Comentario al evangelio del jueves, 8 de mayo de 2014
Queridos amigos:
El relato del encuentro de Felipe con un ministro de la reina de Etiopía es un prodigio catequético y
literario semejante al relato de los discípulos de Emaús. Os invito a meditarlo con calma, sin perder
detalle. Por si os ayuda, os ofrezco algunos chispazos sueltos:
Es la primera vez que se anuncia el evangelio a un extranjero. Los frutos de la “dispersión”
causada por la muerte de Esteban comienzan a hacerse visibles.
Este extranjero es un personaje de relieve, simpatizante del judaísmo.
El relato tiene una estructura sacramental: hay liturgia de la Palabra y liturgia sacramental (en este
caso, rito del bautismo). En el fondo, el relato es un reflejo del proceso de iniciación cristiana que
se vivía en las comunidades lucanas.
Lo que comienza siendo un encuentro “en el desierto” ( en la carretera de Jerusalén a Gaza, que
cruza el desierto ) acaba siendo un encuentro “junto al agua”.
Este encuentro impulsa al neo-bautizado (cuyo nombre no se indica en ninguna parte) a seguir su
viaje lleno de alegría .
Lo que el viajero no entiende del libro de Isaías es lo mismo que “no entendían” los discípulos de
Emaús: el escándalo de un Mesías sufriente.
¿No encontramos en este relato algunas claves para la evangelización de nuestro tiempo? Descubro las
siguientes:
Necesitamos “ponernos en camino hacia el Sur”, aunque esto implique atravesar algunos
desiertos. Sólo “en el camino” suceden los encuentros que rompen nuestra modorra eclesial. Sólo
saliendo descubrimos a las personas que buscan.
Necesitamos “acercarnos y pegarnos a la carroza” de la gente y atrevernos a dar el primer paso, a
preguntar: ¿Entiendes lo que está pasando? ¿Cómo ves la vida? ¿Qué es importante para ti?
Necesitamos dejarnos invitar a compartir nuestra experiencia acerca de la Palabra de la vida,
sabiendo –como nos recuerda el evangelio de hoy- que nadie puede venir a mí si no lo atrae el
Padre que me ha enviado .
Necesitamos simplificar las cosas, hacer propuestas de seguimiento que vayan a lo esencial y no
obliguen a las personas a interminables itinerarios que desgastan y hacen perder la paciencia y la
alegría.
Seguro que vosotros descubrís muchas más cosas. No olvidéis que siempre podemos compartirlas a
través de este desierto “poblado” que es la red. ¡Suerte!
C.R.