DOMINGO I DE CUARESMA. CICLO A
ADORA Y SIRVE AL SEÑOR, TU DIOS
EMILIO RODRIGUEZ ASCURRA / contactoconemilio@gmail.com / Twitter:
@emilioroz
Jesús es llevado al desierto por el Espíritu, es el lugar del camino hacia el
encuentro con el Padre, en su caso a través de su gloriosa Pasión, Muerte y
Resurrección. La imagen nos permite contemplar a un Jesús que necesita
prepararse para su Pascua, para el paso que dará al enfrentar la prueba del
dolor, del sufrimiento y de la propia muerte, para luego dar paso a la Vida
Eterna, y con ella colocarnos a todos en el camino de la Salvación.
La tentación del maligno busca descentrarlo, quitarlo de su proyecto
tentándolo con las oportunidades mundanas. La propia existencia está
marcada por esta gran tentación, la del poder, la riqueza, el éxito, la fama;
al tiempo que éstos parecen ser los condimentos de una vida feliz. Roberto
Almada, psiquiatra y psicoterapeuta argentino, de la escuela frankleana,
propone en su libro “El cansancio de los buenos” 1 , tres tentaciones que el
verdadero líder debe saber superar, bien pueden ayudarnos a meditar la
Palabra de esta semana.
La primera: la tentaci￳n de la superficialidad (“Di a estas piedras que se
conviertan en pan”), es decir, la de la frivolidad a la hora de afrontar las
diversas circunstancias de la vida, el no poder meternos de lleno en los
compromisos que debiéramos asumir, el de una vida de fe autorreferencial,
centrada en los propios gustos, en la búsqueda de la propia satisfacción y
nunca en el encuentro con los otros y con el Otro.
La segunda: la tentaci￳n del poder (“Si te postras ante mí todo será tuyo”),
el desear saberlo todo y controlarlo todo. Aquella que nos hace ciegos ante
los ídolos de barro: el dinero, el confort, el tener dominio sobre otros, en
pocas palabras el quedar esclavizados a los bienes terrenales, una nueva
forma de esclavitud a la que nos sometemos libre y voluntariamente
creyendo que encontraremos en ella la propia felicidad.
La última: la tentación del populismo demag￳gico (“TÍrate abajo desde lo
alto el templo…”), el buscar el reconocimiento de los demás como medida
de realización; el ser estimado a costa de lo que sea, la necesidad de ser
engrandecido y reconocido por encima de las reales posibilidades. La
respuesta de Jesús al tentador es la clave para preparar el corazón en esta
cuaresma: “Adora al Se￱or tu Dios y sírvele s￳lo a él”, estamos invitados a
reconsiderar nuestra vida, a superar las propias tentaciones, a descubrir
1
Almada, Robero. “El cansancio de los buenos”, Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2012.
que en lo inmediato encontramos placer pero en lo eterno el verdadero
gozo. Hemos sido creados para la eternidad, somos caminantes de la Vida
que no termina, no tentemos al Señor, adorémoslo solo a él, gustemos de
su misericordia.-