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Día litúrgico: Domingo IV (A) de Pascua
Texto del Evangelio ( Jn 10,1-10): En aquel tiempo, dijo Jesús: «En verdad, en
verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que
escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la
puerta es pastor de las ovejas (…). Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a
salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar,
matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».
Comentario: P. Pere SUÑER i Puig SJ (Barcelona, España)
Jesús, el único Salvador, es la "puerta" y nos lleva en su corazón
Hoy Jesús usa dos imágenes referidas a sí mismo: Él es el "pastor" y la "puerta".
Jesucristo conoce a las ovejas: las llama una por una. Para Jesucristo, ninguno de
nosotros es un número; tiene con cada uno un contacto personal. También nos ama
personalmente.
“Conocer”, en el Evangelio, no significa solo un acto del entendimiento, sino un acto
de adhesión a la persona conocida. Cristo, pues, nos lleva en su Corazón. Jesús es
también la "puerta"; la única puerta. Nadie va al Padre sino por Él. Algunos piensan
que Jesucristo es uno de tantos salvadores: Jesús, Buda, Confucio, Mahoma… ¡No!
¡Sólo Jesús es Dios! Quien se salve se salvará por Jesucristo, aunque en esta vida
no lo sepa.
—Yo, Jesús, por el don de la fe, sé que eres Dios. Gracias porque te he podido
conocer. Me esforzaré por atravesar esta "puerta" que lleva al Padre, que, si bien es
estrecha, Tú nos la abres de par en par.
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