Solemnidad. La Ascensión del Señor, Ciclo A
El cristiano y la violencia
En una sociedad con manifestaciones de violencia de diverso orden, se da
lugar también a diversas reacciones. Puede haber una actitud simplista de
desechar o negar la violencia, o reconocerla sin un análisis serio de sus
causas, o tranquilizar la conciencia con un ineficaz discurso contra la
violencia, o también, pasar a la indiferencia o a la insensibilidad. Lo más
grave ya es cuando una sociedad se vacuna ante hechos violentos. Es lo
más grave porque hay incluso, en este caso, una secreta complicidad que
hasta favorece una postura ideológica frente a la violencia.
Desde la fe cristiana ¿hay una actitud definida frente a la violencia?, porque
los cristianos nos hemos, seriamente, preguntar porque no debemos
acostumbrarnos a la violencia que destruye al ser humano.
En nuestra sociedad argentina de hoy no podemos cerrar los ojos de la
razón y negar que día a día la Argentina se va transformando en un pueblo
violento. La violencia argentina está como agazapada en comportamientos
de la vida familiar, laboral, económica, política, e incluso hasta podría llegar
a lo religioso y todos los días aparece en la “Noticia”
Por eso, urge tomar frente a la violencia una actitud más realista, serena y
firme, humana y cristiana.
Actualmente lo que nos debe preocupar a los habitantes de este país,
cristianos o no, es que ya no son hechos de violencia conocidos y
divulgados por los medios -prensa, radio y televisión- sino que hay signos
alarmantes de una sociedad violenta , porque la sociedad no es un ente
abstracto, está formado por hombres y mujeres de toda edad y condición
que llenan nuestros barrios, nuestros pueblos y ciudades, dónde surgen
hechos de violencia con una naturalidad alarmante.
Que haya todo tipo de conflictos ideológicos, económicos, políticos, hasta
religiosos claro que es natural… Pero en una sociedad humana se resuelven
los conflictos en actitudes “humanas” y jamás la solución la da la violencia y
la falta de respeto de la dignidad humana. Por eso que, Jesús que vino a
salvar a todos los hombres y a todo el hombre, vino a humanizar al género
humano, tiene una palabra clara y bien definida a favor de cada persona
humana. por eso que los conflictos indudablemente son sociales, pero sin
violación o desmedro de una persona humana. Cada ser humano es
absoluto y a nivel fe cristiana está hecho a imagen y semejanza de Dios,
por eso quien quiera resolver los conflictos en la sociedad humana, jamás
tomará el camino de la violencia. Más aún, un fiel discípulo de Jesucristo
atento a su Evangelio en las relaciones humanas va más allá que la simple
ética. Porque las relaciones humanas animadas por la fe en Jesucristo y su
Evangelio no se limitan a un simple respeto de persona a persona, sino que
se abren al amor projimal que tiene un horizonte sin límites a tal punto que
auténtico discípulo de Jesús ha de ser capaz de morir antes que matar.
Los límites de esta homilía no dan posibilidad más que de una simple
presentación del tema que en las próximas iremos desarrollando, de suerte
que quede claro que la solución de todo conflicto no es la actitud de la
violencia, sino la actitud de paz. Porque toda violencia engendra más
violencia, y la paz se conquista con la paz.
En la historia de la misma Iglesia no siempre se entendió en forma
adecuada el plus que aporta el Evangelio a lo simplemente humano. En el
mismo Magisterio de la Iglesia se ha necesitado siglos de profundización del
Evangelio del Señor Jesús para que llegáramos a lo que ya hoy está
definido: jamás la guerra y que el siempre injusto fenómeno de la guerra se
ha de solucionar por la mesa del diálogo que es por donde siempre se ha de
encarar el conflicto para lograr la solución humana y humanizante .
En el lenguaje cristiano no existe la palabra “guerra”; en su lugar,la palabra
cristiana esm“PAZ”. En lugar del axioma de los emperadores romanos “Si
quieres la Paz prepara la Guerra” se contrapone el axioma cristiano. “si
quieres la Paz prepara la Paz”
Miguel Esteban Hesayne