Viernes 23 de Mayo de 2014
Santoral: Desiderio
Hechos 15,22-31 Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros
más cargas que las indispensables
Salmo responsorial: 56 Te daré gracias ante los pueblos, Señor.
Juan 15,12-17 Esto os mando: que os améis unos a otros
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Éste es mi mandamiento: que os améis unos a
otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus
amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos,
porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo
que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis
elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro
fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que
os améis unos a otros.
Pensemos…
En esto tiempos de tanta confusión y de unos “gobiernos” que utilizan la fuerza
como medio para mantenerse es muy común ver como se atropellan los derechos humanos
y las libertades, caso de Venezuela. Hoy Jesús nos manda, con mucha fuerza amarnos. Y lo
hace porque Él nos ha amado primero.
Entonces…
No es un mandato para amarnos a lo narcisista. O para que aparentemos un amor
físico para crecer en músculos y después separarnos de los demás. Es amar a los
hermanos como Él nos amó y nos ama. (Juan 15,12) Superando la ley antigua que hacía
referencia a amar al prójimo como a uno mismo.
En Jesús todo se realiza en un ambiente de amistad y de corresponsabilidad. Uno
para todos, y todos para uno. Donde la responsabilidad uy la obediencia son características
claves y necesarias para ese ambiente de amistad.
Entre amigos n se pisan la manguera, es decir, se ayudan, se respetan y se dicen la
verdad. No hay secretos. Lugar destacado para la confianza y el crecimiento en la
fraternidad.
Claro estamos hablando de una vida bella y armoniosa dentro de una comunidad.
Comunidad que requiere de todos y de sus acciones para progresar. En este ambiente se
reconoce la iniciativa de Dios al escogernos y llamarnos.
Por tanto no es un mandar por mandar, sino que lo mandado ya tiene mucho de
andado y ese trecho ya lo hizo Jesús en favor nuestro. Y lo bueno de todo es que
conocemos a personas que han vivido la experiencia del amor de Cristo en sus vidas, en
esa generosidad de entrega hacia los demás. Ejemplo de esto escuchemos algo del Dr. José
Gregorio Hernández. Quien siendo profesor de la Universidad Central de Venezuela, se
encuentra a un joven estudiante durmiendo debajo de las escaleras. Era el joven andino,
Rafael Rangel, quien recién llegado, 1896, es ubicado allí por el bedel. El Dr. Al verlo le dice:
-Oiga, joven, ¿qué hace usted allí?, y Rangel le contestó: Perdone, profesor, pero quiero
ser doctor como usted y por ese motivo estoy aquí en la Universidad. A lo que Hernández le
respondió: Está bien, pero lo primero es que usted debe ubicarse en otro lugar y pueda
dormir apropiadamente, sobre lo de ser Doctor ya veremos. Entonces José Gregorio lo
sacó de las escaleras y le habilitó un cuartico en su mismo laboratorio de la Universidad
Central, para que allí estuviera momentáneamente hasta que se le consiguiera un lugar más
apropiado. De esa forma se conocieron el bachiller Rafael Rangel y el Dr. José Gregorio
Hernández.
Padre Marcelo
@padrerivas