Olor a oveja
El Papa Francisco con palabras simples, gestos contundentes y signos
legibles para todo mundo, va caldeando en el ambiente un sentido nuevo de
la vida trayéndonos un aire fresco de ternura y cercanía. Su palabra hace
eco en realidades antes inabordables o que parecían lejanas a nuestros
contextos. Su mirada, cautiva. Sus manos, están siempre abiertas. Su
sonrisa, contagia. A su paso todo se simplifica, se humaniza.
En este domingo del buen Pastor, se nos hace un referente obligado la
persona del Papa Francisco. Es un buen Pastor con “olor a oveja”. Son sus
palabras. Ha querido que los pastores y también, pastoras, tengamos “olor
a oveja”. Tres palabras para cambiar costumbres inveteradas, hábitos
caducos, posiciones aliñadas, superar distancias entre pueblo y pastores.
Untarse de pueblo, caminar con el pueblo. Dejar los pedestales.
La liturgia nos habla de un buen Pastor que es la “Puerta” por donde entran
y salen las ovejas. El Papa Francisco ha insistido en la necesidad de “salir”.
Para salir hay que abrir las puertas. Romper los muros, los ‘bunkers’, la
casta sacerdotal. Las puertas tienen goznes para girar, para sostenerse. A
veces, chirrean por el óxido que se les ha ido pegando a través de la
historia. Jesús desmantela todo esto, limpia, sana y hace de su corazón la
puerta abierta, primero para sus mismos pastores.
“…y conoce los nombres de sus ovejas y Ellas lo conocen”. Este mutuo
conocimiento es el principio de la sabiduría del pastoreo hoy en la Iglesia.
No bastan los principios sociológicos, incluso antropológicos, ni aún
teológicos… Primero es conocer al Pastor de los Pastores, asumir su estilo,
ahondar en su mirada, apropiarse de su identidad y de su cruz para luego,
hacer pasar a las ovejas por la ‘puerta’ asumiendo su realidad.
Cochabamba 11.05.14
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com