mundo”, nos dirá más adelante
(16,33).
El memorial de la Pascua que nos disponemos a vivir, confirma nuestro itinerario
de conversión, y nos reviste de la vida nueva del Hijo de Dios, que nos amó y se
entregó por nosotros” (ver Gálatas 2,20).
Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
1. ¿Por qué podemos afirmar que la mano de Dios Padre se reconoce en las obras
de Jesús?
2. ¿Qué acción particular de Dios encuentro en mi vida que se haya vuelto
proclamación a los demás de su obra salvadora?
3. ¿Qué gesto concreto de solidaridad hemos hecho en esta cuaresma, como
familia, que revele el actuar de Dios?
“Ya se avecina el día, el día tuyo,
volverá a florecer el universo;
compartamos su gozo los que fuimos
devueltos por tu mano a tus senderos”
(De la Liturgia de las Horas)
Padre Fidel Oñoro CJM