Comentario al evangelio del viernes, 2 de mayo de 2014
Queridos amigos y amigas:
Hoy celebramos la memoria de San Atanasio , pero quiero fijarme de manera especial en la lectura de
los Hechos de los Apóstoles, un libro que cobra protagonismo durante el tiempo de Pascua. Lucas nos
transmite las primeras vicisitudes de la iglesia naciente. En sus descripciones encontramos varios
elementos que nos ayudan a entender nuestra pertenencia eclesial hoy:
Los creyentes viven una fuerte experiencia de comunión , no exenta de tensiones e incluso de
fraudes.
El papel de los apóstoles y su transmisión de la Palabra adquiere un valor de primer orden.
Las oraciones y la fracción del pan expresan la vitalidad litúrgica de la comunidad.
A pesar de las persecuciones, los apóstoles no tienen miedo de anunciar al Cristo muerto y
resucitado. Más aún, se alegran de poder sufrir a causa de su nombre.
Creo que los tres primeros elementos encuentran bastante eco en nuestra manera de entender hoy la
vida eclesial, pero quizá el cuarto ha perdido fuerza. ¿Qué significa hoy salir contentos de haber
sufrido ultrajes por el nombre de Jesús ? Lo más común es silenciar nuestra condición de testigos del
Resucitado. Puede que de esta forma mantengamos el tipo, pero pagamos un alto precio: no
experimentar el gozo de creer en él.
C.R.