Jueves 24 de Abril de 2014
Santoral: Fidel
Hechos 3,11-26 Matasteis al autor de la vida; pero Dios lo resucitó de entre los
muertos
Salmo responsorial: 8 Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en
toda la tierra!
Lucas 24,35-48 Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los
muertos al tercer día
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo
habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se
presenta Jesús en medio de ellos y les dice: Paz a vosotros. Llenos de miedo por la
sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: ¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas
en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos
cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y
seguían atónitos, les dijo: ¿Tenéis ahí algo de comer? Ellos le ofrecieron un trozo de pez
asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: Esto es lo que os decía mientras
estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos
acerca de mí tenía que cumplirse. Entonces les abrió el entendimiento para comprender las
Escrituras. Y añadió: Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos
al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos
los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.
Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado
Pensemos…
Vivimos tan metidos en la muerte que se nos dificulta vivir y darle a la vida su
plenitud. Listos para un velorio. Tardos para una medicina. Veloces para agarrar un carro y
participar en un entierro. Pero lentos a la hora de un cumpleaños. Cristo nos repite: “Deja
que los muertos entierren a sus muertos; pero tú, ve y anuncia por todas partes el reino de
Dios” Lucas 9,60
Entonces…
La muerte no debe dominar nuestras mentes y corazones. Por eso en el evangelio
de hoy el mismo Cristo da pruebas de su resurrección; se aparece y ellos creen ver a un
fantasma. Le toca comer delante de ellos y como esto no es suficiente les abre el
entendimiento para que recordaran las Escrituras y las entendieran. Nadie podrá conocer a
Dios y menos amarlo, sin el contacto serio con las Sagradas Escrituras.
No leer la Palabra es vivir en la muerte. Una muerte que es más que ignorancia. Es
indiferencia. A tal punto, que solamente se busca a Dios en tragedias, desgracias y muertes.
El resto no hace falta para nada.
Sin las Escrituras se hará difícil, pero muy difícil entender la Resurrección y mucho
menos comprender, en el caso de los apóstoles, que ese Cristo que aparece es el mismo
que vieron morir en la cruz. Ese abandonado, rechazado y maltratado por todos. Es ahora Él
que les habla y les invita a la creer y tener esperanza.
Se hace necesario, urgente que leamos y meditemos la Palabra de Dios para poder
entender la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Y así podamos sentir su
amor, su perdón y acompañamiento en todo momento. No cuando a cada uno le interese.
Padre Marcelo @padrerivas