Semana de la Octava de Pascua
Martes.
Lecturas bíblicas:
a.- Hch. 2, 36-41:Convertíos y bautizaos.
Continua el segundo Sermón de Pedro a los judíos, y hoy meditamos, la reacción de
la gente a sus palabras: “Qué hemos de hacer, hermanos?” (v. 37). La respuesta
de Pedro es clara: convertirse, bautizarse y recibir el Espíritu Santo. Las palabras
de Pedro conmueven a los oyentes. ¿Qué los lleva a reflexionar? Pedro los exhorta
a reconocer su culpa, con lo que nace el arrepentimiento; se dan cuenta, que han
llegado los últimos tiempos. Si bien, no se habla de la segunda venida de Cristo, el
tema del juicio, está incluido en el mensaje del profeta Joel. Surge espontánea la
pregunta, también para nosotros: ¿qué hemos de hacer? La respuesta: conversión,
bautismo, acoger al Espíritu Santo. El bautismo tiene una nueva dimensión, desde
la muerte y resurrección de Cristo: ahora se administra en su Nombre, el creyente
le pertenece para siempre, queda bajo su autoridad, es agregado a su familia, el
nuevo pueblo, la Iglesia. El Espíritu Santo, don del Padre y del Hijo, se comprende
como el principio, que cambia la vida del creyente, desde dentro y, por lo mismo, la
vida de la comunidad eclesial. Todos los que respondieron a la llamada de Dios, les
han sido perdonados los pecados, y responden con una adhesión de fe a Jesucristo,
que es el Señor. La confesión de fe, es la que nos libra de esta generación
perversa, es decir, todos aquellos que se oponen a Cristo o son un obstáculo, para
que otros, crean en el Señor. Ese día, hubo un número considerable de bautismos
(v.41), enseña Lucas, con lo que se quiere poner de relieve, la fuerza de la
predicación, la acción del Espíritu Santo y la bendición de Dios sobre la naciente
iglesia.
b.- Jn. 20,11-18: Aparición a la María Magdalena.
El evangelio nos presenta la aparición de Jesús a María Magdalena. Una vez que los
discípulos marcharon a casa (Jn.2010), ella, está afuera llorando porque se han
llevado al Señor y no sabe dónde le han puesto (v.11). La ausencia de Jesús
provoca su tristeza, se cumplen así las palabras de Jesús, pero esa tristeza se
convertirá en alegría (cfr. Jn. 16, 20). Ella permanece en la oscuridad, en la
incredulidad e incomprensión de lo ocurrido; su llanto evoca la muerte de Lázaro
(cfr. Jn.11,31.33;11,35). Dos ángeles, custodian el sepulcro, como un espacio
sagrado, y como señal de la Resurrección de Jesús, con lo que se quiere señalar,
clarísimo testimonio que Dios ha entrado en la historia. La pregunta de los ángeles,
prepara el encuentro con el Señor Jesús, María mira hacia atrás y ve a Jesús, sin
reconocerle y lo confunde con el hortelano, media el tiempo en que pasa del plano
humano al divino o sobrenatural (cfr.Jn.1,41;18,4). Paradojalmente a quien busca
la Magdalena, le pregunta, a quien busca; su falta de fe se incrementa cuando
confunde a Jesús con el hortelano. Ella insiste en que si se lo entrega, ella se
llevará el cuerpo (v.15). Pasa de la incredulidad a la visión de fe, se cumplen las
palabras de Buen Pastor cuando María, escucha su nombre, entonces reconoce a
Jesús Resucitado (cfr. Jn.20, 1-2.11-12; 10,3.14). Lo reconoce y le llama como la
gente durante su ministerio: Rabbuní, Maestro (v.17). Es un primer acto de fe en
Jesús, al Maestro que conoció durante su ministerio, querer tocarle, es querer
atrapar el pasado (cfr. Jn.3,-21; 4,16-26). La relación que tuvo con ÉL ya no será
como antes. A través de la cruz, Jesús ha llegado a la perfección, que Dios le había
encomendado alcanzar (Jn.4,34; 5,36; 17,4; 19,30). También los discípulos
deberán experimentarlos frutos de la glorificación de Jesús, está a punto de
cumplirse su promesa de volver al Padre, pero su relación con el Jesús histórico ha
terminado (cfr. Jn.14,12.28; 16,10.28). Desde el momento en que Jesús sube al
Padre, los discípulos son constituidos en hermanos de Jesús; el Dios y Padre de
Jesús, será también, Dios y Padre de los hermanos de Jesús (v.17). María hace
exactamente lo que le manda Jesús, va los discípulos movimiento que tiene otro
significado: ella ha pasado de la incredulidad, la oscuridad, a la fe que le hace
reconocer a su Rabbí. Ahora se convierte en mensajera que anuncia las palabras de
los ángeles y lo que le ha dicho Jesús, es el paso de una fe inicial al a fe perfecta en
el Señor Resucitado en medio de sus hermanos.
Santa Teresa de Jesús hablando a los que comienzan el camino de oración en su
primer grado, les exhorta a la consideración de la Pasión y Resurrección. “Lo que he
pretendido dar a entender en este capítulo pasado aunque me he divertido mucho
en otras cosas por parecerme muy necesarias es decir hasta lo que podemos
nosotros adquirir, y cómo en esta primera devoción podemos nosotros ayudarnos
algo. Porque en pensar y escudriñar lo que el Señor pasó por nosotros, muévenos a
compasión, y es sabrosa esta pena y las lágrimas que proceden de aquí. Y de
pensar la gloria que esperamos y el amor que el Señor nos tuvo y su resurrección,
muévenos a gozo que ni es del todo espiritual ni sensual, sino gozo virtuoso y la
pena muy meritoria” (Vida 12,1).
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD