Segunda semana de Pascua
LUNES
Dejarnos iluminar por la Pascua (I):
La Vida Nueva se nos da en el Bautismo del Poder Creador de Dios
Juan 3, 1- 8
“El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”
Después de haber leído la semana pasada los siete encuentros con Jesús
resucitado, en las semanas siguientes, intentaremos comprender la vida nueva
de los hombres nuevos y resucitados por Cristo como la perfila el Evangelio de
Juan en las lecturas que la liturgia propone para el tiempo de la Pascua. Como
veremos enseguida, se trata de una experiencia cuya base es sacramental: los
sacramentos, empezando por el Bautismo, infunden en nosotros la vida que
brota de la Resurrección.
Pues sí, a partir de hoy y hasta la solemnidad de Pentecostés, en los días de
semana estaremos leyendo de manera continua el evangelio de Juan. Lo
haremos en el siguiente orden:
(1) El diálogo nocturno de Jesús con Nicodemo (Juan 3; excepto los versículos
22-30) sobre el “Bautismo”. Primer sacramento pascual.
(2) El relato de la multiplicaci￳n de los panes y la catequesis sobre el “Pan de
Vida” (Juan 6). Segundo sacramento pascual.
(3) Algunos pasajes de la alegoría del “Buen Pastor” (Juan 10).
(4) El discurso de despedida de Jesús a sus discípulos (o “Testamento de Jesús”;
Juan 14-16).
(5) La oración sacerdotal de Jesús (Juan 17).
(6) El final del evangelio de Juan, con la última aparición de Jesús (Juan 21).
El evangelio de Juan nos describe con cierta amplitud y con profundidad el
encuentro de Jesús con diversas personas. Aquí tenemos el encuentro con un
dirigente del grupo judío. Comenzamos, pues, con el encuentro de Jesús con
Nicodemo.
Vamos a ver en Nicodemo el QUIÉN, el QUÉ y el CÓMO de una propuesta de
renovación de vida con el poder de la Pascua y la efusión del Espíritu Santo.
1. “ Había un hombre llamado Nicodemo... ”: ﾿Quién es Nicodemo?
(1) Un hombre de gran prestancia
A Nicodemo inicialmente se le describe como (1) fariseo y (2) magistrado judío;
pero más adelante se dice también que es (3) maestro en Israel (cfr. v.10) y (4)
miembro del Sanedrín (cfr. 7,45.50), que es la más alta instancia de autoridad
judía.
(2) Un discípulo escondido que saldrá a la luz en la Pascua de Jesús
Nicodemo es un hombre scondido . Además de lo anterior, Nicodemo es
presentado como un discípulo nocturno de Jesús: “Fue éste donde Jesús de
noche...” (v.2ª). Este comportamiento parece deberse a la cautela frente a Jesús
y al temor de ser reconocido como discípulo, lo cual le puede costar la expulsión
del Sanedrín e incluso del judaísmo (ver 9,22; ver 19,38-39, donde aparece
asociado con José de Arimatea).
Nicodemo es un hombre valiente . Hay que notar que, precisamente después de
la muerte de Jesús que discípulos escondidos como éste saldrán a la luz pública,
mientras que los más conocidos se esconderán (ver 20,19). Justo en el
acontecimiento pascual, al evocar este primer encuentro con Jesús (ver 19,39),
se deja entender que el sentido de ocurrido en la Cruz ya estaba anunciado en la
conversación de aquella noche.
(3) Uno que ha entendido la obra de Jesús
Llama la atención que Nicodemo no considera contraria a su alta dignidad el ir
donde aquel galileo. No le pide ningún signo particular de su mesianismo sino
que se presenta ya con la actitud de un creyente. Él está conmovido
profundamente por sus obras de poder: “Porque nadie puede realizar las señales
que tú realizas si Dios no está con él” (v.2c). Como puede verse, interpreta su
verdadero significado: las acciones de Jesús no son únicamente una ayuda para
las personas que están en necesidad, sino que son una demostración de que el
mismo Dios está con él. Nicodemo reconoce que el Dios que el confiesa como su
Dios, está detrás de todo lo que Jesús hace.
De esta observación e correcta interpretación de las obras de Jesús, Nicodemo
deduce la autoridad de Jesús como Maestro: “ Sabemos que has venido de
parte de Dios como Maestro ” (v.2b).
