DOMINGO II DE RESURRECCION
LA COMUNIDAD ESPERA EL ESPÍRITU PROMETIDO
EMILIO RODRIGUEZ ASCURRA / contactoconemilio@gmail.com / Twitter:
@emilioroz
La comunidad cristiana primitiva vivía de acuerdo a un mismo sentir,
compartiendo todo lo que tenían, poniéndolo todo en común, así nos dice el
libro de los Hechos de los apóstoles escrito por el evangelista Lucas. Al
mismo tiempo participaban de las reuniones de culto de la sinagoga pero se
reunían a partir y compartir el pan en casas de familias, al tiempo que
habían incluido el Padrenuestro como su oración fundamental.
Este domingo vemos como la comunidad va organizando lo que luego
conoceremos como Celebración Eucarística, o mas comúnmente como Misa,
la reunión de los hijos e hijas de Dios para alabarlo, bendecirlo, darle
gracias y rezar juntos. El tiempo de Dios, en griego kairós , irrumpe en el
tiempo de los hombres, cronos , el velo del tiempo ha quedado rasgado con
la muerte de Jesús y la era de mesiánica ha sido revelada en su
resurrección, comenzamos a vivir el gran hodie, día, litúrgico que se
prolongará hasta su retorno al final de los tiempos.
Sin embargo sus apóstoles esperan el envío del Espíritu Santo prometido,
confían en que Jesús no los dejará solos. En su aparición a los doce
reunidos Tomás necesita pruebas fehacientes como tocar sus llagas, ver el
costado abierto por la lanza. Así también en nuestro tiempo muchos
aparecen como dudosos ante tal hecho, las ciencias positivas no logran dar
explicación de esto a lo que llaman “fenómeno”, pues sale de lo explicable
empíricamente, y es que sólo a la luz de la fe podemos contemplar al
resucitado en su nueva condición.
Nos encontramos con una síntesis del tiempo Pascual, Resurrección y envío
del Espíritu Santo, los Padres de la Iglesia se referirán a estos 50 días como
una gran celebración pascual, como un único y solo gran día. Es la fuerza
del Espíritu la que mantiene firme y reunida a toda la comunidad
expectante, como el primer día, reunida en la caridad, haciendo del amor
un proyecto en común, deseándose la paz que solo proviene de Dios
mutuamente. A quien hoy la Iglesia junto a otro gran Papa como Juan
XXIII, reconoce como Santo, Juan Pablo II el Grande, decía que “la paz es
posible, porque el amor es posible”, de esto está deseoso nuestro mundo,
de que les hablemos de Jesús dando a conocer su designio de amor y su
deseo de paz.-