Viernes 30 de Mayo de 2014. Viernes 6ª semana de Pascua
Santoral: Fernando, Juana de Arco
Hechos 18,9-18 Muchos de esta ciudad son pueblo mío
Salmo responsorial: 46 Dios es el rey del mundo.
Juan 16,20-23ª Nadie os quitará vuestra alegría
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis
vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se
convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su
hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al
mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a
veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me
preguntaréis nada."
Pensemos…
En un mundo donde el materialismo, el conformismo y el enfrentamiento son el pan
de cada día es natural que haya mucha tristeza. Son muchas las cosas que nos hacen llorar.
Entonces…
Estamos delante del famoso libro de la Consolación o de la Revelación (Del 17 al 21
de Juan) donde está la despedida, testamento de Jesús, la oración al Padre, la obra
realizada, Todo en un ambiente de tristeza y de expectativa. Tristeza por la despedida
inminente y de expectativa por la llegada de lo ofrecido: el Espíritu Santo. El Consolador.
Bien dice Jesús: la tristeza se convertirá en alegría. En todo ese ambiente hay
tristeza unido al sufrimiento. Recordemos que esas comunidades (Actual Turquía) a las que
escribe Juan son perseguidas y oprimidas. Ellos sabían por boca de los apóstoles que
Jesús en su retorno glorioso, peor entraban en desesperación pues no habían entendido
que ese sufrimiento, necesario, es camino y condición para la perfecta alegría. De ahí la
comparación con el dolor ante el parto.
Un parto que indica que ese sufrimiento causado por las persecuciones pasará en
vivencia de la muerte y resurrección de Jesús. Ese sufrimiento se aliviará con la vuelta de
Jesús. Será como una luz en medio de tantas tinieblas.
Es verdad que hay mucho dolor y sufrimiento, pero solamente quien acepta la
verdad de Jesús que muere y sigue vivo, tendrá la capacidad de dejar a un lado tantas
lágrimas y volverá a sonreír, pues en Dios siempre habrá esperanza y sanación.
La alegría es un don que nunca puede perder un cristiano; nada tendría que
turbarnos tanto como para que perdiéramos esa alegría del alma por la fe que tenemos
Jesús. De todos es conocida aquella anécdota que se cuenta de un santo sacerdote que un
día en el patio del colegio se encontró con un jovencito que tenía muy seria y muy adusta y
al preguntarle qué le pasaba el muchacho le contestó que estaba así porque quería ser
santo; entonces aquel santo sacerdote - se cuenta de san Juan Bosco - le dijo que un santo
triste es un triste santo, que si quería ser santo tenía que ser la persona más alegre del
mundo porque motivos tenía desde su fe en Jesús; un triste santo es el que no llegará
nunca a nada.
Padre Marcelo
@padrerivas
Para la oración con el Santísimo
Bendito y alabado es Jesús sacramentado.
Pongámonos en la presencia de Dios sin miedo, sin evitarlo, en silencio. Déjenlo hablar.
Silencio…
Mirando al Señor porque no te atreves A caminar aunque sea descalzo.
A sonreír aunque no tengas motivos.
A ayudar a otros sin recibir aplausos.
La vida no siempre es simple, siempre habrá algo que nos hace alegrar o entristecer.
Entonces, gracias Dios por no dármelo todo, sino solo lo que necesito.
Silencio…
Hay un actor, que ganó un premio Oscar de la academia Denzel Washintong, quien
cautiva con sus consejos sobre la oración a jóvenes actores. Destacando la importancia de
la oración.
Afirmó: "Oro para que todos ustedes pongan sus zapatos debajo de la cama por la
noche, de manera que para poder alcanzarlos por la mañana se tengan que poner de
rodillas. Y mientras estén ahí den gracias a Dios por su amor su misericordia y
comprensión.
El actor alentó al grupo de estudiantes de la actuación para que usen su talento para
el bien y que nunca se olviden de orar a Dios. "Si comienzas pensando por todas las cosas
que tienes porque agradecer. Será un verdadero día. Un día fácil"
Les invito en silencio a mirar a Cristo y mientras lo hacen, por favor escuchen lo
siguiente: Cuando una persona logra mirarnos realmente, su mirada puede transformar
nuestra vida, y sobre todo quitar de nosotros el sentimiento de soledad.
Una mirada tiene un gran poder, hay miradas “que matan”, miradas que nos
provocan ternura, miradas lujuriosas por las que incluso nos sentimos desnudados, y hay
miradas que logran traspasar nuestro corazón y hacernos sentir que estamos vivos.
Quisiera hablarles de estas últimas. De esas miradas que logran transformarnos, las que le
dan sentido a nuestra existencia.
Estas miradas son de varios tipos. La primer mirada importante es la que tenemos
nosotros mismos sobre nosotros . Cuando en la mañana observamos nuestro rostro en
el espejo, que decimos: ¡Oh, que maravilloso soy!, o, ¡No por Dios, ya cambia estás terrible!
¿ Cómo nos miramos a nosotros mismos? ¿Cómo jueces?, rechazando y midiendo cada una
de nuestras acciones, o quizá sobrevaluándonos, pensando que somos perfectos y no
tenemos ningún error , lo mejor sería aceptarnos tal y como somos, ser auténticos,
reconociendo tanto nuestros aciertos como nuestras limitaciones. Por eso es importante
conocernos a nosotros mismos, es que la capacidad que tenemos de reflexionar, la
ocupamos más seguido y que podamos con nuestros ojos físicos y con
nuestros ojos espirituales mirarnos, pero hacerlo con amor y buscando la verdad.
De esta mirada hacia nuestro interior, tiene que salir también la visión que tenemos
de los demás, es decir una segunda mirada. Dice un dicho que los ojos son el espejo del
alma, así que muchas veces podremos mentirle a nuestros semejantes con nuestras
palabras, pero no con nuestros ojos. ¿Cómo vemos a los demás? ¿qué pensamos de ellos?
¿Los juzgamos? ¿Cuánto realmente los conocemos? ¿Bajo qué lineamientos vemos a los
demás?
A veces se nos olvida que lo que vemos en los demás, es en muchas ocasiones un
reflejo de nosotros mismos, cuando alguien nos cae mal, por algún defecto en muchas
ocasiones es porque este defecto también lo tenemos nosotros. El mandamiento de amar a
los demás como a nosotros mismos, es muy importante, se puede decir que uno va de la
mano del otro, amamos a los demás porque nos amamos a nosotros, porque cuando nos
aceptamos a nosotros mismos, somos más capaces de aceptar a los otros, porque cuando
nos amamos y nos conocemos podemos amar las mismas cualidades en los otros, en lugar
de ver sólo nuestros defectos en los demás. No se les olvide: El poder de una mirada.
Ahora digámosle: Señor, creo en ti, espero en ti y te amo aunque no te
pueda ver.