Como acostumbra hacerlo el evangelista Juan, a quien le gusta dramatizar y
presentar personajes como símbolos de un grupo entero, el Nicodemo que
dialoga con Jesús por la noche representa y simboliza a todos los jerosolimitanos
que muestran alguna simpatía por el joven rabí galilea, pero que a ante la
prueba de los hechos de muestran incrédulos y rechazan al revelador del amor
supremo de Dios, prefiriendo las tinieblas de la incredulidad (Jn 2,23-3,21).
2. “ Ver el Reino de Dios... Entrar en el Reino de Dios... ”: El tema del
diálogo con Jesús
La respuesta de Jesús muestra cómo Jesús es quien realmente pone el tema de
la conversaci￳n (se comporta como un verdadero Maestro): “ En verdad, te
digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios ” v.3).
Jesús responde sobre una pregunta que no le ha sido planteada, pero que es de
decisiva importancia: “﾿Qué se necesita para entrar en el Reino de Dios?”. Jesús
pone la mirada en lo central: Dios está a punto –por medio del ministerio del
Mesías- de desplegar definitivamente su potencia misericordiosa. Para poder
gozar plenamente de la eficacia de esta bendición hay que conocer las
condiciones y hacer el itinerario: “Nacer de lo alto”.
Tengamos presente que en el Evangelio de Juan no es común el tema del “Reino
de Dios” (de hecho, esta expresi￳n s￳lo aparece aquí y en el v.5) sino más bien
el tema de la “Vida”: s￳lo el poder de Dios puede darnos la vida eterna, o sea, la
vida que no pasa y que es la única verdadera y efectiva vida (lo veremos en los
próximos días: Juan 3,15.16.36).
3. “ Nacer de lo alto... ”: El camino para entrar en la Vida
Hay que nacer “de lo alto” (v.3), es decir, que para tomar parte en el Reino de
Dios se necesita un nuevo nacimiento, un comienzo completamente nuevo. La
vida eterna, que es la vida divina, se recibe ya desde aquí mediante un gesto
creador de Dios en el creyente.
Con esto Jesús enseña que la vida presente no puede transformarse
simplemente en vida en el Reino de Dios (en el ámbito de poder de la vida plena
e inagotable de Dios), sino que para obtenerla, se necesita una nueva
existencia.
Nicodemo queda estremecido ante la propuesta (v.7: “ No te asombres de que
haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto ”). A pesar de que ha reconocido en
Jesús un poder divino a través de sus signos (“ Nadie puede ”), se confunde
inicialmente ante la radicalidad del camino que el Maestro le acaba de proponer
(“ No puede ver el Reino de Dios ”). Él no niega la necesidad de este nuevo
nacimiento, pero no consigue imaginarse cómo pueda ocurrir: “¿Cómo puede
uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez...? ” (v.4; n￳tese
la repetici￳n continua del verbo “poder”).
Jesús entonces le ayuda a comprender: el nuevo nacimiento se realiza a partir
del agua y del Espíritu Santo (v.5). El ser humano no puede concederse este
nuevo comienzo por sus propios medios porque las realidades del Espíritu sólo
pueden provenir del don del Espíritu (“lo nacido de la carne es carne; lo nacido
del Espíritu es espíritu”, v.6; ver Juan 1,12-13). Por tanto, es por medio del
poder creador de Dios, el Espíritu Santo recibido en el Bautismo, que se logra
este nuevo punto de partida en la vida y en el camino hacia la plena vida.
Con nuestras obras no conseguimos realizar el Reino de Dios, ni mucho menos
alcanzamos los presupuestos para “ entrar ” en él (sentido del v.6). Se trata de
la acción del Espíritu, lleno de poder, el cual obra de forma misteriosa (sentido
del v.8). A nosotros nos corresponde mostrar nuestra mejor disposición,
reconocer nuestra incapacidad, nuestra pobreza y abrirnos a su acción con
profunda gratitud
Para cultivar la semilla de la Palabra en la vida:
1. ¿Qué me dice el comportamiento de Jesús frente al asombrado Nicodemo?
2. El ideal máximo de todo ser humano es “ᄀVivir!”. ﾿Sue￱o con una vida que
vaya más allá de la presente y que comience desde el presente? ¿Cómo acojo lo
que Jesús me dice al respecto?
3. ¿Reconozco que el nuevo nacimiento es un don? ¿Qué se requiere para
recibirlo?