Sábado 10 de Mayo de 2014
Santoral: Juan de Ávila, Antonino
Hechos 9,31-42 La Iglesia se iba construyendo y se multiplicaba, animada por el
Espíritu Santo
Salmo responsorial: 115 ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Juan 6,60-69 ¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: Este modo de hablar es
duro, ¿quién puede hacerle caso? Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les
dijo: ¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El
Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son
espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen. Pues Jesús sabía desde el
principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: Por eso os he dicho que nadie
puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce: ¿También vosotros queréis marcharos? Simón Pedro le
contestó: Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros
creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.
Pensemos…
Estamos delante de un mundo en conflicto. Mandan sin autoridad y quieren que les
obedezcan sin moral. Todo porque no tienen a Cristo en su corazón. Bien lo decía el Papa
Francisco: quien le da la espalda a Cristo, siendo autoridad, cae en la corrupción. En Jesús,
pan y alimento verdadero, está la clave, no tanto para mandar, sino para servir.
Entonces…
En Jesús no hay medias tintas o vacilaciones que juegan a alas escondidas. Nada de
eso. Al pan, pan y al vino, vino. O se es o no se es.
Estamos en el evangelio de San Juan con la parte final del Discurso del Pan de vida.
Aquí se busca mostrar las exigencias de la fe y la necesidad de un compromiso firme con
Jesús y con su propuesta. Para entender esto hay que pedir la luz del Espíritu. Pues es el
Espíritu quien da vida, la carne no sirve para nada. Por eso, el evangelio no es una forma
fanática de vida que se aleja de todo y de todos. Es “espíritu y vida” Leamos a San Pablo:
“ᄀLa letra mata, mientras el Espíritu da vida!” (2Cor 3,6)
Es muy fácil abandonar a Jesús porque es exigente. “Todo quien me come tendrá la
vida eterna” Y estar con Jesús no es un trabajo, sino una aventura. Aventura que tiene por
compa￱ero de camino al propio Jesús “Vivo y Real” Aunque hay muchos que “se volvieron
atrás y no fueron con él” (Jn 6,66)
Es interesante observar aquí a Pedro con su confesión. Observemos que quedan
solamente los doce y Jesús delante de la gente que murmura, que lo desprecia, que lo
critica les pregunta a: “﾿También ustedes quieren marcharse?" Aquí, no es una multitud
que le sigue, es un reducido grupo. Jesús avanza en la verdad. Es Pedro quien responde:
“﾿A quién iremos? ᄀTú s￳lo tienes palabras de vida eterna y nosotros reconocemos que tú
eres el Santo de Dios!” Son hermosas sus palabras. Pedro acepta a Jesús como Mesías.
Que nosotros Señor, tengamos la gracia de verte en la Hostia Consagrada para
degustar las delicias de tu amor en cada banquete repleto de esperanza para la eternidad.
Amén.
Padre Marcelo
@padrerivas