Martes 03 de Junio de 2014 Martes 7ª semana de Pascua
Santoral: Carlos Luanga, Maximiliano
Hechos 20,17-27 Completo mi carrera, y cumplo el encargo que me dio el Señor
Jesús
Salmo responsorial: 67 Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Juan 17,1-11ª Padre, glorifica a tu Hijo
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, ha llegado la hora, glorifica
a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne,
dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único
Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado
la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo
tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu nombre a los hombres
que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu
palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he
comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido
verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no
ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo
tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el
mundo, mientras yo voy a ti.
Pensemos…
Cristo es el auténtico sacerdote que nos da a conocer su gran amor por todos. Es un
amor que tiene un lugar exacto en la cruz. Verlo allí. Sentirlo allí es una gracia y bendición.
Entonces…
Observemos, en este evangelio, a Jesús despidiéndose, La que podemos llamar
oración sacerdotal. Que se inicia con una realidad. Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo:
Padre, ha llegado la hora. Lugar de la glorificación que se hace desde la pasión, muerte y
resurrección. Interesante porque Jesús ya al final de su misión hace una revisión, dejando
muy claro la presencia del Padre en toda su vida.
Quiere, por encima de todo, que todos sepan que viene del Padre y al Padre va. Él ha
cumplido la misión en sus amigos que les fue entregado. Por eso llama al Padre Abba,
papacito, papi. Y al dejar este mundo, lo hace rezando por todos. Por eso amigos que tiene
que dejar, por ahora, pero que les va a preparar un sitio. Que los va a esperar.
Jesús hace la diferencia de estar en el mundo y no ser mundo. Mucho cuidado con
contaminarse, con perderse, con distraerse, pues lo que importa es la eternidad. Esta vida
en este mundo es pasajera. Llegará un día que se acabará y entonces, seremos llamados a
la eternidad después del juicio final. En esa oración de Jesús hay una honda preocupación
por cada uno de nosotros, quienes deben luchar por mantenerse en su amor y presencia.
Es una oración llena de bondad de Jesús en favor de todos.
Es una oración sacerdotal del pastor que conoce y cuida a sus ovejas.
Es una oración que nos invita a mantenernos en ese camino, verdad y vida que es
Jesús.
Es una oración muy unida entre Jesús y el Padre Dios.
Es una oración que se escribe todos los días como recuerdo y tabla de salvación.
Padre Marcelo
@padrerivas